CLARA RODRÍGUEZ
-¡Clara!
Reconozco la voz de Julio y lo busco desesperadamente entre toda la gente. Cuando lo encuentro sonrío y voy corriendo hacia él, salto y rodeo mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello.
Él se ríe y da dos pasos hacia tras intentando mantener el equilibrio, me agarra del cuello suavemente y estampa sus labios contra los míos. Nos besamos desesperadamente, como si hiciera años que no nos vemos cuando en realidad solo fueron diez días.
-Me alegro tanto de que estés aquí.
-Yo también me alegro de volver a casa.
Mis pies tocan el suelo y él me ayuda a cargar las valijas hasta el taxi.
-¿Y? ¿cómo te fue en estos días que no estuve? ¿alguna novedad?
-Amor, te conté todo por teléfono.
-Solo quiero asegurarme de no perderme de nada- le sonrío.
-¿Además de que Luna orinó el sillón y estuve medio día intentando limpiarlo? No, no pasó nada importante.
Me rio.
-Pobrecita, ¿no la retaste o sí?
Él suspira.
-No fui capaz.
-Sí, eso es lo que te hacen los animales. Primero te roban el corazón y luego la casa.
Cuando llegamos a nuestro departamento le doy besos a la gata y ella se frota contra mis piernas.
Levanto la vista y miro a mi alrededor.
-¿Julio que es todo esto?
-¿Te gusta? Se me ocurrió hace unos días mientras estaba acostado en el sillón descansando un poco.
-Está muy lindo, ¿lo hiciste tú?
Él asiente con la cabeza y me ofrece una copa de vino tinto.
Unas luces tenues están encendidas haciendo que la cocina y la sala estén casi a oscuras y al dar unos pasos más descubro que el piso está lleno de pétalos de rosas, me paro a su lado cuando enciende algunas velas y las deja sobre la mesada de la cocina.
-Salud- me dice levantando su copa- porque volviste después de diez días extrañándote tanto. Por nosotros.
-Salud, por nosotros- repito.
Las copas tintinean un poco y saboreo el vino cuando lo bebo.
-¿Cómo está Nicolás?- me pregunta.
-Muy bien, llora bastante pero además de eso es como cualquier bebé supongo.
Julio sonríe. Me apoyo en la mesada y él imita mi gesto, nos miramos por varios segundos hasta que ya no aguanto más y me rio.
-Perdón, es que no soy muy buena para mantenerle la mirada a alguien.
-Yo tampoco- admite- pero es divertido.
-¿Volver al tiempo atrás? ¿A aquellos años en la escuela donde nos mirábamos?
-Sí- susurra.
-Creo que nunca te lo he dicho pero yo- hago una pausa- recuerdo que pensaba que era bastante invisible para ti, y aún sigo sin creer que de verdad te fijabas en mí.
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Lo increíble de ser nosotros
Romance¿Qué harías si el chico del que estuviste toda tu vida enamorada se vuelve a cruzar en tu camino? Clara es una editora de libros que se va de vacaciones con sus amigas pero lo que menos espera es encontrarse con el chico que, en su adolescencia, hiz...