Capítulo 47: Excusas

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¿Darle celos a Chase? ¿para qué?, lo único que deseo es volver a ser la chica rara que todos evitan a toda costa y con seguir teniendo relación con aquel futbolista no lo iba a lograr. Estoy en mi mesa clavando el tenedor en mis papas fritas con la mayor irritación del mundo cuando veo a una persona sentándome justo al frente de mí, gruño entre dientes y elevo la mirada para ver a uno de los chicos frikis con una mirada de completa seguridad en si mismo.

—¿Se te perdió algo?—Cuestiono con molestia sin despegar la vista de él.

—No, al menos que perderme en tus ojos cuente—Cuchichea con una sonrisa seductora a lo que ruedo los ojos.

—En tal caso de que no lo sepas estoy saliendo con Chase.

Por supuesto que era algo que no quería recalcar, de hecho me lo debatí muchas veces en mi cabeza antes de decirlo pero si eso bastaba para que me dejara en paz, lo hubiera dicho mil veces más.

Suelta una pequeña carcajada extendiendo su mano hasta llegar a la mía, me separo con repele dirigiéndole una mirada asesina, esto no hace que su sonrisa desaparezca—Pero si Chase está muy ocupado por allá—Apunta con su dedo hacia algo ubicado por sobre mi hombro, enarco una ceja girándome levemente, trago saliva cuando diviso a Chase en la mesa de los futbolistas teniendo a Queen sobre sus piernas al parecer muy acaramelado con la chica, inmediatamente me giro hacia el frente reprimiendo mi ira en una papa.

Se que lo hace solo para molestarme, es un maldito infantil que solo quiere que arme un drama por esto, pero no, le voy a demostrar que yo también se jugar este juego y más de lo que él cree.

 —Haz como si te estuviera contando un chiste.

Él me mira sin entender—¿Qué?

—Ríete.

—Per...—Le doy una patada en la pierna por debajo de la mesa—Hazlo y te pagare diez dólares.

El niega con la cabeza sobándose la rodilla—No quiero tu dinero.

Ruedo los ojos—Te daré un beso en la mejilla y como trabajo extra cargaras mi mochila hasta el campus.

—Beso en los labios y haré lo que me digas por el resto del día.

Entrecierro los ojos en su dirección—Te doy un beso en la mejilla y te permito que me tomes de la mano, última oferta.

—Y oler tu cabello.

Frunzo el ceño—¿Qué?

—Y me permites oler tu cabello o no hay trato.

Hago una mueca disgustada antes de estrechar mi mano con la suya—Tienes problemas serios.

Me regala una sonrisa picara antes de aclarar su garganta y comenzar a dar grandes carcajadas, me toma de la mano sin parar de reír—Eres tan graciosa muñeca.

Finjo una sonrisa levantándome de mi asiento y ofreciéndole mi mochila, éste la coloca sobre su hombro y me jala hacia él acercando su rostro a mi pelo, hace una gran inspiración elevando su mano a mi rostro pero lo detengo antes de que eso suceda—No te pases de la raya.

Con una falsa sonrisa lo tomo de la mano saliendo del cafetín, no sin antes dar un vistazo disimulado hacia la mesa de Chase, me giro con una sonrisa descarada al saber que me estaba mirando.

Luego de haber buscado a los niños, regreso a la escuela con un ligero cambio de ropa sugerido por Clem, la verdad no me sentía cómoda usando lo que estaba debajo de mi sweater pero si eso lograba poner a Chase en su lugar lo haría más que encantada.

Al llegar al campo de fútbol, dejo mis cosas en la primera banca y tomo asiento arreglando mi cabello en una cebolla.

—¿Tenemos que estar aquí hasta que terminen de entrenar?

Miro a Tamara con ojos suplicantes a lo que ruedo los ojos—No lo se, pueden correr hasta que sus pulmones fallen, solo no salgan de mi vista, ¿entendieron?

Ambos asienten comenzando a corretear por las estradas, mientras tanto yo reviso mi móvil para encontrarme con la sorpresa de dos mensajes de un número desconocido, suspiro al saber de quien se trata.

Hola Franks, ¿sigues viva?

Todavía me duele la nariz, me dijeron que tengo el tabique desviado por tu culpa, muchas gracias.

Una leve sonrisa surca mi rostro al leer aquello.

Para suerte tuya, sigo respirando.

Deberías dejar el sarcasmo en ese agradecimiento, si hubiera sido por mi ya no tendrías pelotas.

...

Soy masoquista, creo que si puedo permitirte que me golpees hasta sangrar con la condición de que sonrías y ya no estés cabreada.

Estoy a punto de responder cuando oigo los pasos de varios chicos aplastando el césped, todos me lanzan cortas miradas antes de lanzar sus cosas a las bancas, todos se preparan para el entrenamiento colocándose sus tacos y protectores, no puedo evitar buscar entre el grupo a ese rostro familiar pero no lo encuentro.

Cuando todos están listos se colocan en posición para calentar, observo como Nick y Tamara se aproximan hasta las bancas para contemplar a los chicos. 

—Wow, son enormes.

Pretendo ignorar su comentario mientras me cuelgo el silbato del cuello.

—Mira ya llego Chase.

Trago saliva proponiéndome a no apartar la vista del frente.

—Hola chicos—Su voz se escucha a unos cuantos pasos de distancia lo que me causa escalofríos.

—¿Por qué ayer te fuiste tan temprano?

Cierro los ojos con fuerza presionando mis labios en una firme línea, conocía a Tamara, se que estaba más que consciente de la capa de incomodidad entre Chase y yo, seguro solo quería ver como él se mordía la lengua buscando una buena excusa para que lo sucedió el día de ayer.

—Tuve que...resolver unos problemas.

Bufo levantándome sin voltear a verlo, soplo el silbato en espera de que se detengan y vuelvan a su posición.

—Muy bien chicos, el día de hoy les voy a enseñar como hacer las formaciones en ataque, si hay algo que he observado de todos ustedes es la debilidad que tienen al iniciar un ataque contra el oponente, son un equipo y quiero que trabajen como uno. Comiencen con el pro-set.













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