Capítulo 7: Repeles a la gente

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¿A caso estoy empezando a agradarle a los docentes de este instituto?, porque no encuentro otra razón por la que me hayan exigido venir sólo dos días al salón de castigos.

Saco mi móvil y entro en los mensajes recientes para buscar el contacto de Clementine, hoy no podría llegar temprano a casa, lo que significa que ella se tendría que encargar de Cassandra y Colin mientras tanto.

Llegaré tarde, te toca cuidarlos.

Ha leído el mensaje de inmediato y no han transcurrido ni dos segundos cuando empieza a escribir, me salgo de inmediato de los mensajes. No espero que me responda con corazones y besos, ella odia hacer el papel de niñera, y no me sorprende porqué, nunca ha poseído ni una pizca de autoridad o de responsabilidad en su vida.

Una vez que dejo los libros de historia y matemáticas en el casillero me dirijo a la cafetería. Observo en el mostrador lo que las cocineras han preparado para el almuerzo de hoy y no podría estar más agradecida, es miércoles de pizza.

Tomo una bandeja y un plato desechable deslizándolo por la isla de cerámica para estar de frente a Soe, mi cocinera favorita.

---Por las energías que traspiras hoy, me tomare el atrevimiento de elegir tu menú.

Toma dos porciones grandes de pizza y las coloca en mi plato, luego coje un vaso mediano y lo llena con zumo de fresa. Cuando intuyo que ha terminado, ella mira hacia varios lados detrás de mí antes de sacar un envase color chocolate de los bolsillos de su delantal y depositarlo en mi charola juto con una cucharilla.

Sonrío de lado---. Pero hoy no es día de pudín.

Se encoje de hombros organizando objetos del otro lado del mostrador. ---Lo tomé del almacén---Susurra con una sonrisa pícara.

Suelto una pequeña carcajada---Vaya, vaya, vaya, Soe. Las demás cocineras diran que soy una mala influencia para ti.

---Lo mejor para mi estudiante favorita.

---Salúdame a Rocky---Me despido de ella con un guiño de ojo y me dirijo a mi asiento de todos los días, en el que nadie se atreve a sentarse.

Dejo mi mochila a un lado y me coloco mis auriculares para buscar alguna buena canción que se asimile a mi estado de humor. Awaiting on You de George Harrinson termina siendo mi opción, odio la letra, la detesto, no sólo porque tiene un carácter religioso sino porque habla de que no necesitas nada material para ser feliz, sólo necesitas a Dios. Yo como una agnóstica y una materialista de pies a cabeza no me atrae para nada lo que pretende dejar la canción, pero tiene una melodía demasiado pegajosa y feliz. Punto bueno para la música religiosa.

Siento que alguien ha tomado asiento junto a mí, no lo encaro. Sé de quien se trata, el único que se atrevería a sentarse junto a mí.

- Hola.

Le doy un mordisco a mi pizza sin mirarlo---. Creí que estabas castigado---Murmuro con la boca llena.

---Estas hablando con Chase Hudson preciosa, puedo convencer a quien quiera porque dinero es lo que me sobra.

Ruedo los ojos al cielo---. Bien, comentario pedante y de sobra. ¿Qué haces aquí?

Se inclina un poco hacia adelante de modo que su cabello ha empezado a rozar con mi brazo.

---Sólo quería decirte que... ---Suspiró inhalando con fuerza. ¿Cuándo empiezo?

Tragué brusco.

- Vaya, ¿Qué te hizo cambiar de opinión?, ¿fueron mis incomparables encantos?---Suelto con un tono seco de voz.

Extiende su brazo por encima de la mesa y empieza a jugar con la tapa del envase de mi pudín.

- Tengo práctica durante toda la semana y no puedo combatir con una chica con la cual me tengo que acostar.

No me convenzo del todo por su declaración, pero no pretendo darle más vueltas al asunto. Ya dijo que sí.

- Después de todo, no eres tan idiota como creí.

Hace una mueca de molestia---. Aunque te duela en lo más oscuro de tu ser, tengo una mente brillante.

Tomo un sorbo de mi zumo asintiento con la cabeza---. Brillante de lo vacía que está.

No lo miro, pero sé que ha rodado los ojos---. A todo esto, ¿por qué no buscaron a otra persona para que se encargara de los diablillos? Antes de que realizaramos la apuesta claro. Hay miles de vacantes.

---Son niños complicados---Termino por decir.

---Más complicados y quiebrapelotas que tú, lo dudo. Puedo lidiar con dos niños.

Me trago las carcajadas y en lugar de eso escondo una sonrisa atípica mordiendo el sorbete de mi vaso ya vacío.

---No deberías sentirte tan seguro Hudson. Tener cofianza ciega en ti mismo te va a perjudicar.

Bufa---. No pienso tomar consejos de ti muñeca. No tienes amigos y repeles a la gente.

No puedo evitar sentir un pellizco en el pecho ante sus palabras. Trago saliva y me levanto de la mesa colgando mi mochila de un hombro para tomar la bandeja vacía.

---Los amigos no existen Hudson. Son sólo personas que fingen quererte porque no desean estar solas o porque necesitan algo de ti. Son obstáculos---Siseo sin apartar mi vista fulminante de la suya---. A las malas lo entenderás.

Tomo el pudín y la cucharilla introduciéndolos en el bolsillo de mi sudadera antes de darme media vuelta y depositar la charola en la carretilla.

Imágenes de Quenn me vienen a la mente con las palabras que me dijo Chase. No, no, no.
Ya basta Frankie, olvídalo. Tú ya no eres la misma, no te atrevas a afligirte por cosas del pasado.






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