Capítulo 31: Azul marino

626 118 0
                                    

Yoongi estuvo conmigo el resto del día. Comimos algo de lo que quedaba en el refrigerador y, posteriormente, solo nos quedamos allí, con el televisor encendido, mi cabeza en sus piernas mientras él acariciaba mi cabello.

Pasaron horas y horas en donde solo éramos nosotros.

Yo me había olvidado de todo, o bueno, casi, hasta que la puerta de la entrada se abrió, escuchándose las voces de mi pequeño hermano y mi madre entrando por la puerta. Primero fue una pequeña risa sin mucho ruido y luego la voz de ella diciendo que prepararía un postre, galletas o algo parecido. Apenas entró al salón me vio, pero no cambié mi posición ni mucho menos Yoongi; a los dos su presencia no nos pudo importar menos.

Soltó un bufido para llamar nuestra atención. —Pensé que habías ido a otra parte. ¿Tienes que quedarte en casa con tu novio este del que nada bueno se habla por estos lados? No sé qué deben pensar los vecinos cuando lo ven entrar. Qué imagen tendrán de nosotros. 

Justo en ese mismo instante, cuando la última de sus venenosas palabras salió, tuve ganas de gritar. Tuve ganas de decirle que no podíamos tener peor imagen después de que mi padre entrara a casa todos los días con una puta diferente. Pero me quedé callado porque apenas intenté moverme Yoongi se agachó a depositar un beso en mi mejilla, tranquilamente, recordándome que Jihyun estaba por los alrededores y que decir eso solo empeoraría las cosas.

Ella se dio la vuelta para poder ver mi cara directamente después del acto que Yoongi había hecho. No dejaba las cosas así. Mi madre jamás iba a quedarse sin una respuesta, lo necesitaba, medía en mi voz qué tan dañado me encontraba y se llenaba a sí misma con el sentimiento de satisfacción de que aquello estaba hiriéndome. Así que presionó sus labios en una mueca ególatra mientras apoyaba sus manos en su cadera.

—¿Te molestó que dijera que es tu novio o algo así? Olvidaba que no eras de tener novio. Solo es otra más de tus conquistas, ¿no? Enviar chicos a tu cama es lo único que puedes hacer bien, satisfacerlos de esa forma es la única forma que tienes de recibir amor. 

Cuando ella terminó de hablar hubo un silencio profundo mientras yo me levantaba, ignorándola completamente. En mi cara no había ninguna reacción ante sus palabras. Si ella quería ser una perra, yo iba a serlo también. Caminé hasta donde estaba parada, que no era más de algunos pasos delante del sofá, y me acerqué a su oído solo para decir en voz baja:

—Y la única forma que tú tienes de recibir amor es cuando papá llega a casa, tan borracho que ni siquiera puede sostenerse. Porque es la única manera de que él se coja a tu pequeño culo. Estás tan enamorada que das lástima, porque en cada puta que entra a esta casa se ve que amor es algo que él no tiene por ti. 

Salí de allí, pero antes, me di media vuelta para ver cómo cada facción de su cara se comprimía en una expresión de pánico terrible. Ella quería decir algo, su boca se movía, pero no podía, porque la dejé callada. Sonreí, y entonces miré a Yoongi, quien tenía una pequeña sonrisa, caminando hacia mí. Él no sabía qué era lo que yo le había dicho, pero sí sabía que había sido algo que la dejó como una estúpida.

Un poco atrás, intentando agarrar una manzana, estaba mi hermano, quien me vio y me saludó con su pequeña manito y lanzándome un beso. Hice el mismo gesto de vuelta y me fui. Quería llevármelo de allí pero ella no me lo permitiría.

Yoongi y yo nos fuimos a mi cuarto, pero llegando allí me detuve a mitad de pasillo porque él me tomó del hombro tirándome hacia atrás para que lo mirase.

—¿Qué demonios le dijiste, bebé? Su cara se deformó por completo. Además, la sonrisa que hiciste después... Joder, solo hubiese querido tener una cámara en ese preciso momento porque te viste precioso. 

—Solo le dije lo que se merecía —hice un tonto puchero, y él dejó un pequeño beso en mi labio inferior—. Tengo unas infinitas ganas de irme de esta casa, tantas como no tienes idea. 

Una idea cruzó por nuestras mentes en ese mismo momento, pero ninguno de los dos dijo nada.

Él tomó su teléfono, en el que tenía un mensaje que recientemente le habían dejado, y su otra mano fue a su cabello tirándolo hacia atrás. Mientras miraba al techo, quise lanzarme a chupar cada parte de su cuello porque de repente lució apetitoso.

—Algún día, Jimin. Algún día yo solamente voy a llegar aquí y voy a decirte empaca tus jodidas cosas, y tú solo necesitarás decirme que sí, solo eso, y yo dejaré todo para irme contigo.

—Eso fue cursi como la mierda. 

—Cállate.

Nos reímos, como hace tiempo no lo hacíamos, y entramos por fin a mi cuarto. De repente yo estaba feliz por lo que esto era, por lo que nosotros éramos. Yoongi puso música y simplemente nos quedamos allí.

Él se quedó mirando por la ventana de la habitación, que era algo grande; estaba pensando sobre muchas cosas.

Todo esto era demasiado rápido para ambos.

—¿Puedo fumarme un cigarrillo? —preguntó.

Asentí, aunque también me encogí de hombros como si me diera igual. —Solo hazlo, normalmente no preguntas este tipo de cosas.

—Porque normalmente no me importa si a la gente le molesta que yo fume, pero supongo que de alguna forma me importa contigo. 

—Ew, suficientes cursilerías para mí. —mi rostro se sintió acalorado.

Yoongi sacó la cajetilla de su chaqueta tomando un cigarro y apretándolo levemente con sus dientes. —Admítelo, jamás será suficiente de cursilerías para ti. Te gusta sentirte empalagado, y te encanta que yo sea el que lo haga.

—Claro que no.

—Eso me sonó más a "claro que sí".

Su voz sonaba algo extraña por lo que tenía entre los labios, así que pronto buscó un encendedor por los rincones, y cuando lo encontró, lo prendió mirándome directamente, hasta que sus ojos fueron de nuevo al estúpido celular. 

«Cómo odio ese aparato, joder».

—¿Con quién te mensajeas tanto?

—Taehyung.

—Uh, yo pensé que ya no se hablaban.

—Desde lo que pasó, no, pero mira, me acaba de mandar un mensaje diciéndome con detalle lo bueno que estás y lo bueno que eres en la cama, así que estoy pensando en si romperle la cara o romperle la cara. No es muy grato estar recibiendo esta mierda de él.

Me reí, bajito, como siempre, y nos miramos por infinita vez en el día.

Era increíble cómo no podíamos dejar de hacerlo.

—Amo tu sonrisa. —le confesé

—Yo también amo tu sonrisa, de estúpido. —me dijo de vuelta.

Eso era todo lo cariñosos que podíamos ser en un día. 




 

Color azul marino: sensación de tranquilidad, protección, como si todo lo que quisiste está allí y ya no tienes que preocuparte por pensar en nada más. Todo está bien, pacífico, como el mar en la noche.









DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora