Nací, como pocos, dentro de una familia con bastante dinero. Lo que podía significar dos cosas en concreto: podría obtener todo lo que quisiera (que efectivamente, este era el caso), y también que existiría un gran sentimiento de desapego pensando que lo material lograría reivindicar lo que realmente necesitaba de parte de mis padres (y eso, también es cierto).
Mi familia era pequeña, o al menos yo consideraba que lo era. Dentro de nuestro círculo había una gran cantidad de cosas que debíamos ocultar y que costó bastante poder mantener en la sombra cuando yo no parecía querer poner de mi parte.
Cuando les comenté de casualidad un día en el que por fin podíamos estar a solas que yo era gay, supongo que todo el mundo se les vino abajo. O el de mamá más que el de papá, porque ella era la que constantemente estaba preocupada de que nos mantuviéramos en la cima de esta sociedad clasista y que te dividía según lo que creían incorrecto y lo que no.
Mucho tiempo estuve enfrentándome a problemas conmigo mismo porque mamá era demasiado dura cuando se trataba de mí. Siempre lo fue, pero supongo que lastimó su ego que su hijo le confesara a viva voz que tenía una preferencia por hombres y que las mujeres realmente no eran lo suyo.
Ellos ya estaban involucrados en demasiados problemas, porque al parecer lo que yo tenía era "algo", y para mi madre lo mío era igual o peor que lo que tenía mi hermano Jihyun, quien con solo cinco años fue llevado al hospital para hacerle unos exámenes que detectaron dos tumores malignos alojados en su cabeza.
Siempre estuve cuidándolo y pendiente de él, incluso cuando volver a casa después era un tormento.
Mi madre estaba ahí, probablemente ahogada en las penas de un matrimonio destrozado. Yo no era el único que estaba consciente de que papá la engañaba con cuanta mujer se le cruzara por delante. Soportaba su mierda, soportaba que dijera cosas para desquitarse, me iba a mi cuarto y, desde los doce años, lo único que podía hacer era dormir y llorar, hasta que cuando cumplí quince me di cuenta de que era patético. Luego aprendí a defenderme; cada vez que ella me decía algo le devolvía una respuesta peor, hasta que entendió que me había transformado en una máquina de mierda que era capaz de soportar sin sufrir al respecto.
No sé a qué edad exactamente fue cuando comencé a involucrarme con chicos. Mamá dice que esa parte de mí es la que más lástima le da, y que era tan parecido a mi padre que a veces le daba náuseas.
Pero la verdad es que quien me enseñó a ser de esa forma fueron los dos. Y no por la cantidad de personas que papá metía en su cama o porque mamá se acostara con alguien también (ella raramente lo hacía), es solo que, a pesar de que parecía que yo no necesitaba afecto, sí lo hacía. Había algo en mí que ellos me habían inculcado: mamá, esperando por él todas las noches mirando a la puerta y llorando con una taza de café en las manos; papá, acariciándole el rostro a veces, y la forma en la que ella parecía necesitar que lo hiciera con tanta desesperación.
De mi madre aprendí que amar no es más que entregar tu cuerpo y tu alma por alguien, aún si eso no asegurara que lo recibirás de vuelta, y de mi padre aprendí que amar es un sentimiento pasajero.
Comencé a sentirme como si necesitara afecto también. Me acercaba a chicos, los volvía dóciles y lograba traspasar esa capa que cubría sus sentimientos hasta hacer que los tuvieran hacia mí. La sensación era fabulosa, quitándole que al final del día acostarse conmigo era todo lo que ellos querían.
De todas formas yo no se los daba. No me entregaba a cualquiera.
Yo podía ser todo lo que los demás decían, incluso lo que mamá repetía constantemente: una puta necesitada o un chico promiscuo, pero la realidad era que si no me hacían sentir amado lo suficiente, no me acostaba con ellos. A pesar de que sus grandes e inflados egos jamás les permitían aclarar eso a los demás, siempre, aún si no tenía sexo con ellos, decían que sí lo habían tenido, solo para cumplir las expectativas requeridas en letras invisibles sobre un manual que aseguraba que si no lograbas llevarte a la cama a quien estabas cortejando perdías la poca dignidad que te quedaba como ser humano.
Nunca negué nada. ¿Para qué? Después de todo, jamás me creerían.
Después de esta leve introducción acerca de mi vida puedo volver al hecho de que, en realidad, permanezco en la cafetería de mi instituto mirando hacia Hyerin quien no deja de hablar. Nunca deja de hablar. Sin embargo, al ser yo alguien de pocas palabras, es como si mi amistad con ella fuera más fácil cuando la mayoría del trabajo por mantenerla lo hace ella; aprecio eso.
Pero no dejaba de ser aburrido.
Su vida era mucho mejor que la mía, y constantemente encontraba un momento para refregármelo por la cara. Siempre era así. Con el tiempo terminé por acostumbrarme a su comportamiento.
Mi mirada vagaba desde la mesa hasta los rostros conocidos a mi alrededor. Paré en una mesa alejada del resto, donde no había nadie más que un chico de cabello oscuro ligeramente largo, tez pálida, y un bonito rostro con facciones duras. Me hacía suspirar por lo bajo, incluso cuando me observó, volviendo a esa batalla de miradas que hacemos desde que tengo uso de razón en este instituto.
Nunca habíamos intercambiado palabras, y nunca había intentado nada con él porque a pesar de que parecía alguien con quien pasaría un rato agradable, era demasiado arriesgado. Nunca me echaba para atrás intentando conseguir lo que quería, pero Min Yoongi siempre era diferente, y es por eso que esta historia comienza aquí.
No desde días atrás ni desde unas semanas antes de que lo que de verdad es importante comenzara a ocurrir. Yo calculaba bien las cosas que pasarían, tanto, que incluso antes de que sucedieran yo tenía claro qué era lo que iba a pasar después, pero no en esta ocasión.
Había una bebida que mis dedos sostenían y cuyo sorbete se ubicaba en mis labios. Nos mirábamos, no dejábamos de hacerlo. Él enviaba esa sonrisa ladina que tanto le caracterizaba y que hacía ver su rostro menos cansado de lo que parecía.
Cada vez que algo como eso pasaba, sentía miedo, porque Yoongi era parecido a mí.
Su reputación era asquerosa, decían todo tipo de cosas de las que siempre me enteraba por Hyerin con la baba por los suelos diciendo que Yoongi era definitivamente el estúpido cliché de un chico malo por el que todos a su alrededor morían. No estaba lejos de ser verdad, a pesar de ser rumores, todos ellos tienen algo que los aleja de ser mentiras.
Corría el chisme de que era vendedor de drogas y cosas ilegales que se compartían algunos por los pasillos.
Yo no estaba seguro de si era cierto, pero sí sabía que sus ojos oscuros que lo hacían lucir un poco más enigmático y que eran parte del sueño de la mayoría de las hormonas que permanecían disparatadas por todas estas grandes paredes, eran para mí nada más que una pesadilla.
Sentía como si el amor quisiera golpear mi puerta, y eso fue antes de conocerlo, fue antes de saber con qué clase de persona estaba tratando. No tenía idea de qué hacer luego de eso porque siempre tuve todo fríamente calculado y, de repente, mientras yo recibía un regalo en un bonito sobre rosado de parte de alguno de mis anteriores conquistas (Jungkook), siento náuseas ante la mirada que todavía se siente clavado en mi nuca.
Y supe que todo lo que yo creía no era más que una ilusión de en lo que pronto estaría viéndome involucrado.
Mamá siempre se mantuvo diciéndome que algo tan lindo como el amor no era digno de ser experimentado por mí. Que la sensación, y todo lo que acarrea, es un sentimiento hermoso muy a pesar del dolor. Todo este tiempo estuve repitiéndome a mí mismo que nunca iba a merecer algo como eso; sentirlo, vivirlo. Incluso la parte en la que decides morir por él.
Supongo que, al final, no se trataba de quién es el que lo merece o quién no. Eso es mierda. Lo que realmente importa es cuándo pasa. Y solo pasa.
ESTÁS LEYENDO
DRAMA KING. ➸yoonmin
Fanfiction❝ Min Yoongi me ama con cada latido de su corazón de c̶o̶c̶a̶í̶n̶a̶.❞ ⓘ cr: @binnieblush; tengo su permiso para realizar esta a̷d̷a̷p̷t̷a̷c̷i̷ó̷n̷ ̷♡ ⓘ prohibida la copia, hay cambios creados por mí para que los personajes encajen en esta versión.