Capítulo 13: Muñeco, deja las alas para otra ocasión

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Si, tal vez halla sido ridículo pero por lo menos tendré una anécdota para contar, ¿no?

Después de que todos respondieran las preguntas a su manera, transcurrieron treinta minutos antes de quedar en las eliminatorias, por suerte, obra y gracia del señor, logre permanecer en la competencia, lograría tener ese puto Iphone y lo vendería a cambio de tener de nuevo mi Laptop, no se como explicarlo, era algo vital para mí tanto a un nivel académico como para mi satisfacción personal, es decir, es como la hermana que tuve pero que nunca quise tener.

Pero lamentablemente Abyzou siempre la anda jodiendo y mi contrincante sería nada más y nada menos que el principal protagonista de mis pesadillas, aquel que a estas alturas no me apetece nombrar ni dibujar en pintura.

Al cabo de noventa minutos más anunciaron que tendríamos que esperar los resultados para nombrar a un ganador, pero como a los profesores y probablemente a los jueces les gusta jodernos, tuvimos que esperar una hora y media en el área de descanso de la escuela, ni siquiera he dicho la peor parte, teníamos que mantenernos con las manzanas puestas hasta siguiente aviso, y no podía soportar más la puta picazón que se esparcía desde mis muslos cubiertos por las mayas negras hasta mi cuello apretado por el inicio del corazón de la manzana, y por si fuera poco el traje me impedía sentarme correctamente o incluso estar de pie, quería morir en conclusión.

-¿Asustada Bruja?,-Preguntó con un tono de voz apagado.

-No, ¿tu lo estas?,_ Pregunte de la misma manera.

-No es por incomodarte, pero...tengo comezón en el trasero, Comentó haciendo un mohín con sus labios a lo que yo no pude evitar reír, me dirigió una mirada fulminante para después cerrar los ojos y acompañarme en risas.

-Entonces, supongo que estamos igual, -Concluí

_Sabes perfectamente que esto lo hago para molestarte, -Hizo una pausa._ ¿Entonces por qué no quieres matarme?

_Porque si no vas detrás de lo que quieres, nunca lo vas a tener y si no das un paso al frente nunca te moverás de lugar, así de simple.

_Esas son las dos reglas de la vida, ¿cuál es la tercera?,_ Separe un poco mis labios en señal de sorpresa, estaba cien por ciento segura de que me restregaría en cara que soy una chica rara y se burlaría de mis palabras, pero no, sorprendente mente no. No sabía que responder, no sabía que eran tres reglas siquiera, por lo que respondí de la manera más sensata.

_No lo se, te lo diré cuando yo lo sepa.

Escuche como inhaló de manera profunda desordenando un poco su cabello para tomar un paso al frente.

_ De acuerdo, esto se está poniendo muy profundo, ¿por qué no mejor seguimos persiguiéndonos como Tom y Jerry?,_ Rodeé los ojos con la esperanza de entablar una conversación discreta con el pero vamos ya debí suponer que se hacía un poco tarde para volver a ver al Hudson egocéntrico y malcriado que era.

_No hagas que te rompa la nariz,_ Vocifere esperanzada de que mantuviera la boca cerrada.

_Muñeca, no podrías lastimar a esta ricura ni aunque quisieras,_Aseguró.

Solté un bufido, caminando lentamente hasta el,-¿Quieres apostar?

Me miró de manera inquisitoria con ambas cejas alzadas hasta mi dirección, hizo un ademán con la cabeza de manera retadora.

-Adelante,_ Musitó.

-¿Sabes qué?, no lo haré, mis nudillos son demasiado hermosos para ser manchados con tu sangre.

-Oh, ya veo lo que ocurre, tienes miedo ¿no es así?-Canturreó.

-Si, claro,-Bufe. -Escucha, la verdad es que lo haría créeme que lo haría, pero no es fácil cuándo luces como una manzana podrida.

-Si sigues así, estarás muy lejos de ser mi novia.

Gruñí con molestia en mi voz, me gire sobre mis talones extendiendo mis brazos hasta su pecho para empujarlo, pero al querer hacerlo este se sujetó con firmeza de mis codos lo que conllevó a una caída clásica de "La Propuesta" y lo que prosiguió con una lucha de zumos, nuestros patéticos trajes llenos de relleno provocaron que mantener el equilibrio entre nuestros cuerpos resultara imposible, sacudí mi cuerpo encima del suyo con la certeza de que así podría por lo menos apartarme pero nada resultó, nuestras quejas y luchas individuales para zafarnos eran inútiles.

-Esta bien, ya basta, si queremos salir de esta hay que trabajar en equipo, ¿me entiendes?

-Esta bien, pero que sea rápido, parece como si te hubieras comido un elefante,- Murmulló con dificultad a lo que ignore.

-Correcto, yo me abalanzo hasta tu izquierda y tu me empujas,-Ordene rápidamente.

Al asentir con la cabeza hizo lo que le exigí, tome una respiración profunda y moví todas mis extremidades intentando caer al suelo, el por su parte con su brazo intentaba que el roce entre las vestimentas extremadamente acolchadas que nos cubrían desapareciera; mi cuello ardía por la posición incómoda en la que mi cabeza estaba, puesto que me encontraba a centímetros del rostro de Hudson.

-De acuerdo, esto no está funcionando, -Vitupere con ansiedad e inquietud en mi voz, el sudor comenzaba a escurrirse por mi frente y mi cuerpo empezaba a calentarse de una manera tan radical que juro que creí que era un pavo en el horno para el día de acción de gracias.

-¿Tu crees?,-Contraatacó con mis palabras.

-Bien, ¿entonces que sugieres?,-Chille.

-Soy el que está debajo muñeca, no puedo pensar con claridad,-Rodeé  los ojos en señal de frustración.

-Ni porque estuvieras arriba, serías el de las ideas Hudson.

Ladeé mi cabeza a su derecha al divisar por el rabillo del ojo a una pequeña criaturita negra caminando con sus ocho patas hasta mi almohada acolchada y acobardada, note como tragó saliva de tal manera que su manzana de Adán saltó bruscamente, sus ojos estaban centrados en la araña junto a el.

-Cálmate, es solo una....-

-¡ARAÑAAAAAA!,-Gritó con fervor empujándome de golpe, estrellando mi cuerpo en el suelo, por suerte tenía una manzana que me protegía de una fractura en el coxis.

Hudson intentó aullentar al insecto soplando rápidamente, a un punto en el cuál ya su cara era de un color rosáceo con blanco, podría jurar que de su ojo izquierdo se escurrió una lágrima. No pude evitar reír a más no poder.

Hudson, muñeco deja las alas para otra ocasión.

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