–Hola Froot Loops, –Masculló descansando su cuerpo en un solo pie junto el marco de la puerta.
–No me llames así,–Espete tomando un sorbo de mi gaseosa.
–¿Compartes?,–Preguntó tomando asiento en el taburete de mi derecha.
Rodeé los ojos asintiendo con la cabeza.
–Adelante,–Musité.
Extendió su brazo hasta la caja de pizza tomando un trozo elevándolo hasta su boca.
–Umm, mi favorita, –Gimió saboreando sus labios mientras terminaba de masticar.–¿Te puedo preguntar algo?
Asentí levemente con la cabeza.
–¿Quién era el chico de tu dibujo?
Negué con la cabeza colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.
–No es de tu incumbencia,–Gruñí deslizando las yemas de mis dedos en el borde del vaso de cristal postrado en el mesón.
–¿Que tengo que hacer para que me lo digas?
–Callárte la boca de una puta vez,–Reprendí.
Se formó un incómodo silencio y no lo digo por él, sino por mí. Rodeé los ojos y dirigí mi cuerpo completo hacia el.
–Es mi hermano, ¿está bien?, su nombre es Dimitri, se fue de casa a los dieciocho en busca de algo que aquí jamás podría tener, nos manteníamos en contacto de vez en cuándo hasta que...finalmente se perdió.
–¿Y eso era?,–Inquirió como si de verdad le importara lo que fuera a responder.
Tomé una pausa dirigiendo mi vista hasta el mesón de mármol colocando mis manos sobre él.
–La felicidad,–Murmure.
–Pues, yo pienso que tu hermano es un egoísta,–Farfulló.
Fruncí el ceño con mi mirada pensativa, eso es lo que yo siempre pensé de él, que era un egoísta por haberse ido después de lo de mamá, pero...hoy en día finalmente comprendí sus razones y ya no lo juzgo por ello.
–No lo entenderías,–Susurré cabizbaja.
–Tal vez no, pero...se que un hermano jamás haría eso.
Inhalé profundamente volviendo mi vista hasta él con incredulidad.
–¿Por qué me dices todo esto?, se supone que debes ser un imbécil conmigo no consolarme,–Exhorté.
–¿Que te puedo decir?, también tengo mi corazoncillo,–Confesó.
–Idiota.
Otra vez aquel abrumador silencio que tanto evitaba encontrar.
–Mi hermano...,–Hizo una pausa.–El, huyó de la casa a los dieciséis, hace un año, ahora tiene dieciocho, muchas veces lo veo, se encuentra hospedado en la casa de la abuela, su nombre es Chad,–Rió. –Lo sé, que patético que nuestros nombres combinen, Ya siquiera me habla, no es que me importe, él siempre fue el preferido pero...mi sueño siempre fue tener un hermano, supongo que no me lo merezco.
Se encontraba cabizbajo con su mirada fija en el logo ilustrado en la caja ya vacía de pizza.
–Lo...siento, –Me disculpé, no se el porqué de mis palabras si ese asunto siquiera me incumbía, pero...sentía la necesidad de expresar mis condolencias hacia él, aunque en algo tenía razón...no se lo merecía.
–Tú me recuerdas a él, tu manera de expresarte, que te valga mierda lo que piensen de ti, ese puto orgullo que me enfada hasta los huevos, tu espeluznante gusto por el negro y por los demonios,–Soltó una risa seca.–Abeyzou,–Agregó.–Por tu poco común cabello, todo lo que una vez quise olvidar lo tengo representado todos los putos días de mi vida en una persona...tú,–Dirigió su mirada hasta la mía, en ellos se formó un brillo fascinante que hace unos minutos no tenía, era tal resplendor que juré que una lágrima se desplazó por su ojo izquierdo.
–De verdad, no se que decir,–Confesé lamiendo mis labios secos.
–No tienes que decir nada,–Murmuró levantándose de la silla para quedar completamente de frente hacia mí. En ningún momento apartó su vista de la mía.
–Y-yo,–Titubeé pero elevó su dedo índice hasta los míos silencian dolos.
¿Por qué me estaba dejando llevar?, ¿por qué sentía revoloteos en mi estómago que jamás había sentido?,¿por qué sentía que ya nada sería igual cuándo lo viera a los ojos?,¿por qué me estaba besando con el chico que jamás en mi vida pensé que besaría?
Presionó sus labios con los míos con suavidad, como un terrón de azúcar espolvoreado, así se sentía el sabor de sus labios, con cortos pero firmes contactos de nuestros labios resonaban chasquidos a cada paso, cada revoleo, ¿por qué estaba sintiendo estas cosas?, sabía que solo era algo placentero, nada emocional, lo sabía.
Colocó sus manos en mi cintura como si tuviera miedo de tocarme, no lo culpaba, aferré su rostro en mis manos con un pequeño toque de fuerza no queriendo separarme de él, llegó aquel punto en el que un calor se extendió por mis mejillas hacia todo mi cuerpo, entreabrí mis labios para tomar un pequeño trozo de oxígeno el cuál él aprovechó para rozar su lengua con mi labio inferior y proseguir con el superior, llevé mi mano derecha hasta su nuca acariciando en rodamientos de mis dedos su cabello, entreabrí mis ojos para ver como el pequeño casi transparente vello de su rostro se erizaba ante mi toque, sonreí en contra de sus labios mientras el profundizaba más el beso apegándome a él, creando presión entre nuestros cuerpos, pero salí de aquel agujero negro que me estaba consumiendo a cada segundo que pasaba recobrando de nuevo la compostura, almacenando nuevamente todos los pensamientos malos hacia él en mi cabeza rompiendo el beso de manera brusca, esa sensación de separación me quitó el aliento, quería más pero sabía que no podía, trataba de controlar mis hormonas y gritarles con fuerza que dejaran de hacerme sentir esos revolotéos en mi estómago y de ese calor intenso que se apoderaba de mi cuerpo en mili segundos.
Escuché su respiración entrecortada mientras abría los ojos de a poco, tomando tres pasos hacia atrás dejándome mi espacio personal.
–Claro, será mejor que...me vaya por hoy,–Declaró con un tono de voz ronco con la mirada fija en el suelo.
–Si..., es-está bien,–Titubeé.–Te acompaño hasta la puerta,–Dije para después caminar por su lado hasta la salida.
–Bien...te veo mañana...adiós,–Musitó para después darse la vuelta.
–Espera,–Espete llamando su atención de vuelta hacia mí.
–¿Si?,–Inquirió sin darse la vuelta pero mirándome por encima de su hombro.
–Esto...n-no digamos nada de esto, ¿vale?,–Balbuceé cada vez con más nerviosismo.
–Como sea,–Exclamó caminando hasta las escaleras.
Bufe cerrando la puerta tras de mí, golpeé mi frente con la pared tratando de olvidar toda esta mierda y despertar queriendo que esto fuera solo un sueño.
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I'm Not A Disney Princess!
RomanceSiempre hay un momento crucial en la vida de todo adolescente, en la mía...no sería la excepción. Sarcástica, malhumorada y con una pizca de egocéntrica. No pienso convertirme en una princesa por nada ni nadie y por supuesto mucho menos de manera li...