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La fiesta aún seguía, pero había llegado el momento donde los recién casados tenía que consumar el matrimonio, todos nos despidieron y desearon una feliz noche, las mujeres más que nada decían que les pedirán a los dioses que quedara en cinta pronto, yo rezaba por que eso no sucediera, al menos no tan pronto.
Le había pedido a Aemond que sucediera en mi habitación, era la más alejada de todas, aunque con el bullicio de la gente dudaba que se llegara a escuchar algo.
−Adelante−dijo Aemond abriendo la puerta permitiéndome pasar.
La habitación se encontraba decorada, la cama estaba llena de pétalos de rosas, supongo que son del jardín de Alicent, a ella le encantan las flores, había un camino de pétalos hasta la entrada y habían demasiadas velas por todos lados, era un ambiente romántico.
−esto es hermoso Aemond, gracias−dije volteandome a verlo, el se acerco con una sonrisa y me abrazo por la espalda mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.
−todo por ti cariño−susurro en mi oído enviando una corriente por todo mi cuerpo y haciendo que me tense, el obviamente lo noto y aprovechó para empezar besarme el cuello−¿qué tal si comenzamos con la acción?
−esperaba que dijeras eso
Él rápidamente nos unió en un ardiente beso, extrañaba tanto sus labios, solo los había probado una vez y ahora podía hacerlo cuando quisiera, amaba la suavidad de sus labios combinado con los movimientos salvajes que hacía, el entreabrió sus labios y dio paso a su lengua.
El beso era lento y doloroso, si él quería jugar pues yo también, el bajo una mano hacia mi trasero apretándolo robándome un jadeo por la acción tan repentina y excitante, subió su otra mano a el escote del vestido y comenzó a acariciar ligeramente por encima de la tela, yo por mi parte comencé a desprenderlo de su ropa inferior permitiéndome apreciar su torso bien definido, esos entrenamientos sí que le servían, acariciaba todo lo que podía recibiendo todos sus jadeos los cuales hacían eco en mi boca.
Estaba desesperada por su lentitud así que subí mi mano hasta su pelo y lo jalé para que lo hiciera más rápido, no quería que fuera lento ni suave, quería que lo hiciera como solo él sabe hacerlo.
−no juegues con fuego cariño, te quemaras−murmuró burlón, separándose del beso, busque sus labios nuevamente, pero él se alejaba.
−no estoy para tus juegos Aemond, o me vuelves a besar y me follas como debe ser, o te juro que busco a Aegon y el hará tu trabajo−dije seria, realmente no estaba para sus juegos, vi como su mandíbula se tensaba.
−no sabes en qué te metiste cariño, ya no tendré compasión contigo−tenía una sonrisa perversa en su rostro, mierda− quítate el vestido y ponte en cuatro.
Inmediatamente acate su orden al ver sus ojos llenos de lujuria y perversidad, había obtenido lo que quería, pero ya no estaba totalmente segura, me quite lentamente el vestido torturandolo tal y como él lo había hecho conmigo, su mirada me ponía nerviosa, era demasiado intensa, cuando me deshice del vestido me dirigí a la cama e hice lo que él me pidió, me puse en cuatro.