Capítulo 46: Monstruo

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La vida puede transformarse de medio a mala y a muchísimo peor en solo dos minutos, o tres. Lo que tarda alguien en salir por la puerta, lo que tardan en decirte adiós o en insultarte, lo que tarda una persona en decepcionarte; quizá solo segundos. La pregunta es: ¿por qué? ¿Qué tipo de cosas hicimos para merecerlo? ¿Por qué la vida siempre deja hacia nosotros las más oscuras y malas situaciones? Continuamente estás esperando lo mejor, esperando algo bueno, esperando que llegue, sentado en un lugar y preguntándote: ¿cuándo a mí? ¿Cuándo será mi felicidad? ¿Por qué no es como en las películas que el personaje principal a pesar de pasar por mierda a lo largo de todas las escenas siempre al final logra resolverlo todo y ser feliz? Quizá no siempre, puede que solo en la mayoría de los casos, pero todos esperan ser uno de ellos, incluido yo.

Todo eso me lo pregunté justo cuando Changkyun levantó el arma de su bolsillo y la apuntó hacia mi cabeza. 

—Estaba aquí por negocios y me iré por negocios. 

Recuerdo que fue un duro instante, y sentí que Yoongi quiso hacer algo pero se vio incapacitado de todas las maneras; dos tipos lo miraron desde atrás remarcándole con señas empáticas que hacerlo solo traería más problemas.

Hoseok se puso delante mío solo para decir con firmeza—: Te dije que no vas a hacerle daño a Jimin.

—Mientras estés en medio, no. No voy a matarte a ti porque tú eres lo que me interesa —contestó Changkyun mostrando una sonrisa cínica sobre sus labios—. Ven conmigo o si no las cosas van a ponerse feas. Y tú... —apuntó hacia Yoongi, que había estado intentando moverse hacia el lugar en el que yo estaba logrando quedar detrás— Paga lo que debes. Estás jodido, amigo, hasta el cuello, y la única que era capaz de pagar toda tu mierda ya no quiere hacerlo porque le aburriste. Y la entiendo, a estas alturas nadie quiere llevar sobre sus hombros una carga tan asquerosa como lo que tú eres, solo alguien más estúpido que tú como este imbécil del que estás enamorado. Asume tus responsabilidades, Yoongi, o el que saldrá herido aquí créeme que no serás tú, si no que él. 

—Changkyun, es suficiente —por primera vez Jiyeon habló, con su cara sin expresión alguna, y se levantó de donde aún se encontraba sentada, delicadamente, como si la situación le importara menos que nada—. Pero tiene razón, Yoongi. Te quiero, en serio, pero has hecho muchas cosas sin solución. Matar a alguien es bajo incluso para ti. ¿Tu papá, te suena? —se dirigió a mi cuerpo temblante y presionó su dedo sobre mi pecho con lo que pude distinguir como rabia acumulada sobre sus ojos— ¿Te suena a ti, Jimin? Debes saber lo que verdaderamente es la persona de la que dices estar enamorado. Mató, mató porque simplemente quería, porque estaban tocándole los cojones, y yo tuve que cubrirlo infinitas veces costeando carísimos abogados para protegerlo. Está limpio ante la ley pero su consciencia debe ser una mierda ahora mismo. Y piénsalo, ¿quién vendrá luego? Algún día tú le aburrirás lo suficiente, le reprocharás lo suficiente, lo tendrás al borde de un puto precipicio mental, porque sé que no eres manejable, y entonces él solamente va a deshacerse de ti como con todos.

—¡Eso no es verdad, maldita sea! —Yoongi exclamó detrás de mí.

Y cuando me giré a verle sus ojos, me miraban suplicando, suplicando que creyera en sus palabras y no en las de Jiyeon; su labio inferior tembló, sus manos lo hacían también. Changkyun volvió a apuntarlo con el arma gritándole que guardara silencio.

—Tenemos dos deudas grandes por culpa de este bastardo y mi hermana intentando ayudarlo. Mucho dinero implicado —pasó su mano por su cara con obvio estrés—. Y todo esto por alguien que ni siquiera vale la pena, un drogadicto que en tres años encontrarán muerto en las calles sin importarle a nadie. 

Eso caló profundamente dentro de mí de alguna forma, y mi interior quiso decir algo, gritar, pero la sensatez golpeó aquel sentimiento impidiéndole salida alguna.

Estaba metido en algo que no entendía y de repente me sentí abrumado. Solo caminé, lejos del arma, lejos de la voz de Jiyeon recriminándome cosas que no me concernían, tirando rabia en cada palabra, culpándome del hecho de que la persona por la que dio tanto simplemente lo haya dejado de lado por alguien como yo, alguien insignificante e imperfecto de miles de maneras, alguien que nunca tuvo nada que ofrecerle, alguien que solo quiso egoístamente su propia felicidad. Solo fui en dirección a Yoongi.

¿Él tenía sus manos manchadas con sangre?

¿Estaba en realidad en todos sus sentidos?

¿Mañana mismo yo despertaría feliz, sin sentir esa preocupación en mi estómago recordándome día a día que todo siempre sale mal, solo por el simple hecho de ser nosotros?

Digo "nosotros" porque ya lo somos. No hay un uno, no hay un Yoongi, no hay un Jimin, solo la combinación de nuestros nombres transformándolos en la misma palabra, la misma persona. Desde hace mucho ya no existíamos individualmente porque rompimos cada pedazo de nosotros para arreglarnos de forma mutua. 

Hay pedazos de mí en él, y hay partes de él en mí.

Puse mi mano en su rostro, viendo cómo la inclinaba levemente buscando más contacto, cerrando los ojos, lágrimas cayendo por sus mejillas rudamente de la misma forma que sus facciones lo estaban. Verlo llorar era algo nuevo para mí, pero se estaba liberando.

—No eres un monstruo, Yoongi.

—Sí lo s-soy—respondió—, pero no quieres darte cuenta de ello… Siempre he sido esto. Y ti-tienen razón. 

—No la tienen, no es verdad —mi voz temblaba levemente pero definitivamente no estaba llorando ni tenía tristeza impresa en mi rostro, no había nada—. Vamos a seguir luchando. No me decepciones, no lo hagas ahora porque necesito a ese al que todo le importaba una mierda, lo necesito para que sigamos. Si dejas que esto te destroce ahora estarás siendo débil.

—No quiero ser débil...

—Entonces usa cada uno de mis malditos pedazos y recomponte, Yoongi. Repara lo que sea que está roto pero no dejes esto así. Va a pasar, vamos a esforzarnos por esto. Vas a pagar lo que deb- voy a ayudarte. 

—No podrías sin la ayuda de tus papás.

—Lo sé —dejé un pequeño beso en sus labios—. Pero cuando digo que voy a romperme para arreglarte, es porque voy a hacerlo. Y si eso significa volver a una vida de mierda, si significa ponerme de rodillas ante mi madre, o pedirle perdón, voy a hacerlo, que no te quepa la menor duda. 

Quiso responder, pero el balbucear que su voz generaba y el difícil manejo de sus palabras fue un impedimento que prolongó un gran silencio. Tiempo que ellos aprovecharon.

—Eh, ya me asqueó todo este teatro romántico —interrumpió Changkyun—. Aún no me llevaré al chico pero vendré por él, y espero que cuando llegue aquí todo esté putamente en su lugar porque no dudaré ni un momento en volar la cabeza de cada persona que esté en esa habitación cuando eso pase. Seguiré tus pasos, Yoongi. 

Pegó una fuerte risotada molesta y empujó a Hoseok hacia delante haciendo que diera cuatro pasos hacia nosotros.













DRAMA KING. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora