Capítulo 21: Amarillo

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Cuando entramos a mi casa ya ambos habíamos acabado nuestro café. Botamos los vasos que estaban vacíos pero Yoongi no rompió el enlace de nuestras manos, no lo hizo incluso cuando llegamos a mi cuarto con la mirada de mis padres antes de que subiéramos las escaleras por completo. No estábamos incómodos, para nada, ni siquiera cuando sus manos fueron a mi cintura y la apretaron ligeramente con necesidad, separando así por primera vez el enlace que habíamos creado.

—¿Qué pasa?

Eso fue lo único que pregunté, pero él negó mientras se alejaba. 

—Nada, solo me encantas. Tu cuerpo... me enloquece.

—Yoongi... —bajé la voz de forma avergonzada mirando hacia otro lado.

De pronto él comenzó a dejar besos en mi cuello, presionando más, más sobre mi cuerpo.

—Jodida mierda, no hagas eso.

—No me digas lo que tengo que hacer —lamió pequeñamente el lugar solo para posteriormente morder; era sensible, justo allí, tan sensible y expuesto como se podía ser—. Jugaré contigo todo lo que quiera, Jiminie.

—Estúpido, si no fuera porque me gustas como lo haces estaría odiándote ahora. —lo alejé totalmente con el ceño fruncido, yendo hacia mi cama y recostándome en ella.

Ni siquiera estaba enfadado por la situación, sino por el hecho de que mi cuerpo se comporta como un idiota cada vez que Yoongi hace algo conmigo.

No duré más de dos segundos en la forma en la que estaba, Yoongi se sentó apoyando su espalda en la pared que topaba con mi cama y comenzó a trazar líneas en mi espalda que estaba expuesta hacia él de forma que mi cara no pudiese verse. Terminé volteándome porque su voz más un "lo siento" me lo pidió. No había nada porqué disculparse, pero que lo hiciera me demostraba que era importante para él de alguna forma.

Terminé sobre sus piernas y su rostro escondido en mi cuello. Él solo lo sacó de allí cuando, al parecer, recordó que tenía algo en su bolsillo. No sabía qué era, pero tomó tres o cuatro pastillas en seco de lo que sea que fuese en el interior de un pequeño frasco transparente, me prestó atención solo entonces, volviendo como antes a mordisquear las zonas sensibles que él ya conocía. 

Presentía que necesitaba drogarse porque no lo había hecho hace mucho teniéndome a su alrededor. Intuía que Yoongi estaba intentando tan duro dejarlo mientras estaba conmigo, pero algo pasaba con él en ese momento, algo que lo había llevado a hacerlo a pesar de tenerme consigo. No se necesitaron palabras ni explicaciones ni nada, existe un silencio que sin quererlo se convirtió en un método de comunicación para nosotros. Su dolor se veía reflejado en esas pastillas, que aún siendo ignorante de saber qué es lo que eran, sabía que se trataban de algo cuyos efectos serían prontamente, si no es que en este mismo instante, notorios en él.

—No vas a decirme qué es lo que pasa en verdad, ¿o sí?

Negó. Negó de nuevo como muchas otras veces antes. Justo en este momento parecía un pequeño bebé indefenso que necesitaba cariño; yo lo hacía, acariciaba su cabello suavemente mientras él se acurrucaba más contra mí.

—Me gustaría saber qué hay en tu casa que no quieres ir allí.

—Lo mismo que acá —susurró, frío como siempre, alejado de cualquier emoción que me demostrase en algún momento que se encontraba roto, asustado, perdido. Algo que me dijese que necesita ayuda—. Soy un fantasma como tú, un fantasma testigo de los errores que comete alguien que ama, viendo cada día su felicidad temporal sabiendo que volverá al mismo solitario rincón a llorar otra vez cuando se dé cuenta de que esto no será para siempre. 

DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora