Capítulo 4: Que bien se siente ganar

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-¿Qué favor?- Preguntó entrecerrando los ojos a lo que yo sonrío con todas las de ganar.

-¿Dónde está tu auto? lo hablaremos allí-Murmuro sin la intención de que parezca una propuesta para follar, pero al parecer así es exactamente como él lo captó por su media sonrisa socarrona.

Una vez que estamos en el aparcamiento y caminamos a su Venturi Fétish de color plata, él oprime un botón para que las puertas se abran de manera automática. Sus cejas se enarcan en mi dirección tal vez esperando que idolatre su auto como una fan obsesionada, pero sólo me trago todas las palabras que puedan subir su ego y me adentro en el auto, aunque por dentro esté admirando cada pequeño detalle del coche deportivo.

Cuando ambos estamos adentro del coche y las puertas se cierran, noto que coloca una lista de reproducción llamada  I'm the Lion y la primera canción que se reproduce me causa repulsión, el ambiente sonoro perfecto para follar según él.

Escucho las envolturas de un empaque y ladeo un poco mi cabeza para ver como saca tres condones del bolsillo de su chaqueta del equipo.

-¿Qué crees que estas haciendo?

Detiene sus movimientos para mirarme con fastidio-No vamos a hacerlo, ¿cierto?

No me limito a responder, sé que mi mirada neutral lo dice todo.

Suspira con frustración deteniendo la canción y volviendo a guardar los empaques en sus bolsillos-. Bien, ¿qué es lo que quieres?

-Quiero que vayamos a mi casa-Suelto con rapidez.

Su ceño se frunce analizando algo en su cabeza. Niega con la misma.

-No, ni de coña iré a tu casa-Exclama con rapidez

-¿Por qué? ¿Crees que voy a matarte y utilizar tu carne para vender pasteles por la deep web?

Alza ambas cejas con un asentimiento de cabeza-Sí, es una posibilidad.

-Para cerrar el trato tienes que ir a mi casa y ver de que se trata.

Con las llaves puestas y el motor comenzando a rugir, Chase coloca sus manos en el volante-. ¿Es algo de lo que me vaya a arrepentir después?

-Probablemente.

...

Estamos al frente de la puerta de caoba esperando por mí para introducir la llave en el cerrojo.

-Me estoy haciendo viejo aquí.

Trago saliva y encierro el manojo de llaves en mi puño para mirar a Chase-. Compórtate, ¿vale?, no quiero que mi Tía Bridget arme un escándalo por traer al chico más patán del instituto a la casa.

-Haré lo que pueda-Hace una cruz con su dedo índice sobre su pecho.

Suspiro sin estar convencida, introduzco la llave y giro para que se abra el picaporte. 

Una vez adentro arrojo mi mochila al sofá más cercano dirigiéndole una mirada cansada a la chica sentada en el otro sofá que me da de frente.

Su mirada se desvía rápidamente de la mía cuando Chase cierra la puerta y se sienta en el sofá donde he dejado mi mochila.

-¡Oh mi Dios!, ¡es Chase Hudson!-Exhorta Clementine con un tono seductor en su voz que me hace rodar los ojos.

Me niego a ver a Chase, pero sé que tiene una sonrisa estúpida plasmada en su rostro.

-No le subas el ego hermana.

Sus ojos están abiertos de par en par, desbloquea la pantalla de su teléfono y comienza a teclear algo con suma rapidez, si así fuera para estudiar no estaría repitiendo tercer año.

-#ChaseHudson está en mi casa, ¡denle retweet ahora!

Cierro los ojos con fuerza negando con la cabeza-Esto es increíble-Suelto con irritación.

-¿Y qué haces aquí?, si me dices que estas saliendo con mi hermana me trago mi propio vómito.

Chase ríe con bastantes ganas lo que me molesta más de lo que quisiera admitir.

-No, sólo estoy por negocios.

-¿Negocios?-Clementine se levanta del sofá y camina con rapidez hacia Chase tomando asiento junto a él-. ¿Y se puede saber qué clase de negocios son esos?-Cuestiona entre una sonrisa pícara.

Tomo una respiración profunda. Generalmente, no me importa con que chicos sale Clementine, la mayoría son chicos aplicados y con pocas habilidades de interacción social que lamentablemente son víctimas de la seducción de mi hermana, son utilizados para que les haga las tareas. Pero no voy a permitir que alguien como Chase Hudson engatuse a Clementine.

Tomo a mi hermana de la muñeca y la obligo a que tome asiento en la esquina más alejada del pelicastaño, ella hace un quejido ahogado que ignoro con mucha facilidad.

Cruzada de brazos me siento entre ambos, ladeo un poco mi cabeza y le dirijo una mirada de advertencia al chico, la cual él capta a la perfección porque suspira entre una sonrisa mientras rueda los ojos.

-¿Ya puedes decirme por qué estoy aquí?-Murmura colocando su brazo izquierdo por encima del respaldar del sofá donde estoy ubicada.

Justo cuando entreabro los labios para confesarle la razón, la puerta principal se abre dando paso a una contaminación sonora producida por los gritos de dos niños y una mujer detrás de ellos tratando de controlarlos.

Sin girarme para verlos, ladeo mi cabeza para regalarle una media sonrisa a Chase.-Esa es la razón.

Él no parece entender ni a la primera, ni la segunda, y tampoco a la tercera. Sorprendentemente es Clementine quien ilumina su mente.

-Oh no puede ser, ¡Chase es el niñero!

-¡¿QUÉ?!-Grita con ojos bien abiertos.

-Bienvenido-Le susurro.











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