— no me casaré con ella, madre. —se escuchó la voz del niño que estaba de pie frente a la mesa donde Rhaella escribía algo.— deberías dejarla que se vaya ya.
Rhaella lo miró y rió de manera irónica aquello.
— No me importa lo que desees, estoy asegurando tu vida, Aegar.
— He estado viendo los mapas, podríamos irnos, tomar todo lo que valga e irnos lejos de aquí.
— ¿Y olvidar tu derecho?
— ¿¡Cuál derecho!? —gritó con los ojos llenos de lágrimas y suspiró casando.— ¿Cuál derecho, madre?
— eres un targaryen, es tu.. —no la dejó terminar.—
— soy un fuegoscuro, ese es el apellido que debo de llevar, ¡soy un bastardo! Los hijos ilegítimos de la princesa Saera llevaban ese apellido, ese es mi apellido.
Rhaella se levantó de la mesa apresurandose a él para abofetearlo haciéndolo que se sujetara la mejilla con la furia en sus ojos mientras miraba a su madre.
— ¡he sacrificado todo por ti! ¡He dejado a mi hija por ti! Para protegerte
— ¡Yo no lo pedí! ¡Todo esto es por qué tú lo desea, no yo!
Rhaella lo sujetó de los hombros moviendolo con fuerza para así hacer que la mirará.
— tu padre Baelor te amara como suyo por qué eres el único.
— ¡El principe Baelor me odia! Saera me lo ha dicho. El pidió mi cabeza. —sollozo bajo mientras se quejaba tratando de hablar por el llanto que se acumulaba en su pecho.— ¡Tú lo dañaste par obtenerme! ¡Lo violaste! —le gritó y Rhaella estampó su mano sin medir su fuerza contra su mejilla haciéndolo que cayera contra la cama golpeándose en esta mientras lloraba cuando no pudo aguntarse más.— ¡Yo no voy a violar a Saera! —se movió de manera torpe por el golpe sentandose en el suelo y la línea de sangre se deslizó por su ceja hasta caer por su mejilla.— ¡yo no me quiero casar con ella!
— eso es lo que harás, ¿Me oíste? Si no te casas con ella voy a dejar que cada hombre con una verga la viole hasta que me dé un niño igual a ella, luego cortaré su cabeza y se la enviaré a su padre, te culparé a ti de ese acto y solo los dioses sabrán lo que ellos te harán. —dijo entre dientes sujetandolo del cabello y Aegar jadeo llorando.— Eres tan parecido a tu padre que no puedo negar que no eres suyo aunque quiera, tan débil y empático con todos.
Aegar lloró del dolor de su ceja y por lo que su madre le decía, hasta hacía un día creía que lo amaba como decía.
— Así que si deseas salvar o mantener viva a esa niña, te casarás con ella y le harás como quieras para que tenga un niño. —presionó su cabello y Aegar la miró con uno de sus ojos rojos dónde se había regado la sangre del golpe.— si te tengo que obligar a meter tu verga en ella pues así le hacemos.
— Por eso Viserialy te desprecia, por eso prefirió a la reina Visenya antes que a ti. —mencionó y Rhaella lo miró soltandolo, ella no le había dicho nada sobre Viserialy pero sabía quién habría podido ser; baela.— Mi hermana prefiero a otra mujer antes que su madre por qué eres un monstruo, te odio y no hare lo que me pides.
Rhaella sujetó uno de los cuchillos que habían en la mesa y suspiró mientras Aegar se levantaba observandola salir.
— no, ¿qué vas hacer? —preguntó preocupado y la siguió mirándola subir las escaleras hacia donde estaba la habitación de Saera y baela.— ¡no, madre!
El guardia abrió la puerta dejando ver a Saera que dormía abrazada a Baela y Aegar entro tratando de sujetarla mientras está lo empujó de nuevo tirandolo al suelo y Baela se levantó colocandose frente a Saera que gritó.
— sujeten a Baela! —gritó y un par de soldados entraron apartando a Baela de saera.—
— ¡No! ¡Déjala! ¡Hazme lo que desees a mi, deja a Saera! —gritó Baela cuando fue arrastrada y Rhaella sujetó a la niña de los cabellos colocando la daga en su cuello para arrastrarla bajandola de la cama.—
— mamá, por favor. —mencionó Aegar negando y levantó las manos.— ¡Te juro que haré lo que me pidas! ¡Por favor! —le gritó entre lágrimas y Saera lloró mientras escuchaba los gritos.—
Quizás el miedo la había envuelto al ver a Aegar herido, si Rhaella le había hecho eso a su propio hijo que le esperaba a ella.
— ¡No estoy jugando, Aegar! —le gritó y sujetó el cabello de Saera para cortarlo o intentar hacerlo con la daga que lo corto de manera torpe dejándolo arriba de su orejas.— ¡La próxima vez será una oreja o su cuello!
Aegar negó al ver a su madre cortar el cabello de la niña que lloraba ante la crueldad y negó repetidas veces moviendo las manos en busca de ayudar a Saera.
Cuando Saera cayó en el suelo entre el llanto Baela fue liberada y corrió hacia Saera abrazandola mientras está lloraba. Aegar fue arrastrado por un guardia fuera de la habitación siguiendo a Rhaella.
— está bien, está bien. —mencionó Baela abrazando a la niña que lloraba y dejó un par de besos sobre su mejilla mirando el cabello en el suelo, Saera tenía una cabellera que seguro muchos envidiaban. Largos y lacios cabellos platinados que llegaban hasta debajo de su cintura, ahora estaba en el suelo y ella estaba aterrada de aquello.—
Aegar Fuegoscuro, bastardo y primogénito del principe Baelor Targaryen. Descrito como un adolescente de cabellos oro platinado, ojos verdes y una piel pálida. Parecido al príncipe Baelor en su niñez, Aegar no es ajeno a lo que su padre era, temperamento tranquilo y sin hambre de poder, no se nombra así heredero por qué sabe que no lo es, su mente sabe que lo más posible es que será decapitado por la reina Visenya una vez que lo encuentre y está en paz con eso.
Mencionando aquí a los fuegoscuro, sabemos que está rama viene de Aegon, hijo de Viserys II, pero aquí la rama viene de la princesa Saera, hija de Jaehaerys I. Fueron nombrados así por qué eran herederos de los señores del fuego y del pasado "oscuro" de su progenitora, cuando el rey Jaehaerys se quedó sin herederos tres hijos de Saera se presentaron a reclamar su derecho pero fueron ejecutados por órdenes de Viserys I, los demás se quedaron en las ciudades libres ignorando el hecho de su sangre, con el tiempo se hicieron de riquezas pero jamás pensaron en ir más allá a reclamar algo, el último de la sangre de Saera I, es un comandante de la compañía dorada: Aegor.