Capítulo 51: ¿Quieres?

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CLARA RODRÍGUEZ

-Esto fue una mala idea- dice mi amiga.

-Probablemente.

-Vamos, no se desanimen, falta poco- me adelanto unos metros cuando escucho el ruido del agua cada vez más cerca.

Julio y Sofía me alcanzan y sonríen al ver la cascada delante de ellos.

-Es increíble.

-Lo es- Julio saca mi cámara y toma algunas fotos.

Suspiro admirando el paisaje y tomo agua de mi botella.

-Amor, ¿quieres que nos saquemos una foto?

-Claro.

Agarro mi celular y pongo la cámara para sacarnos una selfie. Nos acercamos un poco más a la cascada y le sonreímos a la cámara.

-¿Quedó bien?

-Sí.

-Clara, ven, nosotras tenemos que tener más fotos juntas- me dice Sofía.

-Ya voy.

Nos abrazamos para la foto y después de estar descansando media hora más allí retomamos el camino de regreso.

Cuando llegamos a la cabaña son la una de la tarde y nos turnamos para bañarnos mientras preparamos el almuerzo.

-¿Qué hacemos ahora?

Sofía deja el celular que segundos antes estaba usando sobre la mesa.

-Acabo de ver que dan una película en el cine, si quieren podemos ir.

Lo miro a Julio para saber qué opina.

-Si quieren, no tengo problema.

-¿Qué dices Clara?

-Está bien, quiero quedarme un rato sentada después de la caminata- me rio.


El veinticinco de febrero vamos a la playa y disfrutamos los tres juntos del mar y las vistas.

Cuando creemos que es el momento indicado, saco mi cámara y se la doy a Sofía. Me acerco a Julio que está esperándome en la orilla sin pisar el agua.

-¿Listos?

-Sí.

Me inclino un poco hacia atrás y Julio me sostiene por la espalda como en el resto de las fotos. Me besa y escucho el clic de la cámara.

Sofía nos la enseña y me enamoro enseguida de aquella foto. Es perfecta, los colores del atardecer dan paz y felicidad y vernos a Julio y a mi en el centro besándonos me hace sonreír.

-Gracias amiga.

La abrazo.

-No hay problema. Y felices seis meses.

Mi novio y yo le agradecemos, regresamos sin apuros a la cabaña. Este día ha sido precioso, a la mañana hemos ido a visitar un museo donde aprendimos sobre la historia del país y de la ciudad y a la tarde hizo calor así que nos pasamos todo el día en el mar hasta recién.


La mañana del veintiséis la despedimos a Sofía en la estación donde tomará un tren hasta su ciudad.

-Fueron pocos días los que estuvimos con ella pero yo la pasé bien, ¿y tú?

Julio me abraza y sonríe.

-Sí, yo también. Pero ahora disfrutemos de los días que nos quedan.

-¿Qué tienes en mente?

-Ya verás.

Aún es temprano así que volvemos a la cabaña. Julio camina hacia la cocina.

-¿Qué quieres de desayunar?

Sonrío.

-¿Vas a prepararme el desayuno?

-Sí.

-Quiero una taza de leche.

-¿Nada más?

-Y algo para comer pero déjame buscar en la heladera para ver si encuentro algo.

-Está bien.

Él prepara la leche y me mira.

-¿Qué?

-Nada.

Levanto las cejas.

-Es que me estoy muriendo por besarte.

-¿Y porqué no lo haces?- le pregunto.

-Porque tengo mal aliento.

Nos reímos a la vez.

-Lo sé es ridículo pero...

Me acerco y lo beso.

-Eso solo puedo comprobarlo yo.

-¿Y?

-No está tan mal.

Él sonríe y vuelve a besarme. Sirve la leche en dos tazas y desayunamos en la mesa mientras hablamos de la quimioterapia que está haciendo Mariana, su madre. Unas horas más tarde lo observo desde la puerta de la habitación, él no me ve porque está de espaldas, se saca la remera, se da vuelta y me sonríe.

-¿Qué haces aquí?

Me paro frente a él.

-Observando.

Él se ríe.

-¿Y te gusta lo que ves?

-Mucho.

Nos besamos, mis dedos acarician los músculos de su torso desnudo, salto y envuelvo mis piernas en su cintura, avanzamos unos pasos y aterrizamos en la cama.

Respiramos agitados por los besos.

-¿Quieres?

-Sí- susurro.

Lentamente me saca la ropa y yo hago lo mismo con él.

Somos dos cuerpos que se convierten en uno cuando encajan, besos interrumpidos por gemidos y gemidos interrumpidos por besos, caricias en todo el cuerpo y palabras susurradas al oído, el placer dominando el momento y los mejores orgasmos de nuestras vidas abriéndose paso entre nosotros.

Lo increíble de ser nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora