Capítulo 57: La sesión

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CLARA RODRÍGUEZ

Julio falta los dos días siguientes al trabajo ya que no mejora, al final terminamos yendo a un hospital donde lo revisan y le dan unas pastillas para tomar las cuales atacan al virus que tiene instalado en su cuerpo.

-No te preocupes hija, estamos bien- responde mi madre al otro lado del teléfono.

-¿Segura? Sabes que no necesitas pedírmelo dos veces, encuentro la manera de ir a Argentina unos días y ayudarlos.

-Lo sé y justamente por eso te repito las palabras textuales de tu papá, "no se te ocurra venir, estamos bien y tú tienes tu vida y responsabilidades que cumplir en España".

-Pero mamá...

-Pero nada. Hija, ya somos personas mayores y tenemos que aceptar que nos van a empezar a pasar cosas de viejos. Así es la vida y con tu papá estamos agradecidos por haber podido llegar hasta acá. Sabes perfectamente que la quinta la van a heredar tú y tu hermana, nos encanta disfrutar de este lugar pero ya no podemos mantenerlo. Por eso hemos tomando la decisión de irnos a vivir al sur, sabes que es nuestro lugar favorito en el mundo. Si necesitamos tu ayuda te llamaremos, pero mientras tanto podemos encargarnos nosotros de todo, ¿sí?

Suspiro.

-Está bien, como digan. Pero prométeme que me llamaran todos los días, los extraño mucho.

-Y nosotros a ti cariño pero sabemos que sos feliz en España y con eso nos basta.

-Gracias mamá, por todo. No me va alcanzar la vida para agradecerles todo lo que han hecho por mi, si no fuera por ti y por papá hoy no estaría aquí.

-Los padres tenemos el deber de enseñarles a nuestros hijos a volar, no a obligarlos a permanecer en el nido. Porque por más reconfortante que suene la vida real está fuera de él, recuérdalo siempre.

-Lo hago. Y... ¿mamá?

-¿Sí?

-Los amo.

-Te amamos tesoro, que tengas un buen día.

-Ustedes igual, vuelve a desearle un feliz cumpleaños a papá.

-Lo haré, un beso.

-Adiós.

Corto la llamada y dejo dos vasos y dos platos sobre la mesa junto a los cubiertos.

-¡Está listo el almuerzo!- lo llamo a Julio que está en nuestra habitación.

Aparece en la sala y me mira.

-¿Qué comida tan rica hiciste hoy?

Me rio.

-Milanesas con papas fritas.

-Mmm, no puede ser. Tengo a la mejor novia del mundo.

Me abraza por detrás y me da un beso en el cuello.

-Te amo- susurra.

-Y yo a ti.

Cuando nos sentamos y empezamos a comer él cierra los ojos.

-Hace tanto que no comía algo típico de Argentina.

-Lo sé- le respondo- es increíble lo que extraño todo.

Él suspira.

-Yo también. Los paisajes, la comida, mi familia, nuestras costumbres pero por sobre todo la gente. Ahora que he visitado varios lugares del mundo me doy cuenta de que nadie es tan amable, tan carismático, tan... argentino.

Lo increíble de ser nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora