Capítulo 8: Me tienes harta

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--¿Esta escuchándome señorita Salvatore?

Ruedo los ojos al cielo y asiento con la cabeza---Sí profesor Wyce.

---¿Entonces qué hace ahí sentada en lugar de limpiar la pizarra?

Tomo una inspiración profunda. Contrólate Frankie, el castigo sólo será hoy y mañana. Puedes con eso.

Guardo mi móvil en el bolsillo trasero de mis vaqueros después de levantarme de mala gana de uno de los asientos en la primera fila. Le quito la toalla mojada de las manos y empiezo a deslizarla por toda la superficie verde.

---Y usted señor Hudson, ¿no piensa hacer nada?

---Mm, no gracias. Creo que estoy bien aquí.

El profesor Wyce respira hondo antes de dirigirse a la papelera a un lado de la puerta y tirar todo su contenido al suelo.

---Límpielo.

El chico detrás de mí suelta un bufido--Ni lo piense viejo. No soy su perro para recojer su mierda.

---Me temo señor Hudson que está en horas de castigo, está bajo mis ordenes, y si no lo limpia, no sólo aumentaré sus días de castigo sino que le hablaré al director para que lo expulse de manera temporal e irrevocable.

---¿A caso sabe con quién está hablando?, podría hacer que lo despidan por hablarme de esa manera. Mi padre...

---Su padre a diferencia de usted, posee humildad y raciocinio. No me imagino que hará si se entera de la insolencia que cometió su hijo en la presencia de un docente.

Debo morder el interior de mis mejillas para no reír.

Hudson no habla. No miro a los ojos a ninguno por seguir con mi atención fija en los miembros erectos masculinos que no desaparecen con la toalla.

---Me voy a la sala de profesores, no voy a perderme el programa de las 4---Da pisadas pausadas hacia la puerta---. Y ni se les ocurra salir de aquí hasta dejar todo limpio y ordenado. Hay cámaras de vigilancia en los pasillos.

El sonido rechinante de la puerta deja consigo una capa de silencio incómodo en el aula. Sin girarme para mirar a Hudson, tomo el agua en spray encima del escritorio y la echo sobre las marcas de tiza que aún no desaparecen.

---Creí que te habían levantado el castigo---Termino por decir.

---Así era, este es un nuevo castigo.

Enarco ambas cejas---¿Y se podría saber por qué te castigaron ahora?

---No es que sea de tu jodida incumbencia, pero me atraparon molestando a las malditas maricas de biblioteca.

Hago un quejido ahogado---¿No has pensado en dejar de molestarlos?, te ahorrarías el tiempo en detención.

Suelta una carcajada seca---No sabrían cuál es su lugar en esta escuela si hiciera eso. Además, me divierto con ellos, son como...¿ratas? o tal vez liebres, son patéticos.

Una oleada de calor invade mi torrente sanguíneo. Presiono mi mandíbula para no hablar, no entraría en discusión con él por esto, es decir, no tengo mucha moral para decirle lo imbécil que es con las personas cuando yo hago lo mismo, incluso soy peor.

Diviso por mi visión periférica la basura amontonada que ha tirado el Sr Wyce.

---¿No piensas limpiar el desastre?

---No sé si escuchaste muñeca, pero no soy un jodido perro para limpiar lo que ni siquiera cause.

---Hudson, no te recomiendo que hagas el papel de santurrón con Wyce, ha logrado enderezar hasta la astilla más doblada.

Y para que yo lo admita en voz alta de verdad tiene que ser real. Lo más esperable sería decir que lo odio, pero en realidad lo respeto. Es el maestro más imbécil y aún así consigue que los graduados lo quieran como padrino.

---Hay una sola cosa doblada en mí y me encantaría que tú me la enderezaras.

Gruño entre dientes para darme media vuelta y arrojar la toalla hacia su cara.

---Escucha Hudson, hicimos un trato ¿sí?, mañana debes empezar a cuidarlos y no puedo permitir que tengas una semana completa en detención. Así que quiero que levantes tu maldito trasero y limpies esa mierda o te juro que ahora si vas a conocer de donde viene el Salvatore en mi familia---Exhorto con las manos vueltas puños a mis costados.

Sus cejas están enarcadas formando una expresión dudosa en su rostro. No puedo percibir si se trata de duda y piensa que lo estoy diciendo en juego o que de verdad no se esperaba mi reacción.

Transcurren largos segundos antes de que masculle una grosería entre dientes y se levante en dirección a la basura.

---¿Cómo se supone que voy a limpiar esto?---Inquiere con los brazos semiextendidos buscando algo para poder recojerlo.

---Con la boca si es necesario---Mascullo volviendo mi atención a los malditos dibujos sexosos en la pizarra.

¡Ni siquiera están bien dibujados!

Ya puedo entender la frustración de las personas de limpieza. No volveré a rayar con marcador permanente.










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