35.

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Tres días antes de la boda.

Mi príncipe. —murmuró Thadeuss al entrar en la habitación donde Daemon estaba con Lyra y los niños, este tenía a Maegor sobre su pecho mientras Lyra jugaba con Saera que estaba acostada entre sus oienras.— Xiaor ha enviado una carta para usted.

Daemon asintió extendiendo la mano y sujetó el pergamino mientras quitaba el sello leyendo esta con atención y suspiró sujetando a Maegor para sentarse mejor en el sillón mientras suspiraba.

Cuando Lyra vio la quijada tensada de Daemon supo que algo en la carta lo había enfadado así que se la arrebató leyendo esta para así soltar un sonido de desagrado, como una queja mientras se levantaba con la niña en brazos.

— ese hijo de puta debe morir, Daemon. —mencionó Lyra mientras arrullaba a Saera y miraba Daemon que solo estaba allí quieto viendo a Maegor en sus brazos.— si no lo haces tú yo misma iré a Winterfell y le sacaré los ojos.

— Mi madre me lo ha negado.

— tonterías, ese hombre va a matarla. ve a Winterfell y matalo, es la madre de tu hijo a la que han golpeado casi al borde de la muerte Daemon, ¡Hazlo! —le gritó y Maegor lloró mientras Lyra suspiraba dejando a Saera a un lado de Aerrya que dormía entre las cobijas en el suelo y sujetó al niño entre sus brazos dejando un par de besos sobre su mejilla arrullandolo.— tranquilo, mi bebé. —susurró.—

....

Cuando Daemon informó aquello a su madre supo que está haría algo, no solo arya había sido casi golpeada hasta la muerte. Xiaor se preocupaba por el ejército que había visto moverse y sabía que se aproximaban a Winterfell.

— ¿estas bien? —murmuró al verla quejarse del dolor en su vientre y Visenya asintió.—

— debes hacer algo por mi, hijo mío.

— dime, madre.

— El ejército, haz que marché hacia Winterfell está misma noche. Todos, prepara a los dragones y dile a Baelor que debe ir está vez con nosotros.

— ¿a dónde madre? —preguntó Daemon mientras observaba a su madre.—

— tengo un mal presentimiento, debemos ir a Winterfell.

— la reina ha negado eso.

— haré que me coronen antes y tomaré las decisiones por mi, la reina Rhaenyra es mi madre pero yo no dejaré que maten a otro de mis hijos. —dijo Visenya y Daemon asintió.—

— haré lo que ordenas.

Visenya asintió y Daemon se despidió de ella y Rhaenyra antes de salir de la habitación..

📍 WINTERFELL.
— DÍA DE LA BODA.

Aunque Daemon había jurado no volver a tocar aquella tierras ahí estaba de nuevo, por su hermano, su padre y la mujer que le había dado a su primogénito. Tomaría cualquier vida que quisiera para proteger a su sangre y no importaba nada más.

Ahora entendía el apodo que Xyraxes tenía; la sombra.

Cuando lo vio desaparecer entre las nubes negras se quedó a kilómetros como se les habia pedido sobrevolando junto a Moon y Caníbal que estaba ansioso por ir y atacar.

Observó el campamento que se veía y el fuego que se levantaba dónde se quemaban por la lucha que se armaba y cuando el fuego apareció en una línea del cielo parecía que estaba lloviendo aquello, entre las llamas Xyraxes apareció rugiendo y aquella fue la señal que hizo que los dragones siguieran.

Los soldados targaryen habían llegado hora antes pero se retenían esperando a su comandante así que cuando Arryx rugió con Aemond en su lomo la lucha empezó contra el ejército rebelde que buscaba entrar en Winterfell.

Cada que los dragones van a la guerra todo arde, y así fue. La nieve desapareció del suelo y lo único que quedaba era la marca del fuego que pasaba, había gente dentro lo sabía.

...

Corrió por el patio subiendo las escaleras y luchó contra los hombres que buscaban atacarlo mientras veía a Moon sobrevolar el castillo junto a rayxaz que seguía a Xyraxes ahora que su jinete había bajado.

Daemon había heredaron fuerza y destreza para luchar, moldeado por Visenya, Aemond y el rey Daemon por años hasta que se había vuelto perfecto en aquello.

Sujetó la lanza y lanzó está con fuerza atravesando al hombre que luchaba contra ser Reign en la puerta para así abrir esta mirando a Xer que gruñía a la puerta protegiendo a Kear detrás de él y a Arya que estaba en la cama con la daga en la mano, muy débil para luchar pero lo haría su fuera necesario.

— Daemon. —murmuró Arya y Daemon dejó la espada caminando hacia donde estaba para así abrazarla con cuidado dejando un beso en su cabello.—

— ¿estás bien? —habló mirándola y sintió la sangre hervirle al verla de aquella forma, quería una cabeza y buscaría obtener está sabiendo de quién sería.—

— Luka está en peligro, búscalo. —habló y Kear se acercó ayudándole a ponerse de pie.—

— yo me quedaré con ella, él lobo la cuidará junto conmigo. —dijo y Daemon asintió tomando su espada para salir de allí rumbo al salón principal donde debía estar su hermano pero su madre ya estaba ahí.—

...

después de la boda, al amanecer.

Daemon se había quedado allí en la habitación de Arya junto a Aemma que estaba sentada en un sofá dormida, había insistido con estar ahí hasta que el efecto de la leche de amapola pasará y saber que Arya si estaba bien.

Un lobo y dos drgsones en una habitación por la Stark no era fácil de pasar, ni siquiera Ronal se había aparecido por ahí. En cambio de había marchado a Bosquespeso con la excusa de saber de su familia.

— Daemon... —se escuchó en un susurró y Daemon levantó la vista de dónde leía mirando a Arya que estaba en la cama observandolo.— es otro sueño, ¿no? —mencionó y Daemon dejó el libro en la mesa inclinándose hacia arya mientras dejaba su dedo sobre uno de los moretones de su brazo y presionó este con cuidado haciéndola quejarse.—

— ¿los sueños se sienten tan reales? —le susurró y arya sonrió negando.—

— no tanto, hueles a dragon. —susurró y Daemon asintió sujetando su mano para así llevarla hasta sus labios dejando un beso en el dorso de esta.—

— estoy aquí contigo, cachorra. —le dijo y arya quiso reírse pero se quejó cuando las costillas le dolieron.— ¿quién te ha hecho esto? —preguntó como si no supiera y Arya negó.—

— no debes buscar problemas, no por mi.

— eres la madre de mi hijo, voy a protegerte siempre.

Arya sonrió ligeramente pero pronto aquello se volvió en un quejido que vino acompañado por un par de lágrimas mientras sujetaba mejor la mano de Daemon, aquellas palabras sabían que era el perdón que necesitaba y que la hacía sentir mejor, con fuerza.

— lo siento tanto, Daemon.

— no pasa nada, Arya. —susurró y la abrazó con cuidado dejando un beso en su mejilla y Arya sollozó negando.—

Daemon se quedó ahí pasando su mano por su cabello mientras la escuchaba llorar, quizás él había llorado lo suficiente antes que ahora podía escuchar solamente.

𝐋𝐀 𝐃𝐀𝐍𝐙𝐀 #2: 𝐄𝐒𝐂𝐀𝐌𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora