Capítulo 30: Gris

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Mi mamá llegó el sábado por la mañana, e irradiaba una felicidad que parecía tenuemente verdadera. Vio a Jihyun y, por primera vez en mucho tiempo, se acercó a él diciéndole que desde ahora lo cuidaría como se supone que debía hacerlo. Lloró y se lamentó así misma por todo el tiempo que no se preocupó de él. Desvió sus ojos hacia mí, opacando cada rastro de sensibilidad que antes había sido entregada: fría, escupiendo un par de cosas acerca de cómo no lamentaba haberme jodido la vida; y exactamente eso fue lo que dijo. No lo entendí, pero no dije nada.

Asentí y besé la frente de Jihyun, que con una ingenuidad obvia de su edad, estaba ilusionado por tener ese amor maternal que tanto le había faltado este tiempo, porque, siendo sincero, yo no servía para entregar amor, y si lo digo de forma más directa, tampoco servía para cuidar niños. No es como si ella sí sirviera, claro, pero supongo que después de todo es su mamá.

Dicen que si no recibes el amor maternal que necesitas cuando pequeño, luego estás jodido. No quiero que mi hermano termine como yo, o lo que sea. 

Caminé por mi habitación, de alguna forma cansado, meditando todo lo que había sucedido. Ella se llevó a mi hermano a algún lugar a pasar el rato. Me quedé viendo la pared medio rasgada antes de que mi teléfono sonara. Con todo esto ni siquiera había pensado en Yoongi. Mi cabeza estaba hecha un revuelto de cosas. Solo contesté el teléfono, medio ido.

No me gustaba la cara que ella tenía, y no me gustaba el hecho de que papá no había vuelto con ella a casa. Era extraño, tan extraño que me hacía dudar de sus intenciones, pero despejé aquellos pensamientos de mi mente tirándolos lejos cuando la voz de Yoongi al otro lado me sacó del trance.

—Jimin.

—Yoongi. 

Fue todo lo que ambos dijimos. Mi voz y la suya sonaban igual de cansadas, incluso podía notar que la de él era como si recién hubiese despertado, medio rasposa. Nos quedamos en silencio un buen rato antes de que yo escuchase extraños sonidos provenientes del lugar en el que él estaba.

—¿Dónde estás? —pregunté.

—En el hospital, pero ya me estoy yendo. ¿Sigues queriendo que vaya a tu casa?

—Eso depende. ¿Te acostaste con alguien ayer?

—No. 

—Entonces puedes venir.

Rió, algo bajo, pero lo hizo. Yo no sonreí, carecía de fuerza alguna como para demostrar una emoción al respecto, mantenía mi cara con una fina línea recta alrededor de mis labios fruncidos.

Él supo que algo andaba mal después de eso. 

Y yo supe que algo andaba mal con él también.

—No ha sido un buen día para ti tampoco parece, eh. —comentó.

—He tenido días peores —apoyé mi cabeza en la pared, con la que mi cama topaba—. ¿Por qué estás en el hospital?

—Mi mamá creyó que había tenido otra sobredosis, pero, solo logró que me regañara el mismo viejo de mierda de aquí del hospital. 

—No lo entiendo. 

—No lo entenderías si te lo cuento tampoco, es complicado. He estado dentro de este hospital la mayor parte de mi vida. Como por los cinco o seis años me trajeron porque mi mamá creía que tenía esquizofrenia infantil. Es una paranoica de mierda. Este doctor, que me ha atendido desde siempre, piensa que uso la droga para cubrir una infinidad de trastornos que no tengo. Dice que no soy adicto y que solo hago esto para opacar la mierda en la que estoy metido, ¿una locura, no?

Su respiración se volvió pesada, y, supe, que estaba compartiendo algo íntimo conmigo de lo que posiblemente luego iba a arrepentirse.

—No hacen más que recetarme todo tipo de mierda como antidepresivos, ¡como si yo sufriera depresión!, o como si sufriera de algo. Solo soy adicto a la droga, esa es la única cosa que tengo, y ni siquiera es una cosa. Me cabrea que estén apuntándome con el dedo como si fuese un estúpido. 

No quise decir que quizá eso tenía sentido, no quise decir absolutamente nada.

Cuando abrí la puerta de mi casa y Yoongi ya estaba aquí, al ver su rostro sentí que él iba a hacer algo que no olvidaría nunca.

Me vio, tan desastroso como estuviese con uno de sus suéteres y el cabello revuelto, y entonces, sus ojos simplemente se iluminaron como si yo fuese especial. 

Como si nosotros significáramos algo. 

Supongo que me derrumbé media hora después mientras él tocaba mi cabello y veía televisión. Solo detuvo las caricias para preguntarme qué estaba mal conmigo. Pero nada estaba mal, yo solo me sentía como si "perdido" fuese la única palabra que pudiese definirme en ese momento exacto. Escondía mi cara en su cuello, escondiendo con ello la vergüenza de sentirme expuesto ante él, como si yo fuese débil. Yoongi no dijo nada más, no habló en lo absoluto esperando que yo le dijera qué había sucedido.

Yo se lo dije. Quizá yo solo le dije demasiado de lo que tenía que decirle.

Me sentía inútil de brazos cruzados, mirando cómo se iba una de las personas más importantes de mi vida en las manos de una perra sin corazón. Yo también era una perra, sin embargo, solo tenía corazón para él. Me enojé, quise mandar todo a la mierda porque era injusto. Sabía que esta salida no sería solo eso, sabía que ella estaba intentando limpiar su conciencia. Tomaría a Jihyun, y si podía, se lo llevaría tan lejos de esta casa como fuera posible.

Y justo cuando sus ojos miraron a los míos después de decirme que no estaba arrepentida de haberme jodido la vida, supe que me estaba diciendo también que no había terminado de jodermela. Así que allí estaba, llevándose a la única persona que yo había amado y cuidado tanto tiempo solo para poder jugar con sus pequeñas y frágiles emociones.

Justo como lo había hecho conmigo.

Yoongi simplemente frunció el ceño con desdén luego de que mi labios marcaran la última de las palabras. Me observó, un largo tiempo, porque eso era lo que siempre hacíamos, vernos, para leer si había en nosotros algo más que no se había dicho.

Ahora yo tenía un secreto suyo y él tenía uno mío.

La parte más vulnerable de ambos había sido mostrada, lo que significaba, que lo que sea que teníamos estaba yendo hacia otro nivel.

—No sé cómo, pero vamos a arreglar esto. —me dijo en un susurro en mi oído.

Y yo asentí, volviendo a posar sobre mi cara todo tipo de emociones neutras que encontrase dentro mío. 

Estaba creyendo en él porque era en lo único que ahora mismo podía aferrarme. 











DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora