31. Bogum.

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Namjoon tenía los brazos tensos contra el timón y el viento le desacomodaba el cabello negro haciéndole ver tremendamente guapo. Lo era, a decir verdad, lo era bastante. Sus ojos marrones y esa piel naturalmente bronceada lo hacían digno de una portada de revista masculina.

Jungkook necesitaba admitir lo bueno que estaba el muchacho.

Estando a su lado, en el asiento copiloto, intentaba no cruzar miradas con él por ningún motivo. Ya era bastante incómodo estar viajando con él hasta el laboratorio, como para que también hubiese cruces de miradas con demasiada tensión.

En realidad, hasta el silencio era bastante incómodo entre los dos. Solo el sonido de las llantas de la camioneta contra el asfalto y el motor rugiendo, eran lo que impedía que entre ambos hubiese un silencio sepulcral. Pero, ¿de qué podían hablar? Apenas y se habían visto un par de minutos al principio. Ni siquiera se habían presentado de manera formal, y ahora mismo, era él quién había sido encargado de llevar a Jungkook al laboratorio, sin más, ni menos.

Maldito silencio...

—¿Puedo encender la radio? —la voz de Jungkook rompió el hielo.

El muchacho a su lado solo asintió con la cabeza, con la mirada clavada sobre el parabrisas de la camioneta.

Él intentó cambiando algunas estaciones, pero todas continuaban pasando música de habla China. Nada que pudiese entender, pero al menos ya no había tanto agotador silencio en medio del ambiente. Era mucho mejor así.

— ¿Puedo preguntarte algo?—Jungkook alzó la voz sobre el sonido de la música.

—Sí. —se limitó a responder Namjoon, sin mirarlo. El chico entendió que ese hombre era incluso más frío que Taehyung.

—Por qué... ¿Por qué estás llevándome tú?—no quería sonar descortés, pero no había ideado una mejor forma de ser directo.

Al chico se le formó una media sonrisa en los labios. Madre mía, definitivamente era atractivo...


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Taehyung aparcó la Ford raptor negra afuera de la pequeña estación policial.

Esta ni siquiera tenía pinta de parecerse a una y, si tenía que ser sincero, el pueblo completo no tenía pinta si quiera de asemejarse a un pueblo normal. A penas y habían unas pocas casas hechas de algún material no muy resistente que formaban filas alrededor de la carretera. Había una pequeña iglesia justo al lado de la estación y una especie de zona parqueada, junto con algunas personas observando atentamente a Taehyung llegar al sitio. Aquel lugar parecía muerto en vida...


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Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora