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— si te duele me dices. —susurró Arya mientras limpiaba la herida del brazo de Rhaenys que estaba sentada de igual forma en una silla a un lado de su madre, al igual que Daemon estaba magullada por todos lados por la caída.—

Tenía una mejilla mojada, los brazos, las piernas, y un corte que se había hecho con la armadura del propio Daemon al chocar contra esta.

— padre, ¿a tu te duele? —le murmuró a Daemon que estaba sentando a unos metros de ella con Visenya entre sus brazos que se mantenía despierta. —

Arya había dado en su mayoría niñas de cabello negro, Aerys y Rhaenys. Viserra era platinada y Visenya también, aunque la última no tenía ni una pizca Stark como los anteriores. Los ojos violetas habían sido heredados también a su última hija.

— sí. —sonrió ligeramente levantándose para caminar hasta la silla a un lado de Rhaenys que se quedaba quita cerrando los ojos por ratos al sentir el ardor dónde Arya la limpiaba.— tu madre igual me cura, no es la primera vez que lo hace, ¿sabías?

— ¿sí?

— si, hace años en Winterfell también estuve herido y ella me curó muchas veces, es buena, tiene manos ligeras. —susurró para dejar un beso en la mejilla de la niña que sonrió mirando a arya que vendaba la herida de nuevo.—

— extraño a Saera, ella me llevaba a todos lados y ahora no se dónde está. —mencionó de manera triste y Arya la abrazo con cuidado para sentarla en sus piernas.— ¿vas a traer a Saera de vuelta?

Arya miró a Daemon que sonrió sin muchas ganas y asintió.

— sí, traeré a tu hermana de vuelta pronto. —le murmuró acariciando su cabello con una de sus manos y Rhaenys sonrió ligeramente.—

— eres un buen hombre, papá. —dijo.—

Arya la sujetó mejor dejando un par de besos en su cabello para así levantarla con cuidado caminando hacia la cama para acostarse con ella en esta.

— debes dormir un poco más, estos días no lo has estado haciendo.

— el castillo es tenebroso, aparte no puedo dormir sola. Aerrya no desea dormir conmigo y Aerys dice que ella no puedo dormir con nadie más. —mencionó jugando con un mechón de cabello de su madre y Arya negó.— y Viserra duerme mal.

— puedes dormir conmigo ahora ya, Visenya duerme en su cuna así que puedes quedarte conmigo y tu padre.

— ¿sí? —sonrió ligeramente y arya asintió.—

— si, ahora no hay más de que cuidarme así que no importa si duermes sobre mi. —le sonrió dejando un par de besos en su mejilla y la cubrió mejor después de quitar sus zapatos.—

Daemon dejó a la niña en la cuna y se acostó a un lado de Arya para así pasar su brazo por debajo de la cabeza de la mujer que se recostó sin soltar a Rhaenys hasta que se durmió.

Daemon pasaba su mano por el cabello de Arya mientras está se mantenía en silencio, quizás el último embarazo los había separado un poco y es que había ocasiones en la que Arya no soportaba el olor a dragón que Daemon casi siempre tenía y este prefería evitarla para no molestarla.

— te extraño. —susurró Daemon pasando su nariz por el cabello de arya y dejó un beso sobre este mientras la abrazaba y está se recostó mejor sobre su pecho.—

— Lo sé. —respondió pasando su mano por la de Daemon y entrelazó sus dedos con los suyos.—

Habían sido siete años luego de Cregan y Rhaenys en los que Arya, Daemon y Lyra eran solamente un equipo. Entrenaban, volaban y tenían sexo todo el tiempo. Eran padres, claro era pero por siete años habían sido ellos solamente después de los embarazos de arya y Lyra hasta que Arya había quedado encinta de nuevo.

𝐋𝐀 𝐃𝐀𝐍𝐙𝐀 #2: 𝐄𝐒𝐂𝐀𝐌𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora