—Quítate la ropa.—le dijo ahora con la voz dura, áspera, parecía como si estuviera aguantando gran cosa. Y vaya que así era.—Quiero ver lo que ese imbécil se perdió.
Al frente de él, Jungkook bajó la mirada para darse una ojeada a sí mismo. Estaba más o menos desnudo ya, omitiendo que todavía traía puesta una camiseta y abajo tenía los pantalones a la altura de los pies y la ropa interior en las rodillas. Así que pasó a quitarse todo eso, quedándose completamente desnudo a la vista de ese hombre que ahora mismo estaba de pie, y lo miraba con ganas de abalanzársele encima y quitarle ese miedo a base de unas buenas embestidas.
Jungkook terminó de quitarse todo y Taehyung hizo lo propio, quedándose completamente desnudo y puesto de pie frente a su presa. Su grueso miembro se mecía a medida que iba moviéndose hasta llegar al borde de la cama, donde el castaño le esperaba, con la boca entreabierta, mirándolo de una forma tan dulce y cachonda al mismo tiempo.
Eso era lo increíble de él. Que provocaba follarlo duro, pero también llenarlo de besos, caricias, tratarlo bien... Tratarlo con un poco más de tacto que con cualquier otra persona.
—Date la vuelta.—pidió Taehyung y Jungkook se ruborizó todavía más. Ya estaba bastante colorado por el anterior acto que Taehyung le había practicado, pero ahora... que le pedía que se girara, no sabía qué era capaz de hacer ese hombre. —Hazlo, lo vas a disfrutar. —rogó, viendo como esta vez se colocaba de espaldas a él, con la cara contra la cama. —Ahora sube un poco.—Taehyung colocó la mano derecha bajo el vientre de Jungkook, haciéndole subir un poco de nivel. —Quiébrate. —le dijo haciendo que bajara el nivel de su espalda, para que subiera el culo lo suficiente como para poder tenerlo en cuatro. La vista ahí arriba era lo más excitante que sus ojos habían podido ver.
El culo del chico estaba expuesto ante su vista e imaginaba cuántas cosas podría hacerle ahora mismo en esa posición... Pensar que podrían estar pasándosela tan bien. Tan a gusto. Pero él había prometido algo.. Y de una forma u otra, no quería traicionar su confianza. Así que se colocó de rodillas tras él y se inclinó un poco para estar al mismo nivel. Su erección chocó contra sus glúteos, y bajó un poco hasta llegar a su entrada. Rozó suavemente su dura polla contra el orificio de Jungkook, y juraba que podía sentirlo palpitar ante semejante miembro frotándose contra él. La sensación era exuberante, agobiante, era una tortura para él estar rozando su pene por sobre dicha entrada, a tan solo centímetros, segundos, escasos momentos de poder estar follándoselo tanto como quería. Tenía la oportunidad ahora mismo de hacérselo al tenerlo ahí, y estando tan vulnerable, Jungkook no se negaría, pero no podía... Si hubiera sido cualquier otro hombre, entonces ya lo habría abierto de piernas y lo habría hecho practicarle una buena cabalgada, pero no era ese el caso... Era Jungkook, tenía... Miedo de decepcionarlo perdiendo los papeles.
—Siéntelo... —Taehyung susurró contra su oído, ahora frotando su erección más intensamente en el castaño, sintiendo como su glande sí podía tener un poco de acceso a su espléndido paraíso. La punta de su miembro estaba dentro, pero toda su longitud estaba ahí afuera esperando por tener la misma suerte. Y Dios, cuánto le puso poder sentir todo ese apretón que Jungkook podía ofrecerle. —Siente todo lo que puede darte, bonito...
—Taehyung... — él gimió, porque era increíble cada sensación que aquello le producía. Estaban a tan poco de estar teniendo sexo. —Joder...
—¿Te gusta? Dilo, Jungkook... Dilo... —Taehyung se movió rápido bajo él, aunque no estuviera penetrándolo, el tacto era jodidamente exquisito.
—Sí, sí... Dios. —le respondió en un grito ahogado, sintiendo como él gemía contra su oído, y su respiración caliente lo llenaba, al igual que sus movimientos allá abajo. Todo era tan fuerte, tan denso, tanta lujuria le nublaba el pensamiento, la vista, él... Era todo, lo era, se movía duro, y sus gemidos roncos eran todavía más excitantes, sentía que pronto... Se correría.
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Antidote | Taekook
CasualeLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de un chico. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Kim Taehyung...