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Coger era una cosa que cualquiera hacia, cientos cogían para mantener su linaje, con ganas o no. Pero coger con ganas siempre era mejor, siempre era más placentero.

...

El rostro de arya estaba pegado contra la cama mientras se sujetaba de esta misma con los ojos cerrados y con su boca ocupada en apretar el chaleco de Daemon que mordía evitando hacer algún ruido. Quizás no la escucharían pero de todas formas no se arriesgaría.

Suficiente ruido era el que Daemon hacia cada que su pelvis golpeaba su trasero en cada embestida, debería estar llorando por su difunto esposo pero lloraba de placer ahora, lo cual era mejor.

Cuando Daemon se acomodó mejor poniendo su mano sobre su cabeza pegándola mejor a la cama arya trató de mover su cuerpo pero el peliblanco era pesado, pero no era por qué quisiera que se detuviera si no que el placer la hacía temblar.

— shh. —susurró Daemon mientras pasaba su mano libre por el trasero de arya y apretó este para así bajar de la cama sujetando su cadera para arrastrarla hasta la orilla de la cama apretando su cintura para entrar una vez más en ella.—

La fogata se había apagado a la madrugada y el frío no había tocado sus cuerpos aún, la espalda de Arya estaba cubierta de sudor haciendo que el cabello negro que Daemon tanto adoraba se pegara a este. El sudor se deslizaba por el abdomen de Daemon al igual que por su rostro.

...

Arya sonreía ante aquello, no había mantenido relaciones desde el día de su matrimonio aquella vez con Ronal en la cual había deseado morirse, luego del nacimiento de Maegor se había encerrado ella misma sin dejar que Ronal la tocará. Aunque bebía té de luna por qué sabía que ronal se podría atrever a algo.

Cuando volvió al medio de la cama abrió sus piernas mirando a Daemon meterse entre estás y jadeo observandolo está vez a los ojos mientras jadeaba sintiendo sus piernas abrirse aún más cuando las estocadas de Daemon fueron más fuertes haciéndola gemir tratando de callarse lo cual se logró cuando el peliblanco besó sus labios haciendo que callara sus gemidos.

Arya mentía si decía que no deseaba esto, lo deseaba desde siempre. Desde antes de que Daemon se diera cuenta de su atracción por ella, solía mirarlo por horas entrenar y sentía escalofríos del solo hecho de verlo.

Quería sentirlo de cualquier modo y aunque Sara se había adelantado aquella vez ella habría hecho lo posible para poder tenerlo.

Lo abrazó cuando Daemon besó su cuello y jadeo bajo sonriendo de manera victoriosa, si de haber sabido que esto era lo que le esperaba el día que Ronal muriera lo hubiese matado desde antes.

— hazlo dentro. —dijo apretando el cuerpo de Daemon contra ella con sus piernas y el contrario la miró negando.—

— ahora eres viuda, deberás dar explicaciones. —susurró suspirando mientras tensaba su mandíbula tratando de quitar el agarre de sus piernas palmeando una de esta.—

— ojalá los dioses me bendigan pariendo otro hijo tuyo. —susurró y Daemon sonrió mirándola mientras negaba divertido.—

— no, debes pensar las cosas... —mencionó mientras sentía el tirón de Arya que se movió para así quedar sobre él y este suspiró mientras la joven sujetaba sus manos entrelanzando sus dedos con los suyos para así sujetarlos sobre su cabeza mientras se movía mirándolo a los ojos.— Arya... —jadeo su nombre mirandola a los ojos y Arya sonrió jadeando al sentir la calidez de Daemon de nuevo en su interior.—

— sí, así. —le susurró besando sus labios y llevó las manos del contrario hasta su cintura mientras esté la acariciaba dejando que está se moviera sobre él con lentitud.—

𝐋𝐀 𝐃𝐀𝐍𝐙𝐀 #2: 𝐄𝐒𝐂𝐀𝐌𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora