Capítulo 9: Por esto vale la pena un suicidio

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Frankie, por favor. No vuelvas a involucrarte con un idiota como Chase Hudson.

Una tarea, una sencilla tarea como lo es recoger la basura del suelo, y el capitán de fútbol americano no puede hacerla.

Pasó media hora quejándose de que no podría tocar el sandwich vencido de jamón de pavo con las manos.

Ya estaba en casa de todos modos, tuve que pedir un aventón con el hijo de Soe porque Hudson se rehusó a traerme con la excusa de que lo trate como a un sirviente.

Al abrir la puerta mi rostro cambió de semblante por completo, fruncí el entrecejo respirando agitadamente por mi nariz, mis ojos abiertos con una gran furia contenida y mis manos vueltas puños a mis costados.

_Pequeños demonios_. Chillé enfurecida al observar lo que estaban haciendo aquellos niños provenientes del infierno.

_Tía Bridget_. Espete con furia dando grandes zancadas hasta la cocina, encontré su rostro contraído por una mueca de tristeza, por un momento pensé en sentarme junto a ella y preguntarle lo que le sucedía pero recordé a esos hijos de Satán arruinando mi Laptop, como un Sketch de Mil Maneras de Morir.

_¿Si Frankie?_. Giró su rostro hasta mi dirección limpiando algunas lágrimas que resbalaron de manera involuntaria por su mejilla con un pañuelo de cocina ubicado en el mesón mármol.

Y la Frankie gentil salió a flote...como odiaba a esa chica.

_Yo-yo---Suspiro con fuerza---. ¿Estás bien?---Pregunte con suavidad en mi voz aligerando mis facciones contraídas en mi rostro.

_Si pequeña, no es nada_. Sorbió su nariz dirigiendo su cuerpo completo hasta la tabla de madera con picadillos de diferentes vegetales.

Suspire en derrota, la Frankie gentil siempre que se encontraba a flote era una de mis mayores vergüenzas, siempre algo en mi interior me enviaba escalofríos a todo mi cuerpo y un apretón en mi pecho me causaba dolor y falta de la respiración, claro sabía que todo era mental, solo una patética emoción.



...Y volvió la Frankie neutral...

---Mi laptop está hecha trizas en el suelo de esa sala---Mascullo entre dientes.

_ L-lo siento mucho Frankie, creo que debí estar muy absorbida por mis propios problemas que...no vigile lo suficiente a los niños_.

¿Lo dijo en completo sarcasmo, cierto?

Cruce mis brazos soltando un gruñido de frustración.

_¿Y Clementine?_. Pregunte ya sabiendo la respuesta por su parte.

_ Con sus amigos_. Titubeó antes de responder.

_ Esa chica tiene problemas serios_. Vocifere.

Bridget soltó el pañuelo envuelto en su puño arrojándolo al mesón, tomó camino hasta el umbral de la puerta pasando por mi lado sin dirigirme la mirada.

Caminó a pie lento hasta la laptop ya echa cenizas en la alfombra del living, ella se colocó en cunclillas soportando el peso de su cuerpo en sus piernas y pies.

_ Frankie, te comprare otra cuando me aprueben la pensión_.

Ah, sí, desde que mi madre decidió estudiar en la India para ofrecer educación a varios niños con bajos recursos económicos, optó por dejarnos en manos de su hermana, sí... se podría decir que es un acto de caridad muy gentil y admirable pero hay algo que no saben, ya han pasado más de diez años desde que ella se esfumó de nuestras vidas.

¿Grandioso, no?

Diez años a los que nunca le vi su rostro, diez años en los que nunca hubo una navidad en familia, diez años en los que... tuve que aprender a educarme yo sola.

Ahora, la tía Bridget, con un divorcio recién ejecutado y unos niños con fábrica de cuatro a cinco años, la estabilidad económica de todos depende de un fino hilo, de lo contrario nos llevarían a un orfelinato esperando por ser aceptados en una casa de extraños hasta cumplir la mayoría de edad, pero siempre he dicho que cualquier lugar es mejor en el que estoy ahora.

Yendo al caso nuevamente y haciendo frente a la estúpida y sensual Frankie gentil, mi pecho se estrujó de tal manera que solo quería darme una bofetada mental por las palabras y acciones que a continuación testificaría.

Rodeé mis ojos con fastidio apoyando mi hombro izquierdo en el umbral de la puerta.

_Tía Bridg_. Llame su atención con el clásico apodo de manipulación.

Se encontraron sus ojos rojos y llorosos con los míos, ofreciéndome toda atención.

Tome una gran bocanada de aire y proseguí.

_ Descuida, no era tan necesaria de todos modos, supongo que en unos meses tendré los suficientes ahorros para comprar una más nueva y con una carcasa de acero indestructible para esántar a niños con problemas de azúcar_.

Tal parece que mi conmovido discurso le removió los intestinos porque sus ojos se aguaron e inmediatamente corrió hasta mi dirección abriendo sus brazos. Force una estereotipada sonrisa tan solo esperando que una MacBook Air de 13 pulgadas cayera del cielo.

I'm Not A Disney Princess!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora