22. Distanciamiento.

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[3 de diciembre]


—¿Cómo está yendo todo por allá?—Hyungsik estaba al teléfono y Taehyung se fumaba un porro en los exteriores de la residencia de China. Hacía un viento delicioso que le acariciaba la cara.

—Por aquí está muy tranquilo todo—mintió el chico, porque las cosas en su interior estaban peor que nunca.—¿Debería preocuparme?

—Más o menos.— contestó Hyungsik.—¿Cómo lo está llevando el chico? ¿No te ha hecho ninguna escena? Por aquí los de la agencia ya se han repartido sus fotos, ya los conoces cómo son de sucios.

—No es gran cosa.

—Está bueno, Taehyung. Te lo admito yo, que estoy comprometido.

Taehyung puso los ojos en blanco. Un segundo más que estuvieran hablando de Jungkook y empezaría a cabrearse por puro gusto.

—Da igual. ¿Qué querías decirme?

En el otro lado de la línea, Hyungsik se acomodó en su asiento y revisó algunos folios que tenía en su escritorio.

—Necesito que lleves al chico al pueblo. Hoy, precisamente, van a hacerle unos estudios en los laboratorios que hemos instalado ahí, antes de que venga a Corea y se someta al experimento. El lugar es bastante seguro, así que no hace falta que vaya tu equipo completo a resguardarlo.

—Vale, haré que Jin la lleve por mí.

—Sería bueno que seas tú quién lo haga. Los del laboratorio quieren hacerte algunas preguntas respecto al chico, sabes bien cómo son de exigentes...

Taehyung soltó un suspiro, pasándose las manos por el pelo.

—Jin sabrá responder cualquier cosa que necesiten saber sobre él.—escupió, frunciendo el ceño. Ocultando su sombría expresión bajo las gafas de sol.—Lo conoce mejor que yo.

—¿Por qué no podrías llevarlo tú?—Hyungsik no pudo evitar soltar carcajada, un poco sorprendido por la actitud a la defensiva de Taehyung.—Son órdenes del presidente, colega. No hay mucho que yo pueda hacer al respecto, y tú tampoco.

¡Demonios! Ahora mismo tenía que surgir esto cuando las cosas entre ellos estaban tan jodidas; es que ya se imaginaba la cara que pondría cuando le dijese que él tenía que llevarlo al pueblo.

—Los de laboratorio te esperarán alrededor de las tres de la tarde.—continuó Hyungsik.—Sé puntual y lleva contigo al chico, por supuesto.

Cuando despertó, Jungkook sintió su garganta arder como el fuego de los mil demonios

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Cuando despertó, Jungkook sintió su garganta arder como el fuego de los mil demonios. Tenía la boca sabiéndole a whiskey y no del bueno, sino de uno barato y agrio. Su estómago se revolcaba provocándole arcadas intensas y la cabeza le estallaba, produciéndole pequeños golpecitos en la sien.

¿Qué coño había hecho anoche?

La luz del sol le golpeaba la vista y todo su cuerpo estaba tumbado en el extremo izquierdo de su cama. Y estaba... ¿desnudo? joder, lo estaba. Lleno de pánico, se vio obligado a que los recuerdos volvieran a él de manera urgente, para orientarlo como pudieran.

Dios mío, desnudo, borracho y viviendo con tres hombres en una residencia colosal y perdida en medio de la selva de China. No sonaba como algo que pudiera dejarlo libre de algún pecado. No los conocía a los otros, al menos no muy bien, pero sí a Taehyung...

¡Taehyung!

Entonces todo volvió a él en una avalancha de recuerdos que fueron golpeándole uno por uno.

Primero las palabras de Jin, después su borrachera con este, luego Taehyung, que de algún modo lo había llevado a su habitación y después... sus besos, sus manos, su tacto, todo lo que le había practicado sobre esa simple cama.

Se ruborizó de inmediato, a medida que iba palpando su propio cuerpo en las mismas zonas en las que él había tocado. Madre mía con lo de anoche...

Y le hubiera gustado que el torrente de recuerdos hubiese terminado ahí, pero la verdad era otra. De pronto vinieron a él las palabras exactas que le había dicho a Taehyung, después de que este se hubiera exaltado por escuchar el nombre de Bogum.

Recordar aquello hizo que el malestar de cabeza aumentara, porque de alguna forma... de alguna forma irremediable, dolía. Dolía bastante. Pero se negaba a pensar más en eso, en pensar en lo que comenzaba a sentir. Y es que no había nada qué pensar, en realidad. Estaba hecho. Taehyung y él no volverían a tener contacto jamás, a menos que la misión lo amerite. Solo de esa forma saldría ileso y con el corazón intacto.

Se duchó rápido y se colocó una muda de ropa cómoda, para pasar el día. Ya vería en qué se podría entretener estando metido en esa casa, con esos tipos que apenas y hablaban de vez en cuando. Pero antes de salir de la habitación, volvió a entrarle el pánico.

Joder, esperaba no haber hecho algo de lo que no se acordaba que pudiese avergonzarlo todavía más.

Cuando llegó a la cocina, los tres muchachos desayunaban a gusto en la mesa de esta. Ninguno decía palabra alguna, cada uno estaba bastante concentrado en su tema. Jungkook rogó porque ese silencio no se debiera a él y a su papelón de ayer.

—Buenos días.—dijo bajito; dos de los chicos se giraron a verlo y uno de ellos se puso de pie, colocándose las gafas de sol y abandonando la cocina.

Jungkook hizo un esfuerzo sobrenatural por no voltear a verlo y simplemente ignorar por completo su rechazo. Después de todo, así iban a ser las cosas ahora con Taehyung ¿verdad?

—Buenos días, ¿cómo está la resaca?—Jin le dedicó una sonrisa, de esas que podían hacer sentir mejor a cualquiera. Iba tan sexy con esa camiseta sin mangas y esos pantalones de chándal.

—Terrible —contestó él, soltando un suspiro.

—Eres el primer chico que conozco que puede beberse un Jack Daniels por sí solo. —comentó Jimin, comiéndose un trozo de tocino.

—Nada de eso, lo ha hecho con mi ayuda.—intervino Jin, burlón.

—Jungkook—entonces, la voz de Taehyung sorprendió a los tres chicos. Especialmente a él, que su corazón dio un vuelco al escuchar su nombre, viniendo de los labios de él.

El muchacho estaba de vuelta en la cocina, con las llaves de la camioneta blindada en la mano izquierda. Su semblante era duro y escondía la mirada fría bajo sus Rayban. A Jungkook le entró un escalofrío.

—Vístete, vas a ir conmigo al pueblo.—gruñó él, sin siquiera mirarlo— Hay gente que quiere verte y para que lo sepas, no ha sido idea mía. Así que tienes diez minutos, no me hagas esperar.

Y desapareció en dirección al garaje.

Sólo diré que se vienen cositaassss jajsjas

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Sólo diré que se vienen cositaassss jajsjas. Hoy subiré dos caps, así que esperen la siguiente actualización :)

-Itori xoxo

Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora