Guardo los libros de investigación y de latín sin prisa, cierro mi bolsa y le doy un empujón a la puerta para seguir mi camino a las escaleras, por alguna razón no quería ir a la cafetería hoy. Supongo que no quiero ver como Quinn me asesina con la mirada.
Un soplido de aliento cálido en mi oído me sobresalta, me giro con rapidez viendo a Chase con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Me quieres matar de un susto?—Subo la mano a mi pecho mientras controlo mi respiración.
—Creo que eso es lo menos que quiero ahora.
Corta la distancia con dos pasos hacia mi acorralando mi rostro en sus manos, al darme cuenta de sus intenciones me alejo rápidamente aclarando mi garganta.
Parece confundido por su expresión e intenta hacerlo de nuevo cuando lo detengo con mi mano en su pecho.
—¿Que ocurre?
—Es solo que esto esta pasando muy rápido y...no hay necesidad de mostrarle a los demás como nos besamos.
Frunce el ceño con diversión
—¿Que importa que nos vean? así sabrán que eres mía.
Recapitula la acción pospuesta y ladeo mi cabeza cuando sus labios impactan en mi mejilla.
Lo miro y el suspira resignado—Oye, porque estemos saliendo no voy a cambiar mi manera de ser. Creo que es repugnante cuando dos personas muestran su afecto en público, no solo incomoda a las personas sino que también sueles ser el centro de atención.
Rueda los ojos y asiente con la cabeza.—Vale, solo quería comprobar que no serías una fresa después de lo de la otra noche.
Coloca su brazo sobre mis hombros, bufo negando con la cabeza—Fresa, ¿yo? prefiero comer carbón.
Luego de finalizar las clases corro por el pasillo principal en dirección al estacionamiento, supuestamente la tía Bridget debe estar media hora antes en su trabajo y cree que sus hijos son lo suficientemente inocentes como para no saber que no se introducen utensilios de metal en conectores eléctricos.
Un par de manos delgadas se entierran en la piel de mi brazo provocando que de un giro de trescientos sesenta grados, me aparto el cabello de la cara para ver a Quinn con sus amigas, la cual una es su hermana dos años menor que forma parte de las porristas por orden de Quinn.
—¡¿Que mierda te pasa por esa cabeza? tengo prisa!
Se cruza de brazos moviendo sus labios con cautela—Eres una perra.
Ruedo los ojos y me apoyo sobre un pie.
—Si, si, soy una perra por robarte a tu novio y por ser mejor que tu. Ahora de verdad me tengo que ir.
Me propongo a darme la vuelta cuando sus amigas se interponen en mi camino.
—Te diré algo y quiero que te quede muy claro, Chase es mío, no me importa si está interesado en ti, se que no durará mucho cuando se de cuenta de que tu no le darás lo que yo puedo darle.
Frunzo el ceño perpleja de tanta estupidez colocada en una oración.
—Se perfectamente que el no quiere eso de mi.
Enarca sus cejas haciendo un mohín con sus labios —Tuvimos una relación de casi un año y cada noche hacíamos algo diferente en la cama. Lo conozco más de lo que crees y créeme cuando te digo que en dos semanas se aburrirá de ti.
Quiero soltarle un millón de palabras ofensivas mientras veo como se desangran sus vasos pero me retengo de cometer un crimen cuando mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mi pantalón, al ver las doce llamadas perdidas de Bridget exclamo una obscenidad y empujo a las dos plásticas de mi camino sin mirar atrás, seré picadillo para perro cuando llegue a casa.
Antes de darme el tiempo de abrir la puerta ya Bridget la había abierto de un solo jalón, me mira con su ceño fruncido a más no poder y con el móvil en la mano marcando a mi número telefónico.
—¡¿Donde estuviste?! ¡¿Y Chase?!
—No encontró lugar para aparcar el coche.
—¡¿Así que no vendrá?!
Ruedo los ojos entrando en el living—Lo dejará dos calles más adelante, solo vete ya, estaremos bien.
Suelta un gran suspiro y coge las llaves y su bolsa saliendo rápidamente en dirección a las escaleras, una vez que me encuentro sola en el salón camino hasta la habitación de Tamara, se encuentra realizando sus tareas de matemática sobre su cama sin percatarse aun de mi presencia, escucho unos extraños sonidos provenientes de la habitación de al lado y abro los ojos como platos al darme cuenta de lo que Nick esta viendo en la televisión, le quito el control remoto de las manos e inmediatamente la apago.
—¡¿Que crees que estabas haciendo?!
El ladea su cabeza en mi dirección con los ojos bien abiertos—¿De ahí vienen los bebés?—Cuestiona horrorizado ante las imágenes probablemente grabadas durante una semana en su cabeza.
—Si te lo digo, no le dirás a nadie que viste esto.
Asiente con la cabeza.
Inhalo y exhalo—Entonces si—Me doy la vuelta y corro hasta la puerta principal al escuchar el timbre resonando contra las paredes.
Al abrir la puerta Chase tira su mochila sobre el sofá y me regala un beso sumamente baboso en la mejilla, me limpio con la manga de mi suéter tratando de mostrar la cara más asqueada posible.
—Eres un asqueroso.
Suelta una risa e intenta verse lo más ofendido sin éxito—Vas a tener que acostumbrarte, porque pienso hacerlo siempre.
Le doy un empujón y comento que voy a mi habitación para cambiarme por algo más cómodo, luego de colocarme un mono gris y una camiseta negra y vieja de Clementine junto con mis calcetines de oso panda salgo para percatarme de que Tamara y Nick están dormidos en sus habitaciones ocultos bajo las capas de sábanas. Una leve sonrisa surca mi rostro antes de aclararme la garganta volviendo al salón principal, oigo a Chase en la cocina y no hace falta tener excelentes sentidos para darse cuenta de que estaba bebiendo leche del cartón.
Desplomo mi cuerpo sobre el material de cuero sintético del sofá y cierro los ojos con la única intención de dormir profundamente hasta las seis.
Gruño suavemente al sentir un soplido cálido contra mi oreja, vuelvo a gruñir cuando unos pequeños hormigueos se asientan en mi cuello. Ahora son leves presiones cálidas en el camino de mi mandíbula hasta mi cuello, allí es cuando me doy cuenta de que ya es una sensación bastante real como para ser parte de un sueño. Abro los ojos y me encuentro con la mirada de Chase recorriendo mi rostro.
—Perdón por despertarte.
Cierro los ojos y los abro nuevamente cuando siento la calidez de su mano sobre mi cintura, la aparto con rapidez y me giro para mirarlo bien a los ojos.
—¿Que crees que haces?
Mantiene su mirada entrelazada con la mía mientras relame sus labios secos.
—Solo quiero tocarte sin que me rechaces.
Frunzo el ceño aun invadida por el sueño—Eso no es lo que hago.
—Lo haces, y si de verdad crees no hacerlo, demuéstralo.
Hago una mueca cuando su mano toma la mía ubicandola en su pecho.
—Escucha, yo...—Trago saliva.—Soy nueva en esto y...
Hace un siseo con sus labios y de alguna manera u otra logra que la mayor parte de mi cuerpo se posicione sobre el suyo con sutileza.
Respiro hondo al ser guiada por sus manos hasta el ruedo de la tela de su playera, la tela se desliza por su abdomen y es retirada de su torso cuando me doy cuenta de que ya mis manos no están siendo guiadas por las suyas.
Mis ojos recorren su piel desnuda y no puedo evitar morder mi labio con nerviosismo. Acaricia mi muslo sobre la tela del mono y sonríe.
—Podría hacer esto todo el día.
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I'm Not A Disney Princess!
RomanceSiempre hay un momento crucial en la vida de todo adolescente, en la mía...no sería la excepción. Sarcástica, malhumorada y con una pizca de egocéntrica. No pienso convertirme en una princesa por nada ni nadie y por supuesto mucho menos de manera li...