capítulo 32.

1K 104 17
                                    







26/Noviembre/2021.
Monte-Carlo, Mónaco.

A solo dos fechas para que se termine el campeonato mundial de la máxima categoría del automovilismo, Ana Sainz ha decidido que nada puede opacar el anuncio de su compromiso.

Y en una semana completa llena de estrés, de peleas a medias, y de oraciones cortas estoy lista para todo menos para decirle a Charles Leclerc o más bien para pedirle que volemos a Madrid. A la fiesta de compromiso de mi mejor amiga.

Donde voy a ser dama de honor.

Me pasó una mano por la cara algo frustrada y dejó a un lado el lápiz de mi ipad antes de marcar del teléfono de la oficina el número que me sé de memoria.

Suena unas 4 veces antes de mandarme directo a buzón y trato de reprimir la palabrota que amenaza de salir de mi boca cuando vuelvo a marcar y hace lo mismo, rendida marcó uno de los otros números que al igual que el de Charles me se de memoria.

El cielo monegasco comienza a teñirse de gris y estoy segura de que no tarda nada en llover.

Tres timbres son suficientes antes de que la voz chillante y emocionada de mi mejor amiga conteste con un extasiado —"¿Allooooo?"

"¿Amelia Morgan?" —vuelve a hablar cuando me quedo en silencio. —"Puedo escuchar tu respiración nerviosa Lea..." —dice con tono de burla.

Quiero arrepentirme de lo que estoy a punto de hacer, sin embargo me repito unas 40 veces en mi mente que esto es lo correcto, que esto está bien.

"No podré ir" —informo simplemente.

El silencio que se prolonga después de eso es enorme, muerdo nerviosa mi labio inferior y le hago una seña a lo lejos de despedida a Cassie quien está lista para marcharse.

"No me jodas Amelia" —replica.

Siento la vergüenza invadirme cuando su tono de decepción se cruza en sus palabras. Aprieto mis labios y niego poco a poco cuando comienza a decirme que yo le prometí estar ahí ese día.

Sin embargo siento nuevamente que estoy tomando la opción correcta cuando mis ojos caen en la fotografía que está sobre mi escritorio. De Charles y yo en alguna tarde de París, con la nariz roja ambos por el frío, con chocolate caliente y Leclerc con una sonrisa enorme después de que aceptara ser su novia.

"No puedo ir" —hablo nuevamente.

Cierro los ojos y miró por la ventana la tarde lluviosa nuevamente que está en MonteCarlo, recuerdo la sensación de felicidad que sentí cuando Charles me propuso ser su novia esa tarde parisina.

"Esto no se trata de ti..." —murmura. Puedo escuchar su voz rota la cual me regresa a la realidad dejando el recuerdo atrás y me la puedo imaginar con los ojos acuosos seguramente entrando al armario de la entrada para que nadie la mire lagrimear, porque he marcado al número de casa. "Ni tampoco se trata sobre Carlos, o sobre Charles...".

"Ana" —la interrumpo.

"¡No!" —el grito que da del otro lado de la línea provoca que me quedé en silencio cuando escucho su sollozo ahogado. "Esto es mío... es mi felicidad Amelia y prometiste estar aquí... y no lo prometiste hace poco porque sabes que planeamos esto hace años...".

"Pero apenas teníamos 17 Ana, la vida ha cambiado y...

"¿Y nuestra amistad también?" —susurra.

"Ana".

"Estoy ocupada ahora Lea y tú también debes estarlo con esta vida diferente que tienes ahora" —y sin decir nada más cuelga.

Siento como la garganta se me cierra, como mi pulso late un poco agitado y como la decepción sobre mi misma me invade porque claro que hemos planeado estos detalles desde antes de los 16,  claro que detallamos y planeamos nuestras bodas a la perfección y claro que ambas íbamos a ser las damas de honor de una con la otra.

TWO GHOSTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora