Capítulo 57: Abusar

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Abuso de poder.

—Bueno, Jimin, ¿sabes por qué estoy aquí? —preguntó, probablemente con la voz más seca y seria que haya escuchado nunca. 

Un poco de brusquedad hacía cabida dentro de aquella habitación. Mi habitación. Yo me mantenía apretando mis brazos alrededor de mis piernas cubiertas por unos largos pantalones de pijama.

—Ella quiere que haga esto antes de la noche importante. Quiere comenzar con esto para recomponerme.

—¿Ella? ¿Hablas de tu mamá?

—No, hablo de ella. No tengo mamá, nunca tuve una, supongo que fui mi propia madre hasta en los más oscuros momentos. —reí, aún si lo que dije no contenía ni una pizca de humor.

Me miró desde donde se encontraba, la punta de mi cama, e inspeccionó a mi alrededor juzgando todo con sumo detalle. 

—¿Tienes hambre?

—No. 

—¿Seguro?

—Quizá, solo- —escondí mi rostro entre mis rodillas, sujetando probablemente con ello las palabras que me alentaban a seguir a pesar de que no quería— No quiero tener hambre.

—Luce como si no hubieses comido en días, supongo que lo sabes.

—Quiero ver a Yoongi. Yo le prometí a ella que si solo me dejaba verlo yo iba a comenzar a comer, pero se negó.

Asintió. —Así que esto no se trata de nada más que de un berrinche por parte de tu inmadurez, como lo llama tu mamá. Algo que estás haciendo porque no consigues lo que quieres.

Estaba cansado de debatir.

Yo solo no contesté, esperé a que se fuera, y me mantuve estático en el lugar incluso unas horas después hasta que comenzó a hacer un frío que no me permitió quedarme fuera de las frazadas.

Una de las criadas fue hasta mi cuarto a avisarme que debía vestirme para el importante evento al que asistiría con Namjoon, pero incluso cuando mi padre entró por la puerta, yo no fui capaz de moverme.

Escuché atentamente sus pasos, uno por uno, moviéndose alrededor de mi habitación y encendiendo la luz. Estaba algo sorprendido. Él sacó lo que cubría mi rostro y me vio con tanta lástima impregnada en cada una de sus facciones que me sentí avergonzado, con ganas de volver a cubrirme. No quería que me viera, no quería saber qué clase de cosas le dijo mamá sobre mí.

—Jimin, bebé...

Bebé.

Probablemente algo se rompió dentro de mí cuando lo escuché decirme de esa forma. Hace cinco o seis años que no había sido llamado así por él. Pero, no quise volver a mirarlo. No quise hacer nada más que hundirme en el bochorno que me causaba tener que estar viviendo esta situación que pensé que jamás viviría para contar. Yo suponía que dentro de algunos años más, cuando él volviera a llamarme de esa forma o me viera de esa forma, sería un cuerpo muerto; no podría estar ahí para apreciarlo, ni para sentir estas ganas que tengo ahora mismo de esconderme y llorar hasta que no pueda sentir lo que parece ser una opresión en mi pecho.

—Tu madre me contó todo lo que pasó.

Hizo una pausa, una pausa que me resultó absurda, y en mis pensamientos planteé una posible respuesta.

«Continúa, por favor, continúa diciéndome lo que sea que tengas que decirme. Estoy irremediablemente enfermo, asqueado, a punto de morir en una cama, expectante a saber qué es lo que tienes para decir. Qué es tan importante para que te aparezcas en casa de repente, incluso si yo no tuve que llamarte a las tres de la mañana pidiéndote por favor que regreses. O incluso si yo no tuve que esperarte mirando a la puerta, ilusionándome con tu visita. Incluso si yo no quise que vinieras, porque me rendí ante el hecho de que no tengo a nadie más a quién acudir cuando me sienta como ahora, porque solo soy yo intentando levantarme entre los pedazos de esta familia».

Ël continuó después de un carraspeo que duró solo unos pocos segundos.

—No sé qué decirte, hijo. No hay mucho de qué hablar después de todo, pero, creo que tu madre tomó la decisión correcta, ¿entiendes? Un amor juvenil no puede acabar con la vida que te espera.

Internamente me reí, porque sin Yoongi yo ni siquiera tenía pensado vivir más de dos años antes de cometer suicidio. O incluso peor, conseguir casarme con algún viejo millonario para pudrirme en más dinero que solo hará que me deteste más.

—Habrá muchas personas a parte de él de las que puedes enamorarte... Si quieres dinero, puedo darte todo lo que necesites para que puedas recuperarte de lo que sea que tengas. No es grave, solo engorda unos kilos y consíguete una novia. Olvidarás a ese bueno para nada en lo que te demoras en decir "adiós". —soltó una pequeña carcajada pero yo no lo seguí, ni siquiera fui capaz de sonreír, y dio dos palmaditas en mi hombro que se sentía algo helado por estar expuesto. 

A veces miro a la calidad de gente de mierda por la que estoy rodeado y me pregunto por qué justamente tenía que nacer dentro de un círculo asqueroso de avaricia y palabras frías. A él ni siquiera le importa. Y ni siquiera sé por qué duele como la mierda cuando se va, y lo único que puedo hacer es repetir "adiós" frente a la oscuridad del cuarto, esperando que sus palabras sean ciertas.

Papá solo no quiere vivir con el cargo de conciencia que significaría que tu hijo muera sin que antes tú no le advirtieras o le aconsejaras mierdas. Él quiere estar ahí para decir en mi entierro: "yo se lo dije", "yo le di oportunidades", "le di todo para mejorar".

Pero no es tan fácil, no es jodidamente fácil.

Vinieron a buscarme para ir al lugar de encuentro, y yo apenas estaba intentando levantarme de la cama, tomando un vaso de leche que me habían dejado en el velador.

Movía mis pies mientras escuchaba los gritos de mi madre avanzando por el pasillo.

—¡Le dije que tenía que estar listo! ¡Siempre es un maldito dolor de culo!

Su voz se hacía cada vez más fuerte, hasta que ya no sentí nada más porque entró, siguiendo exactamente el mismo recorrido que hizo papá, moviendo sus tacones de punta junto a sus anchas caderas y mirándome con ojos que no contenían nada más que odio encapsulado en aquellas pupilas tan parecidas a las mías.

—Y tú, ¿qué esperas para ponerte algo decente y salir? ¡El jodido evento es a las siete y media!

Chocó sus dedos contra su reloj de pulsera, y por un segundo, se me hizo bastante parecida a la mezcla de dos personajes de alguna película animada que vi alguna vez.

Seguí haciendo caso omiso a sus advertencias, y entonces, sentí cómo mi brazo era tocado, apretado y presionado con sus largas uñas, demasiado fuerte incluso para que yo pudiera soportarlo.

—Maldición, cómo te encanta cagarme el día, ¿no, Jimin? ¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¿Un maldito conjunto de ropa? ¡Te daré lo que quieras si solo te mueves de ahí y vas con Namjoon a la cita en ese evento!

—Yoongi. —musité, probablemente arrastrando las palabras al final con algo de dolor en ellas porque su agarre se hacía cada vez más fuerte.

—¿Qué?

—Yoongi. Quiero hablar con Yoongi.

—¡No, no, no, no! No fuiste al baile la semana pasada porque te encerraste dentro de este cuarto, no saliste a la cita del viernes; te permití que no lo hicieras. ¡Pero esto es importante! No vas a hablar con esa mierda, ¿me escuchaste? Y no voy a permitir que te sigas burlando de mí de esta manera. ¡Estoy harta, estoy exhausta! No puedo subsistir con un hijo tan inútil.

Había un par de empleados en la puerta esperando sus órdenes y viendo la escena con un montón de sentimientos expresados en sus rostros, no sé qué sería pero ella les gritó que se fueran. La última vez que la vi así fue cuando me golpeó. 

—¿Quieres sacarme de mis casillas? ¿Eso es lo que quieres?

—No. Quiero ver a Yoongi.

Mis palabras quedaron en el aire antes de que su mano se levantara y chocara contra mi rostro una primera vez.

Bueno, supongo que ella solo lo hizo de nuevo. Abuso de autoridad.










DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora