Medianoche.
Jungkook estaba acostado sobre la cama, de espaldas a Taehyung y a lo que sea que este hacía en su laptop, sentado en una mesa de madera.
Taehyung, por su parte, pensaba que probablemente él se había quedado dormido. Sin embargo, el chico se movía de vez en cuando y su respiración, aunque era bastante tranquila, le hacía llegar a la conclusión de que aún se encontraba despierto.
No pudo evitar mirarlo por sobre el hombro de vez en cuando, porque teniéndolo de espaldas podía ver perfectamente las delicadas curvas de su cintura que desembocaban en un culo perfecto. No se sentía para nada culpable por mirarlo de esa forma. Es decir, era un hombre guapísimo, con un buen cuerpo y con un carácter que le ponía duro. Y Taehyung no era un hombre ciego o que pasara por alto todas esas características tan resaltantes que el castaño tenía.
Sin embargo, algo de todo lo que Jungkook le producía era distinto. Diferente.
Aunque no había querido pensar mucho en eso, sabía que era cierto. Cada vez que sentía a Jungkook cerca, era como si nunca antes hubiera estado cerca de un cuerpo masculino. Le jodía aceptarlo, pero nunca antes había estado tan atraído por alguien físicamente, como por él. Y eso que había estado frente a mujeres voluptuosas, hombres musculosos, rubios, morenos, pelirrojos, latinos... Pero Jeon simplemente le daba mil vueltas a todos, y coño, cuán difícil era entonces contenerse con todo lo que él le provocaba.
Lo vio entonces acomodarse en la cama boca arriba y tocarse el rostro, exactamente el mentón, donde todavía conservaba el moretón del golpe que había recibido de parte de esos hijos de puta, así como algunos raspones que tenía alrededor. El recuerdo le hizo ponerse tenso.
—Siéntate. —le ordenó desde su sitio. Jungkook levantó la cabeza para mirarlo, un poco sorprendido por su repentina comunicación, y por la forma en la que siempre estaba dando órdenes.
—¿Para qué?—preguntó, viéndolo acercarse hasta él.
—Voy a revisarte. —el chico parecía hablar en serio, no como cuando bromeaba sobre cosas sexuales... Así que Jungkook obedeció y se sentó en el borde de la cama; a lo que Taehyung se puso de cuclillas frente a él y le cogió el mentón suavemente. —Mira arriba. —dijo con la voz gruesa. —¿Te duele todavía? —preguntó haciendo presión con los dedos.
—Mierda...—Jungkook se quejó entre gemidos. Él tragó saliva. Le sabía muy mal verlo quejarse por sentir dolor, ¿Aquello era normal?
—Me alegra mucho haberlos desintegrado uno por uno. —comentó Taehyung, con el ceño fruncido, revisando el rostro de Jungkook tan delicadamente como le era posible.
—Fue un bonito gesto. —el más joven le siguió el juego y lo escuchó reír, mientras se levantaba y caminaba en dirección a su portafolio. Taehyung lo abrió y sacó un pomo de un compuesto químico que utilizaba cuando se golpeaba de vez en cuando con las pesas del gimnasio, y volvió con Jungkook.
—Te pondré un poco de esto. —le indicó y él se quedó inmóvil por unos segundos mientras Taehyung le echaba el líquido con un algodón. Lo hacía tan despacio, estaba tan concentrado en él y el espacio que los separaba era tan corto que Jungkook no pudo evitar fijarse en su boca. Estaba medio abierta y soltaba aire muy despacio. Tenía los labios gruesos y se veían tan bien desde ese ángulo... y pensar que él ya los había probado. Pensar que incluso había jugueteado con su lengua, con toda su boca. El recuerdo lo hizo estremecer. —Déjame adivinar ¿quieres que te bese? —la pregunta lo tomó por sorpresa, provocándole un ligero rubor sobre las mejillas y llenándolo de enfado cuando lo vio sonreír plácidamente ante su reacción.
ESTÁS LEYENDO
Antidote | Taekook
RandomLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de un chico. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Kim Taehyung...