03. Eres mi misión.

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Parte de su vida, y de la que él presumiría, fue haber sido convocado por la CIA a temprana edad. Casi 19 años, para ser exactos. No era un dato nuevo decir que Taehyung era un genio en absolutamente todo. Tenía el promedio más alto de toda la escuela y las propuestas a distintas universidades como Harvard y Stanford habían llegado a él cuando había cumplido los quince años.

Pero las cosas en la agencia no fueron viento en popa, como se dice. Cabe resaltar que el carácter de Taehyung tuvo mucho que ver en esto, pues cuando cumplió tres años trabajando ahí, decidió dejar la agencia después de moler a golpes a uno de los oficiales más importantes que le había tenido mala leche desde que había llegado ahí y que obviamente le jodía diariamente. No, Taehyung no era un tipo que aguantara órdenes de idiotas, así que simplemente decidió renunciar.

Hasta entonces, con veintidós años, una camioneta y una economía bastante buena debido a su largo tiempo en la agencia, las cosas para Taehyung iban bastante bien. Pero se había acostumbrado ya a la característica adrenalina que su anterior trabajo le ofrecía. Y sí, por qué no decirlo, la extrañaba. Así que un jueves por la tarde, decidió convocar a dos de sus colegas que habían dejado la CIA por situaciones similares y conversó con ellos la posibilidad de formar un grupo que resolviera misiones para el gobierno de forma independiente.

El grupo lo conformaban dos muchachos con las mismas habilidades que Taehyung poseía. Uno de ellos, Kim Seokjin de veintisiete años. El castaño fornido de ojos oscuros, también había sido convocado a muy temprana edad para formar parte de la agencia. Y el otro, Park Jimin de veinticuatro años, de cabello rubio y ojos avellana, que tenía un expediente similar.

Sin embargo, nunca, hasta esa noche, tuvieron una misión equivalente a tantos ceros a la derecha en sus cuentas bancarias.

Sin embargo, nunca, hasta esa noche, tuvieron una misión equivalente a tantos ceros a la derecha en sus cuentas bancarias

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[8:46 pm. Kolonaki, Atenas -  Grecia]


Jin estacionó la Ford Raptor blindada en una esquina oscura, justo al frente de una cafetería rústica del distrito de Kolonaki. En el asiento copiloto, Taehyung se acomodaba el micrófono invisible bajo el doblaje de su saco de cuero. Lo probó un par de veces y Jimin le dio el visto bueno, sentado en los asientos traseros del vehículo. Este había instalado un equipo de espionaje que manipulaba en su laptop, que contenía desde GPS hasta rastreadores.

—Hyung, si las cosas se ponen complicadas, necesito que entres a la cafetería cuanto antes. —le indicó Taehyung a Jin.

—¿Realmente crees que algo podría salir mal? es decir, míralo... —los dos muchachos voltearon la mirada en dirección a lo que Jin señalaba. Pudieron ver al chico a través de las lunas de la cafetería—Parece un hijo de puta bastante normal. Inofensivo, tranquilo.

—Esos son los peores. —se burló el rubio desde atrás.

—Quizás sea inofensivo, pero si se ha mudado hasta Kolonaki es porque sabe el poder que tiene. Y podría salir corriendo y simplemente huir como lo ha venido haciendo desde hace tiempo. —respondió Taehyung, sin ganas de bromear.

Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora