[1 de diciembre. 9:23 pm, Yanoda – selva de China]
Después de un largo viaje en la avioneta privada del gobierno, la residencia ubicada en los más escondidos rincones de la selva de Yanoda les esperaba con los brazos abiertos.
La casa era realmente magnífica. Taehyung jamás imaginó que el gobierno podría ofrecerles una espaciosa casa como esa tan solo para la estadía de una semana exacta. Solo entonces podía entender lo importante que realmente era la misión, lo crucial que era llevar a Jeon Jungkook directo a Seúl sano y salvo, e incluso, con comodidades.
La propiedad estaba perdida entre muchos árboles y solo podía llegarse a ella mediante un camino que se encontraba en medio de una carretera solitaria. Alrededor estaba protegida por cercos eléctricos que no permitían el pase a ningún vehículo pesado. Además, contaba con alrededor de diez habitaciones, un gimnasio subterráneo, un bar, una sala de estar, una sala de televisión, baños con jacuzzi, una amplia cocina y un jardín inmenso que se expandía al interior de la casa. Todo perfectamente asegurado con cámaras de seguridad en cada esquina que podían monitorearse dentro de una habitación especializada, incluidos sensores de sonido y alarmas instaladas que no eran visibles para el ojo humano. La casa era un lujo del gobierno, que había sido usada de vez en cuando como base militar para el presidente en tiempos difíciles.
A Jungkook todo eso seguía pareciéndole jodidamente extraño. Había pasado de departamentos lujosos a una casa privada en China, que aparentemente había sido usada por personas importantes anteriormente. Seguía preguntándose, ¿Qué tan importante podría ser él para devolverles todos esos favores carísimos? ¿Qué podía tener él para valer todo ese dineral que estaban gastando solo para transportarlo a Corea del Sur? No sabía si pensárselo le asustaba un poco, pero sea lo que sea... debía ser lo suficientemente importante como para valerlo.
Jin apareció en la cocina de pronto, encontrándose a Jungkook con un delantal puesto y bastante entretenido entre muchas cacerolas y recetas que había encontrado en esa cocina totalmente implementada. Es que además de todos los lujos que había, también contaban con comida, películas bajo el LCD, tragos, licores, vodka y las máquinas de gimnasio funcionan a la perfección.
—Te has robado mi puesto.—bromeó el muchacho, sentándose en el taburete de mármol de la cocina, justo en frente de él. La vista que tenía no era para nada mala. Jungkook cocinaba quién sabe qué y vestía unas bermudas, una camisa de tirantes negra que dejaba ver bien sus trabajados brazos, y su musculoso pecho por encima de la tela. Pero quizás lo mejor de todo su look, era que estaba más o menos despeinado, con un aire casero. Estaba tan guapo al natural.
—Jimin me advirtió que no te dejara tocar la cocina.—él se giró para mirarlo, dedicándole una bonita sonrisa.
—Vale, vale. Pero es que pensé que se encargaría Taehyung esta vez.
—No, él no está aquí.—respondió un Jungkook un poco fastidiado por oír su nombre.
En ese momento, el recuerdo exacto de las palabras de Taehyung regresó a su memoria:
"No hay nada importante qué contar ¿vale? Sólo he besado a Jeon en el pasillo, como si fuera gran cosa que de pronto tenga intenciones de tener algo con alguna misión. Tú ya me conoces, Jimin".
No podía ser ajeno al enfado que eso le había causado. Mucho más después de que... habían hecho cosas. Claro, tal vez eso no significaba nada para el pelinegro, que tenía encuentros sexuales de ocasión con varios hombres y mujeres todo el tiempo, pero sí lo había sido para él, que era totalmente inexperto en el tema.
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Antidote | Taekook
De TodoLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de un chico. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Kim Taehyung...