TWO GHOSTS

capítulo 27.

dedicado para @Sixteen_dream esto es para ti Nadia, feliz cumpleañooooos 💗

CHARLES POV.

31/Octubre/2021
Ciudad de México, México.

Nunca había estado tan enganchado con una persona que estuviera comprometida con otra.

Nunca había anhelado tanto a alguien o algo como anhelaba yo a Amelia.

Sus ojos verdes coquetos y su cabello ondulado cada que la veía llegar de la mano con Carlos al paddock solo provocaban que emociones de las que no tenía yo el control salieran a flote y fuera casi casi imposible retener, así que cuando se escabullía del box de McLaren para entrar al mio de Ferrari era imposible que no le suplicara para que se quedara a observar al menos una práctica desde mi garaje. Apoyándome a mi, solamente a mi.

Me encantaba verla en las repeticiones de la transmisión que llegaba a observar a mi cuarto de hotel, me gustaba como sus ojos se dirigían a la cámara y sonreía con orgullo mostrando su apoyo por el equipo italiano.

Recordaba con exactitud la primera vez que la vi, la primera vez que hablamos, recordaba nuestra primera salida en grupo, el montón de risas y miradas chistosas que me ofrecía, recordaba absolutamente todo.

Recordaba lo bueno y también recordaba lo malo.

Así que era obvio que recordaba con exactitud lo que sentí cuando la vi romperse frente a mi, la vi cuando se aferraba con desespero a mis brazos cuando logramos perdernos entre las calles de Madrid, cuando deje atrás la casa de los Sainz y tuve el valor de observar cómo estaba después de que descubrió que Carlos tenía un hijo con su hermana.

Podía sentir su dolor, podía ver lo mucho que le dolía que Carlos la hubiera traicionado de esa manera y cuando dudo en tener a Anne ella sola fue que el terror me invadió a mi también.

Había aceptado de inmediato el quedarse conmigo en el pequeño loft que rentaba en Italia en lo que terminaba lo pendiente de su trabajo y en lo que resolvía el "papeleo" como ella le decía.

Pero esa tarde cuando regresé del GP de Mónaco, del GP de mi casa y la vi con las pocas pertenencias que tenía ahí el pánico me invadió. Sus ojos seguían hinchados supongo que por el nuevo llanto que la había invadido ese día antes de que yo llegara y cuando vi la pantalla encendida supe de inmediato que había visto la primera aparición de Carlos en público con su hijo porque ese día era lo que mas se comentaba en el paddock.

Después de eso lo único que recuerdo es un vago:

—Me mudare a Usa...

—Me desare de esto y nos veremos después.

¿Me desare de esto? ¿Me mudaré?

Recuerdo el miedo en sus ojos, el terror y los sollozos que dio cuando la aferré a mi, cuando le suplique que lo pensara mejor, y cuando le pedí que se mudara conmigo a Mónaco pude ver un poco de esperanza en sus ojos.

No sabía si por estar conmigo, por mi compañía o simplemente por el hecho de no sentirse sola.

Pero cuando aceptó cuando me dijo que sí quería mudarse conmigo de país el aire regresó con tranquilidad a mis pulmones.

No duramos más de dos días en Italia, tomé sus maletas junto con las mías y tan rápido como llegó el vistajet a Maranello aterrizamos en MonteCarlo.

Podría sonar egoísta pero los siguientes meses que transcurrieron habían sido de lo mejor que me ha pasado, conocí a Amelia de una manera diferente, la veía cuando llegaba de los Grandes Premios trabajar en silencio cerca de la ventana que daba al principado, prendía inciensos de lavanda, entreabria la ventana y se movía de un lado a otro descalza, tarareaba canciones mientras trazaba planos a mano y se colocaba sus finos anteojos cuando comenzaba a trabajar en su computadora.