Capítulo 29: Mocosos insolentes

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Querido diario, este día fue una mierda.

No aprobé el examen de matemáticas, la profesora de literatura me envió a detención por ser irrespetuosa en su clase, hoy era el día del puré misterioso de la cocinera Hally, el cual según mis sospechas es comida de gato condimentada. Además no hace falta ser muy observadora para darse cuenta de los besos empalagosos y asquerosos además de las caricias que Quinn y Chase se otorgaban mutuamente. 

He evitado a ese chico toda la puta mañana, se que ha intentado hablarme en varias ocasiones pero la verdad es que no tenía nada que hablar con él, hoy era su día libre así que él se quedaría practicando en el campo de fútbol y yo me iría a cuidar de Tamara y Nick.

Vaya, es la primera vez que los llamo por su nombre.

A la hora después del almuerzo le di una excusa a Chase por mensaje diciendo que no podía ayudarlo hoy con sus practicas simplemente porque no quería verlo a los ojos por más de tres segundos sin tener las desquiciadas ganas de cortarle la cabeza. Además cosa que nunca se me ocurrió Nick y Tamara tendrían que venir a las practicas ya que nadie más podría cuidarlos en la tarde. Aunque la vecina de al lado estaría dispuesta pero no, la tía Bridget dice que está un poco loca puesto que sus hijos nunca más tuvieron contacto con ella y como no puede tener más hijos se dedicó a comprar muñecas y tratarlos como unos, hasta los lleva consigo cuando sale. 

Para terminar de derramar el vaso, tengo que caminar hasta mi casa. Dicen que es bueno para el medio ambiente y eso pero...¿que mierda me importa que la tierra se intoxique más de lo que ya está?, le haría un favor a la madre naturaleza porque todos estos pedazos de carne inservibles y contaminantes morirían tarde o temprano. Lo único que me impide seguir ese plan sería que los animales también morirían, ellos no tienen la culpa de que la raza humana sea tan patética.

Y eso lamentablemente me incluye.


Abro la puerta e inmediatamente la tía Bridget sale despavorida del lugar plantando un beso en mi mejilla y avisando que hay comida en el refrigerador.

Al desaparecer me limpio la mejilla y cierro la puerta con fuerza. Según por lo que había escuchado, consiguió trabajo como secretaria de citas terapéuticas. La paga no era precisamente una maravilla pero... alcanzaba para vivir y tener de vez en cuando algunos lujos.

Me di una ducha mientras que los diablillos con pelo se entretenían con una película de disney. Luego de colocarme algo cómodo acompañado de mis botas militares me dispongo a comer un delicioso spaguetti recalentado, válgase el sarcasmo.

No se porque siento que tengo que hacer algo, me debato internamente y es cuando mi mente llena de chatarra que debo eliminar me recuerda que un  extraño en pocas palabras me ordenó a encontrarme con él en veinte minutos. Yo no hago caso de ordenes y menos de extraños pero como este era jodidamente sexy se podía hacer una excepción.

Camino por el pasillo y me apoyo del marco de la puerta de la habitación.

  —Oigan salamandras, voy a salir. No hagan cosas estúpidas—Me dispongo a darme la vuelta cuando soy detenida por las amenazas de Tamara.

 —Si no nos llevas contigo, le diremos a mamá y sabes que a ella no le gusta que nos dejes solos en casa.

Ruedo los ojos y la fulmino con la mirada.

  —Si fueras mi hija estaría orgullosa de ti, —Declaro en forma de rendición ante ellos.

Ambos se levantan al mismo tiempo y de manera sincronizada toman sus muñecos preferidos, una lalaloopsy (por la mierda que odio esas muñecas, son los frutos del mismísimo chucky), claro cabe recalcar  que de pequeña tuve un ligero trauma con esa película haciendo que hasta el día de hoy no pueda dormir con una muñeca más grande que la longitud de mi brazo; Nick toma la figura más grande que tiene de Iron man ( Amo a ese hombre con toda mi alma, el capitán américa va a caer).

Tomo las llaves y guardo mi teléfono móvil en el bolsillo delantero de mis pantalones, siento los pasos de ambos pisándome los talones y al llegar a el pavimento de la calle central recuerdo los documentales y programas de televisión en los que pedófilos y ladrones se encargan de secuestrar a los niños cuando no están vigilados por alguien mayor, la verdad sería feliz si eso pasara pero...la tía bridget me mataría y me comería en pedacitos si dejo que eso pase.

Me detengo para tomarlos de la mano, uno a cada costado de mi. Siguiendo el camino me doy cuenta de las miradas de incredulidad que se transmiten mutuamente.

Ruedo los ojos,—No se hagan ilusiones piojos, si llegan a estar en manos de pedófilos yo seré la que pague la sentencia.

Ambos hacen muecas raras para ocultar esa sonrisa que tanto me irrita.

Luego de caminar por varios minutos logro divisar a un chico sentado junto a un árbol mientras enciende un cigarrillo.

  —Ese hombre está fumando.

 —¿Es tu novio?

Hago una mueca y me arrodillo para llegar la altura de ambos.

  —Escuchen, no deben decirle esto a nadie.

Tamara se cruza de brazos y hace una mueca,—¿Que nos darás a cambio? 

  —Les compro un helado.

Nick frunce el ceño y mira a Tamara negando con la cabeza.

 —Eso no basta, queremos dormir en tu habitación toda la semana.

Bufo incrédula,—No dejare que duerman en mi habitación, mocosos.

  —Entonces no hay trato.

Par de mocosos insolentes.

 —Vale, vale.

Ambos sonríen y me estrechan sus manos. Me levanto y los tomo de la mano para cruzar la calle.





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