Capítulo 42: En medio del mar

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CLARA RODRÍGUEZ

Acabo de hablar por teléfono con mi padre y me ha dicho que Mariana, mi suegra, está débil.

Me quedo congelada al ver a Julio armando una valija en nuestra habitación.

-¿Qué estás haciendo?

-Me voy a Argentina.

-¿Qué?

-Mi madre no está mejorando, necesito verla.

-Julio...

Me acerco hasta él y le toco la espalda, sus músculos están tensos y no deja de llorar mientras mete su ropa hecha un bollo en la valija.

-Ahora no, Clara. Hablaremos cuando vuelva.

Suspiro, cansada de todo eso.

-No Julio, hablaremos ahora.

-¡Que parte no entiendes joder! ¡Mi madre se está muriendo!

-¡¡¿Que no lo entiendo?!!- exploto porque me cansé de todo esto- ¡Hace semanas que no hablamos, que si ni siquiera me preguntas cómo estoy, no me felicitaste cuando te dije la fecha de lanzamiento de mi libro, no quieres salir a cenar, no quieres tener sexo, no quieres ver una película, vives en un mundo al que no me dejas entrar y después dices que no te entiendo! ¿Sabes qué? No, no te entiendo. Joder Julio, tienes veinticinco años, ¿No crees que te estás comportando como un niño? Sé que es difícil pero, ¡ayúdame a entenderte!

Mi respiración está acelerada y solo soy consciente de que estoy llorando cuando mi vista se vuelve borrosa.

Él me mira en silencio.

-¿Ahora no vas a decir nada?

-Tengo que irme- susurra al pasar por mi lado con su valija.

-¡¿De verdad vas a irte?!

Lo sigo hasta la sala.

-¡Sí! ¡¡Voy a irme porque por lo visto a mi novia lo único que le importa es cómo se siente ella cuando su suegra está luchando por su vida, cuando a la madre de su novio no pueden operarla porque significa que tiene demasiadas posibilidades de morir!!

Lo miro y tengo la sensación de que mi corazón se está quebrando en mil pedazos y ni siquiera tengo la fuerza necesaria para recoger cada pedazo y armarlo de nuevo.

-No te reconozco.

-Yo a ti tampoco Clara.

-Bien, si quieres ir, vete. Pero ten en claro que lo único que hago es querer salvar nuestra relación. Y obviamente que estoy preocupada por mi suegra.

Me mira una última vez antes de cerrar la puerta de un portazo.

Me quedo ahí parada, no puedo moverme, no puedo respirar con normalidad. Me siento sola en medio de un mar inmenso, Julio está en la orilla. Y yo sigo alejándome cada día más.

Lo increíble de ser nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora