30.

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Cuando Baelor entró al salón del comedor donde los hijos de la reina y de Visenya desayunaban suspiró mirando a Rhalys que desayunaba entre Aemma y Lyra sin dejar un asiento a su lado como siempre lo hacía.

Daemon lo miró y luego pateó la silla al frente de él dando a entender que estaba vacía y Baelor tomó está sentandose, minutos después uno de los sirvientes dejó un plato frente a él sirviendo lo que solía desayunar.

— Rhalys, ¿podemos hablar? —le susurró y Aemma miró a su hermano mientras la joven de cabellos negros lo ignoraba.— por favor.

— estamos desayunando, Baelor. —habló sin mirarlo y Baelor asintió comiendo los gajos de naranja que habían en su plato mientras guardaba silencio escuchando a Viserys y Aegon que hablaban.—

...

A diferencia de Daemon, Baelor era malo, muy malo mintiendo. Se podía saber simplemente al verlo a los ojos cuando no decía la verdad y ahora la culpa lo estaba matando.

— ¿qué hiciste? —preguntó Daemon al verlo buscar entre los libros algo y este lo observó negando.—

— nada.

— ¿a nada llega Rhaella a tu habitación? —le dijo y Baelor lo miró apresurando el paso hasta el para sujetarlo del cuello.—

Daemon sonrió mirándolo y alzó una ceja.

— para ser nada estar muy nervioso. —le susurró mirándolo a los ojos y Baelor suspiró soltandolo.—

— ¿Tú le has dicho?

— ¿a Rhalys? Quisiera, en verdad pero no soy un alma pura para decir cosas que quizás yo hago también.

— Rhaella ha insistido, dice cosas y yo... —habló y miró a Rhalys entrar en la habitación observandolo.—

— ¿tú qué Baelor? —le dijo y Daemon hizo una mueca haciendo una reverecia a Rhalys y salió de la biblioteca.—  ¿qué has hecho, Baelor?

Baelor negó acercándose a ella pero en el momento que estuvo cerca Rhalys golpeó su mejilla.

— ¿Te la has cogido? ¡En mi propia habitación!

Baelor suspiró sintiendo el ardor en su mejilla y la miró a los ojos negando.

— no, no, no hice nada con ella. Ella ha insistido todos estos días pero no ha pasado nada.

— ¿entra a nuestra habitación por las noches y me dices que no ha pasado nada?

— eso era lo que quería hablar contigo, por eso quería ir a Driftmark contigo pero no me has dejado.

— ¿Es mi culpa ahora?

— no, no te estoy culpando. Solo deseo estar cerca de ti y tú no me dejas.

— ¡No puedo darte un hijo, Baelor!

— no te lo estoy exigiendo, Rhalys. —le dijo mirandola y suspiró.— no te estoy pidiendo un hijo, ¿bien? Solo te quiero a ti, se la larga lista de esposas de nuestros antepasados que han muerto por un hijo, no quiero que tú estes en esa. Si los dioses no nos dan un hijo pues a la mierda los dioses.

Rhalys lo miró y suspiró negando.

— no sabes lo que dices, dices eso por qué estabas buscando un hijo por otro lado, eres un hombre es eso lo que los hombres hacen, si una mujer no les sirve para tener herederos, las matan y buscan a otra que si puedan.

— no es lo que estoy buscando, no estoy buscando nada. Rhaella a venido un par de veces y todas han sido rechazos, por favor. Deseaba decírtelo pero no sabía si era buena idea.

Rhalys lo miró y suspiró sintiendo su quijada temblar para así acercarse a Baelor abrazándolo mientras esté hacia lo mismo dejando un par de besos sobre su cabello.

— te prometo que jamás habrá una mujer en mi vida que no seas tú.

La madrugada, Rhaella y Baelor.

Cuando la puerta se abrió dejando ver a Rhaella en medio de la noche, Baelor encendió una de las velas suspirando.

— te he dicho que no puedes venir, ¿cómo es que el guardia te ha dejado pasar?

— un par de monedas.

— vete, ahora. —le dijo señalando la puerta y tomó la camiseta colocandola.— ya.

— solo tienes que hacer una cosa sencilla, nada mas. Te he dicho que no deseo quitarle el trono a nadie, pero debes asegurar tu descendencia para un futuro.

— buscas algo a tu beneficio que no vas a tener, no voy a darte un hijo, Rhaella.

— Rhalys no puede darte uno, te daré uno y lo dejaré contigo

— no, vete o llamaré a los capa negra. —le dijo alejandose cuando se acercó y suspiró al sentirla tocarlo.—

Quizás Baelor la habría empujado o algo no era así, no tenía esas costumbres de hacer.

Puso sus manos en sus hombros y la alejó, no le gustaba que lo tocaran y ahora Rhaella estaba muy metida en su zona.

— vete y olvida esto que intentas.

Cuando Rhaella quitó su vestido quedando desnuda frente a él miró hacia otro lado negando mientras trataba de evitarla.

Pero una vez más la pelinegro lo tocó sin su permiso haciendo que se irritara casi de inmediato al toque que le estaba dando, cuando la empujó Rhaella lo rasguño sin querer y suspiró.

— vete o voy a matarte ahora mismo, no me tientes Rhaella.

— eres un hombre, ¿Te gustan los hombres?

— no te daré ninguna explicación de mis gustos, estoy casado y no deseo estar contigo.

Rhaella sonrió caminando hacia la cama y se acostó en esta miéntras Baelor suspiraba.

— le diré a tu esposa.

— ¿qué cosa?

— que estuviste conmigo aquí. —le dijo mientras se cubría con las sábanas y Baelor suspiró negando.—

— eso no es cierto y lo sabes.

— ella no sabrá eso.

— largo, ¡Ahora! —le gritó y Rhaella sonrió levantandose de la cama para así tomar su vestido colocandolo de nuevo mientras miraba a Baelor a los ojos queriendo dejar un beso en sus labios pero Baelor se movió evitando esto.—

— nos veremos luego, sobrino.

Cuando salió de la habitación suspiró tirando de las sábanas quitándolas antes de lanzar estás al fuego, busco entre los baúles y colocó una nueva para poder volver a dormir antes del amanecer.

...


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𝐋𝐀 𝐃𝐀𝐍𝐙𝐀 #2: 𝐄𝐒𝐂𝐀𝐌𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora