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Otto Hightower había fallecido mientras dormía, Aemond había cumplido lo que dijo, ahora íbamos camino al desembarco para su funeral, ya que el había dicho que cundo muriera quería ser enterrado en las tierras de las personas que durante su vida sirvió, algo estúpido si me preguntan, el debía ser enterrado en sus tierras, no en las de los Targaryen.
Mi dama me sostenía el cabello mientras botaba toda la comida que había ingerido durante le día, una vez que bote todo ella me ayudo a estabilizarme.
−muchas gracias−le agradecí con una sonrisa corta, salimos hacia la cubierta donde se encontraba un Aemond preocupado.
−para eso estoy princesa−respondió con amabilidad, una vez que llegamos frente a Aemond el le hizo una seña para que se fuera−hasta pronto su majestad.
Hizo una reverencia y se marchó, Aemond espero a que se fuera para comenzar a hablar.
− ¿aun te sietes mal cariño? −interrogo en un tono preocupado, el no se mostraba así en público.
−si, mayormente son vómitos y mareos, no entiendo la razón−respondí explicándole, yo no sabia que estaba sucediendo, todo lo que comía en algún momento del día lo vomitaba, tenía un pequeño indicio de que podría ser.
− ¿has ido con algún maestre para que te revise?
−no, pero planeo que en cuanto pisemos el desembarco ir con algún maestre del castillo, así que no te preocupes, pronto sabremos que es−asegure con una sonrisa tranquilizadora, lo abrace para tratar de tranquilizarlo a él también, no quería que se preocupara de más.
−bien, pero pobre de ti que no lo hagas Daenys−dijo amenazante, yo solo reí y lo besé.
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Llegamos alrededor de 1 día al Desembarco, nuestra familia nos recibió, menos los chicos y sus esposas, ya que nos comentaron que habían viajado a Antigua a informar a los pueblerinos la muerte de Sir Otto, no le tome importancia y me acerque a Rhaenyra, necesitaba hablar con ella.
−Rhaenyra, necesito hablar contigo−dije una vez que la localicé, lo dije un tanto seria por lo que se preocupó.
−si claro, vamos a mi habitación−respondió, la seguí hasta su habitación y una vez dentro tomamos asientos en unos asientos que se encontraban allí−y bien, ¿Qué sucede?
−no quiero hacerme ilusiones por eso prefiero comentártelo−hable rápidamente un tanto nerviosa, ella asintió pidiendo que continuara−hace unas semanas me eh estado sintiendo un poco mal, me siento mareada, vomito todo lo que como, mi apetito a aumentado considerablemente y no sé por qué sucede, todo lo que consumo es lo mismo de siempre, por lo que no encuentro razón lógica−dije jugando con mis manos, me encontraba un tanto nerviosa.
−siento que no me estas diciendo todo Daenys, si quieres que te ayude necesito que em cuentes todo, sabes que puedes confiar en mi−hablo suavemente mientras tomaba mis manos entre las suyas.
−yo...no sangre esta luna, ni una gota de sangre salió de mi−dije revelando lo que no le había dicho a nadie, ni siquiera a Aemond.
Vi la sorpresa en sus ojos, mi nerviosismo aumento, ella soltó mis manos y se levanto comenzando a dar vueltas por la habitación.
− ¿has ido con algún maestre o algo? −pregunto deteniéndose.
−planeaba ir con el maestre en cuanto llegara−respondí diciéndole lo mismo que le dije a Aemond en el barco.
−bien, en este mismo momento iremos y resolveremos esa duda y reza por que no sea nada malo−hablo para que luego ambas saliéramos en dirección hacia donde se encontraban los maestres.
Una vez ahí Rhaenyra le pidió al maestre que me revisara, un guardia entro a la habitación informando que el rey necesitaba la presencia de Rhaenyra en la sala del trono, ella le dijo que iba en unos minutos.
−tengo que irme, pero el maestre se encargara de todo y no tengas miedo ni te alteres con la respuesta que te de ¿bueno? −dijo suavemente, yo asentí y ella se retiró dejándome sola.
Unos minutos después el maestre se acerco y me dio la respuesta, mi cuerpo se tensó y una angustia me lleno, no sabía que hacer, simplemente le agradecí al maestre y salí hacia cualquier parte, necesitaba respirar, me sentía encerrada y mi cabeza daba vueltas.
Me apoye en una pared y me deslice hasta quedar sentada en el suelo y llore, no sabía por qué pero sentía la necesidad de llorar, de liberar tantas cosas, tenia una cosa en claro, mis planes se tendrían que postergar por un tiempo.
No me percate de la presencia de Alicent hasta que se agacho al frente mío.
−Daenys cariño ¿Qué sucede? −y con esas palabras me desplome, ella me abrazo fuertemente−vayamos a mi habitación para que estes más cómoda ¿sí?
Yo asentí y ella me ayudo a pararme, nos dirigimos a su habitación, le pidió al guardia que se fuera y no volviera hasta que ella se lo informara, el acato la orden y entramos, nos dirigió a su cama y nos sentó, dando palmadas en su regazo indicando que apoyara mi cabeza ahí.
−ahora sí, ¿Qué tienes cariño? −pregunto suavemente mientras me acariciaba el cabello, mis ojos nuevamente se llenaron de lagrimas y cada una de ellas salió.
−me acaban de informar algo, pero se supone que es algo bueno, y-yo no entiendo por que estoy así−dije entre lagrimas y sollozos, confiaba en ella pero no podía contarle aun.
−entiendo que no me quieras decir, es tu decisión, pero si esa noticia es buena deberías contarla, y si incluye a una persona con más razón, cuéntaselo a esa persona y háblenlo, no tienes que cargar tu sola con todo, tienes a Aemond, el te ama y te apoyara en todo lo que tú quieras, él te ama Daenys y se que sabes eso, así que ve con el y cuéntale lo que sea que este sucediendo−hablo suavemente Alicent, sabía que ella tenía razón.
−gracias Alicent, por todo−agradecí con una sonrisa genuina, ella me la correspondió− iré a hablar con Aemond.
−ve cariño
Sali de su habitación y me dirigí a la que compartía, sabia que el se encontraba ahí, en el camino me fui limpiando las lagrimas para que no lo notara, pero conociéndolo lo haría de todas formas, no tarde mucho en llegar y me prepare mentalmente.
−Sir Erryk podría irse unos minutos, por favor−le pedí amablemente, el lo dudo un poco pero termino aceptando.
Lentamente tome la puerta para abrirla, camine lentamente hasta entrar a la habitación, Aemond se encontraba sentado en un sofá frente a la chimenea, un pequeño recuerdo me invadió y no pude evitar que una sonrisa se instalara en mi rostro, el sintió mi presencia y se giró.
−Cariño, me habías preocupado, ven siéntate−dijo suavemente, hice lo que el dijo y me prepare mentalmente para decirle− ¿estuviste llorando? ¿estas bien?
−yo....
−Daenys dilo de una vez, no me asustes−exigió enderezándose, estaba preocupado y sin evitarlo más lo solté.