capitulo 14 - parte 1.

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Cuento aproximadamente hasta 100, me muerdo las uñas, me amarro el cabello y me abrazo a mi misma mientras a lo lejos lo observo sentado a la orilla del mar, al borde de la arena, con los pies hundidos en está hasta los tobillos y con la mirada fija en la luna que comienza a observarse.

Se que Charles sigue a mis espaldas, cruzado tal vez de brazos o tal vez ya haya entrado para ver a Anne.

No lo sé.

Vuelvo a repetir la cuenta en mi cabeza, empezando nuevamente desde cero y cuento llego al numero 43 me armo de valor y comienzo a caminar.

No hay rastro de Lorenzo, ni de Vania mucho menos de Anne.

Así que hecha un manojo de nervios, con el corazón latiendome fuertemente y con las manos sudando camino tomándome nuevamente mi tiempo hasta que llegó a unos metros detrás de donde Carlos está sentado.

Mi corazón se acelera de tal manera que soy capaz de escucharlo latir en mis oídos.  Las manos me siguen hormigueando y no soy capaz de decir ninguna palabra cuando me siento a su lado.

El silencio que se crea solo es roto por las olas del mar que truenan en la orilla, por el soplido del viento que alborota la naturaleza y a la vez alborota mi cabello mientras me hace estremecer.

"He estado pensando estos días". Sus palabras provocan que desvie mi mirada a observarlo. "Sobre todo lo que ha sucedido".

Trago saliva, y con miedo elevo mi vista a su rostro. Observó su mandíbula marcada, sus encrespadas pestañas, su nariz tan madura y su cabello alborotado que ha dejado crecer últimamente.

Las manos me hormiguean y mi corazón da un vuelco cuando mi alma reconoce al hombre que tengo sentado a mi lado. Sin embargo, algo no se siente igual, algo es distinto, algo ha cambiado en mí.

"Y me he preguntado al menos cien veces... si me lo ibas a decir algun dia".

Su susurro provoca que el arrepentimiento se instale en mi pecho, provoca que mis miedos resurjan, que mi tormento aumente.

"Quise decírtelo...". Me obligo a tragar el nudo que tengo en mi garganta, y también a que mi voz no se rompa. "Pero nunca supe como".

"¿Nunca supiste como?". Bufa.

Su mandíbula se aprieta y bajo la mirada a mis pies que están llenos de arena tratando de parpadear un poco más rápido para evitar las lágrimas.

"Nunca quise hacerlo". Digo con honestidad.

Sus dientes puedo casi jurar que los escucho rechinar, sus ojos se oscurecen y sus músculos se tensan cuando posa su vista nuevamente en mí con una mirada que me da a entender que no puede creer lo que le acabo de decir.

"Después de lo que sucedió con Kimberly me juré a mi misma que jamás lo ibas a saber". Mis ojos derraman las primeras lágrimas y muerdo mi labio inferior con tanta fuerza que pronto me duele. "Estaba tan enojada contigo... con todos, que juré que ella jamás tendría que volver a ver conmigo".

"Yo te busqué Lea". Puedo escuchar la decepción en su voz, la tormenta por mis palabras y sus ojos me confirman mis ideas cuando veo lo rojizos que están. "Te busqué por todas partes, te busqué tanto que me dolía el pecho cada vez que iba a un lugar nuevo y no había rastro de ti".

La idea de Carlos Sainz buscándome me pone la piel de gallina, provoca que el estómago se me revuelva y que me den ganas de vomitar.

"Tienes que entender que... cuando yo me fui era lo mejor".

"¿Entender?". Vuelve a bufar. Sacude la cabeza y dirige su mirada al océano por unos segundos para después volverla a posar en mi. "¿Ya lo sabías?".

TWO GHOSTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora