capitulo 21.

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CHARLES POV.

31/Septiembre/2021.
Madrid, España.

Observó el pequeño ramo que tengo en mis manos con algo de nerviosismo mientras espero que el auto que me lleva directo al hotel, llegue a su destino.

Siento las manos sudorosas y por supuesto no está demás mencionar lo ansioso y nervioso que me siento por ver a Amelia después de lo sucedido.

Estar en Maranello agota por completo mis energías y cuando vi mis tiempos en el simulador para la siguiente carrera simplemente no podía dejar que eso se quedará así.

Tengo las manos entumecidas aún, los ojos rojos de cansancio y quiero decir que ha valido la pena el perder un día con Amelia, el dejarla así cuando fui yo quien rogó para que volara a Madrid para estar juntos unos días, pero la verdad es que no es así.

No ha valido la pena porque el auto es una total mierda.

Aparte, no tengo idea de que demonios decirle justificando el porque me olvidé por completo cuando mi mente se centró solamente en mejorar ese 1.4127 que hacía en el simulador.

Quiero decirle que salí tarde por las juntas, aunque en parte fue verdad porque estaba agotado cuando decidí que dos vueltas más no me vendrían mal.

Dos vueltas más que se convirtieron en algo más de dos horas.

Para cuando me di cuenta que pasaba la medianoche, corrí literalmente a mi habitación en Maranello para tratar de encontrar un vuelo el cual fue IMPOSIBLE.

Amelia iba a matarme, lo sabía.

Sus llamadas, mensajes, whats con caritas tristes y hasta un emoji furioso en instagram me lo anticiparon.

Primero en Mónaco y luego en Madrid.

Inflo mis mejillas con aire y sacudo la cabeza cuando el chofer me dice que estamos llegando. Bajo mis cosas y arrastro mi maleta dentro del living del Petit Palace de Madrid.

Mi teléfono no tarda mucho en sonar y respondo la llamada de Andrea quien me menciona que puedo tener estos días libres de dieta pero que solamente no deje de hacer cardio.

Es imposible que una risa no escape de mis labios cuando menciona la último.

La verdad es que no creo que eso sea un problema.

Aparte, me muero por utilizar esas horas de ejercicio con Amelia.

Meto el teléfono a mis jeans cuando llego al escritorio de recepción y la chica rubia me regala una sonrisa amable.

—Buen día señor ¿dígame?

—Buen día... —susurro. Echo un vistazo por el lugar y confundido al no ver a Lea aquí continuo. —A nombre de Leclerc..

La chica asiente y comienza a teclear en la computadora.

Es temprano, no pasa de las tres de la tarde así que quiero pensar que aún están arriba.

—Su llave señor

Mi ceño se frunce un poco cuando me da la llave junto a la copia.

—¿Ambas? —pregunto confundido.

Siento poco a poco mis nervios tensarse.

—La señorita Amelia dejó la llave aquí hace unos 20 minutos —me dice con una sonrisa. —Después de hacer check in por supuesto.

—¿Check in?

Inconscientemente aprieto la mandíbula. La rubia frente a mí se toca el cabello algo incómoda y casi con miedo se encoge de hombros.

TWO GHOSTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora