Capítulo 29: Gradiente

757 132 4
                                    

Él dijo que te extrañaba, pero lo que realmente extrañaba era usarte.




Cuando desperté, lo hice porque sentí frío al no tener un calor cercano que en la noche se me había sido acostumbrado. Pero no me sentí mal al respecto, porque sabía que no estaba solo. Las luces que daban al pasillo estaban encendidas, el baño de mi cuarto también lo estaba junto a los cajones de ropa interior que ya no usaba. Todo tan típico de Yoongi.

Antes de hacer cualquier cosa, fui al cuarto de Jihyun a ver cómo se encontraba. Dormía. Era muy temprano para él, siempre despertaba tarde, se debía quizá a la cantidad de pastillas que consumía. Su débil cuerpo necesitaba horas y horas de sueño para poder despertar con energía.

Luego de eso, yo también entré al baño a alistarme. Estuve casi media hora dentro porque no soy del tipo que se demora poco en estar listo. Cuando salí, Yoongi estaba sentado en mi cama mirando hacia las prendas dobladas que tenía en su regazo. Hacía un poco de frío, temblé levemente luego de salir del acogedor calor que había dentro de la habitación. Sus ojos examinaron un poco mi cuerpo con la toalla que lo cubría; sonrió, era algo tan íntimo de lo que nosotros nos habíamos acostumbrado.

Le temía a acostumbrarme a las cosas que sabía que podían desaparecer. 

—Elegí ropa para ti. —me dijo, con un ápice de dulzura entre mezclada con sus palabras como si quisiera pasarla desapercibida.

Era acogedor. Sus manos tendieron las prendas hacia mí, yo no se lo negué. Examiné cada cosa: había un par de calcetas, un suéter rosa con un estampado tonto en medio que no usé más de dos veces desde que lo compré, unos jeans negros y, justo cuando pensé que yo mismo tendría que ir a buscar mi ropa interior, había una delicada prenda fina en el medio.

—No sé si está bien, pero quería hacer algo —musitó—. Tus padres todavía no llegan y… no podía dormir, así que podría haber hecho el desayuno si esa mierda no estuviese rozando entre lo cliché y lo cursi, y si yo supiera cocinar. 

Toqué su rostro, justo debajo donde habían unas ojeras terribles. —¿Qué comes cuando estás solo en tu casa?

Se encogió de hombros. —A veces, comida rápida. Otras, muy pocas, mamá deja algo de comida, pero usualmente no almuerzo por días hasta que ella tiene tiempo libre.

—Eso no es bueno para tu salud.

—Que estés de pie ahí en toalla con el frío que hace tampoco es bueno para tu salud. Ya, vístete y deja de preocuparte por mí. Estoy bien así.

Le hice caso, pero la preocupación era algo que no podía dejar de sentir desde que él me importaba de la forma en la que lo hacía. Quería que fuese feliz, que estuviese bien; poder quererlo hasta un punto tan elevado que sienta que ya no puede ser más querido que eso, no de esta forma tan limitada. Sentía como si lo tuviera ahí siendo un desastre pero yo no pudiese hacer nada por detenerlo.

Es casi como si fueses la salvación de una persona pero no tienes idea de cómo se supone que debes salvarla.

Con ese pensamiento, me puse la ropa que me dejó. Sus ojos no se despegaron de mi cuerpo en ningún momento, a pesar de que estuve diciéndole que lo hiciera. Me reí, porque recordé semanas atrás cuando dijo que yo jamás ocasionaría algo en él, de alguna forma logró hacerme preguntar si aún seguía pensando así. Cuando estuve listo fui hacia él, pasé mis manos por su cuello sentándome en su regazo, dejé un beso en su mejilla, bajando hasta su mandíbula, y dije:

—No fuimos a clases.

Asintió, cerrando los ojos bajo las caricias de mis manos sobre su piel. —Tú no podías ir de todas formas, ¿quién iba a cuidar de Jihyun?

—Y tú tampoco podías ir, ¿sino quién iba a cuidar de mí?

—Me quedé más por hacerte compañía. Soy un asco para todo: cocinar, relaciones, hacer sentir querida a las personas. Supongo que por eso todo el mundo toma su espacio de mí, soy algo… No sé cómo decirlo. Pero, soy lo que la gente no quiere ser ni quiere tener cerca.

Negué con la cabeza tomando su rostro entre mis manos y con el ceño fruncido. —¿A qué se debe esta repentina dosis de tristeza que estás teniendo?

—No lo sé, supongo que el insomnio hizo que el día de hoy me sintiera realmente triste. —besó mi nariz haciéndome cosquillas.

Sonreí tirándome hacia atrás con una risa estúpida saliendo de mis labios sin que yo pudiese contenerla.

—Soy un poco más de mí cuando estoy contigo —él agregó—, me haces sentir como si debiera confesarte cómo me siento constantemente. Sentí impotencia por no poder hacer algo lindo para ti estando aquí, pero no soy ese tipo de persona.

—Yo sé que no eres ese tipo de persona, me gustas así —me apoyé en su hombro soltando un suspiro que quiso pasar desapercibido pero no lo logró—. Una tonta comida no va a hacer que piense lo contrario, no va a hacer que deje de quererte. 

—Eres tan jodidamente lindo conmigo, me haces sentir vulnerable.

Vi cómo su típica sonrisa se formaba. Era tan lindo. 

Min Yoongi me gusta tanto, mierda. Estoy perdido.

—¿Tienes planes para hoy? —pregunté.

—Sí, supongo. Es viernes y tengo que salir.

Me irrité de repente. Quizá era egoísta el deseo de querer tenerlo conmigo todo el tiempo porque yo odio salir. Odio las fiestas, odio a la gente en ellas, odio lo que ocasionan. Pero de alguna forma eso a él lo hace sentir bien.

—El sábado podremos vernos, no pongas esa cara. —dijo con un tono burlón.

—¿Qué tienen las fiestas que te atraen tanto?

—No lo sé. La gente usualmente va a fiestas para olvidarse de cosas. Se drogan, beben a cantidades estúpidas porque quieren ser estúpidos por un momento... Yo lo hice por eso un tiempo, tan largo que sería incapaz de decirte cuánto. Ahora mismo, lo hago para sentirme más estúpido de lo que lo hago cuando estoy contigo. Necesitaba encontrar la forma de no pertenecer completamente a ti, porque sino, joder, ya me habría vuelto loco. 

—Pero será aburrido sin ti esta noche...

—No lo creo, haz pasado muchas noches sin mí, tonto. No dependas así de alguien, acabará destruyéndote de apoco.

Hice un pequeño berrinche, pero él solo se limitó a rodar los ojos con una irritación totalmente falsa.

—A ver, ¿qué clase de cosas haces normalmente un viernes por la noche? 

—Antes, veía películas y llamaba algún chico para follar porque realmente estaba aburrido —el puchero que se formó en mis labios fue irónico, pero me gustó la reacción de enfado que causó en él—. Ahora, sigo viendo películas y pienso en qué se supone que estás haciendo tú. Estoy con un miedo constante a que encuentres a alguien que te parezca de alguna forma más interesante. Y, quizá, espero que me mensajees. Pero no es como si hago eso siempre, nada que ver. 

Escondió la sonrisa idiota que su rostro generó mirando hacia otro lado. —Eres realmente patético.

—Tú eres más patético porque no quieres admitir que me necesitas. —cruce los brazos sobre mi pecho. 

Esta no era una pelea de verdad, pero me enojaba de igual forma no poder pasar todo el día con él. Era injusto, para mí lo era. 

—Digas lo que digas igualmente voy a salir hoy.

—Está bien, pero tú te lo pierdes, bebé —me levanté pronto de su regazo escuchando su risa detrás mío—. Yo solo espero un mensaje y tu visita mañana, si no es así, asumiré que te acostaste con alguien más. 

No dijo nada respecto a eso, pero yo sentí que sí iba a hacerlo. Adelantándome a lo que sucedería, pensé positivo. Yo valgo algo para él. 

Yo sé que realmente valgo algo para Yoongi. 










DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora