TWO GHOSTS

capitulo 25.

CARLOS POV.

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Las manos me tiemblan un poco aun cuando entro en la última vuelta, cuando los gritos en la radio se hacen presentes, cuando los mecánicos murmuran lo orgullosos que están de mi y cuando mi corazón late con fuerza es cuando me doy cuenta de que en verdad he cruzado la línea de meta yo primero.

El color rojo de Ferrari resalta cuando pongo de pie sobre el monoplaza y celebro mi victoria, estoy a punto de saltar para acercarme a mi equipo cuando la veo.

Observó a Lea sonreirme despreocupadamente en mí dirección cuando me bajo del auto aún eufórico. Su sonrisa es enorme y siento mi corazón martillear cuando observó como los mecánicos se hacen a un lado para dejar que ella camine hacia mi hasta la valla que nos separa.

Apenas y alcanzo a dejar mi casco sobre el lugar que me corresponde para volver a girarme hacia ella cuando ya la tengo rodeando mi cuello con sus brazos.

Una sonrisa se instala en mi boca y siento mi corazón amenazar con salirse de mi pecho cuando sus ojos verdes me miran fijamente.

—Lea... —susurro sin aliento.

—Felicidades amor...

Su felicitación provoca que se me erice el vello, que mis emociones salgan a flote y sobre todo que la felicidad invada todo mi ser.

Mis manos se aferran a su cintura y sonrió poco a poco cuando sus manos suaves toman mi rostro. No le importa ni por un segundo que esté empapado de sudor por esta carrera tan exigente, acaricia mi rostro y contempla este por segundos que se me hacen una eternidad.

Escucho mi nombre ser entonado por la multitud, el color rojo de las bengalas comienza a ser más intenso amenazando con pintar el cielo que es estrellado, soy consciente del bullicio de los presentes, de la euforia que hay detrás de mi traspasando la valla.

Pero siendo sincero no puedo centrarme en otra cosa ahora mismo más que en Lea.

Mi Lea.

Sus brazos siguen aferrados a mí, su boca sigue con esa linda sonrisa extendida y me siento en el cielo cuando acaricia su nariz con la mía.

No tengo intenciones algunas de dejarla ir.

No cuando siento que he anhelado esto hace demasiado tiempo.

No cuando quiero pellizcarme para ver si estoy soñando.

—Lea... —su nombre sale con dificultad de mis labios.

Sus ojos brillan así que con cuidado y atención observo sus ojos verdosos.

Me tomo todo el tiempo del mundo en analizar estos, detalladamente me fijo en el brillo de sus iris verdosas y siento mi corazón bombear con fuerza cuando recuerdo lo mucho que me gustan sus ojos y del cómo se siente una eternidad que no los observaba así de cerca, tanto que puedo volver a jurar que no hay ninguna imperfección en estos porque su color verdoso predomina con fuerza como si fuera un par de lindas esmeraldas, analizo sus lindas pecas, sus labios rosados, esos lindos hoyuelos que tiene en sus mejillas, lo bonitos que son sus dientes, sus encrespadas pestañas.

Absolutamente todo me detengo a analizar.

Sus ojos se entrecierran y una mueca de diversión aparece en su boca seguramente al ver que no digo nada.

—Estás aquí Lea... —vuelvo a hablar.

La rubia me observa con confusión, rueda los ojos con obviedad y con tranquilidad deja un beso en mi mejilla que me hace pestañear. Mi mejilla hormiguea bajo sus labios y puedo sentir los cientos de flashes disparar sobre nosotros.