Capitulo Cinco| Ser insoportable.

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C A P I T U L O C I N C O

Ser insoportable.

Jeff:

Como era de esperarse pase el día de mal humor, me fume 28 cigarrillos y contando, 6 cafés y no quite mi vista de el balcón hasta que se fueron.

Pasaron toda la mañana comiendo, riéndose, hasta compartieron postre.

Me siento celoso. Sí, le tengo envidia.

Por que esta haciendo lo que yo jamás pude hacer con ella.

Me voy a casa, ya es muy tarde. Son las 4 am.

Estoy hambriento y exhausto llego a mi depa y encuentro a Amanda bailando mientras hace la cena.

—Duerme ya—digo mientras ella ríe—¿Que haces cocinando?

—Supuse que llegarías a esta hora así que te estoy haciendo algo de pasta.

—No tengo hambre. —¿Como cojones piensa que comeré algo que haga ella si la última vez que lo hice casi me pasa a la otra vida?

—Por favorrrr, no me lo desprecies. Lo hice con mucho cariño.

Con cariño casi nos mata.

—No tengo hambre mujer, comételo tu. Yo me comeré una pizza instantánea. —la saco de el refrigerador y la meto en el microondas.

Veo solo solo lleva una bata sin ropa interior por que se le transparenta.

Deja de mirar pendejo.

—¿Acaso no te alcanzo para comprarte Ropa?

—Claro que sí, solo que así estoy más cómoda.

—Ah ya—Sacó mi pizza de el micro y la como mientras la miro, se sirve un plato enorme de pasta, y huele muy bien. Pero no confío en su comida.

—¿Por que estás aquí?

—Tu me trajiste ayer bobito recuérdalo—me dice mientras me pasa una lata de Coca Cola.

—¿Por que estás en Paris?

Capaz te vino a buscar.

Tengo 3 años aquí, siempre fue mi sueño pero no se me ha dado la cosa tan fácil como pensé. Te extrañe mucho en verdad.

—Claro, vivías en la mejor zona de la ciudad y explotabas mis tarjetas en Gucci y Dior Obviamente me extrañabas.

Dios la perdone.

Un día se gastó 50mil euros. No se como en verdad no salí huyendo cuando la vi.

—Amorcito no me hagas parecer una interesada. Mejor vamos a descansar.

—No me digas así—me agarra la mano y yo la suelto—No somos pareja Amanda, y yo dormiré en el sofá mientras tú estés aquí.

No queremos que se nos peguen los piojos.

—Entonces si no dormirás conmigo en la cama, yo dormiré contigo en el sofá.

Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora