—De qué... —Taehyung se quedó sin aliento. —¿De qué estás hablando?
—De lo que veo. Que parecen un par de niños inmaduros que no saben ni cómo hablarse o acercarse el uno al otro. ¿Crees que no lo hemos notado? Es bastante evidente que pasa algo entre ustedes, y si soy sincero... No es precisamente una amistad.
—Estás exagerando las cosas, amigo. —Taehyung tuvo que darle la espalda para poder evitar dar a notar el desenfrenado cambio de matiz en su mirada.
—Es que no lo entiendo, ¿por qué él no podría gustarte? —inquirió Jimin. —Es bastante dulce, agradable y se nota que los trae bien puestos. Porque créeme, no cualquiera te enfrenta como él lo ha hecho en varias ocasiones. Además, joder Taehyung... Jungkook está bastante bueno, lo sabes de sobra. —concluyó.
Taehyung se pasó las manos por el pelo, soltando un suspiro pesado al mismo tiempo que buscaba alguna otra excusa que pudiera decirle a Jimin. Pero, ¿de verdad tenía que seguir inventando pretextos ante algo que era meramente evidente? Es decir, incluso Jimin, que era despistado por naturaleza, lo había notado.
—No lo sé... —la voz de Taehyung se convirtió en un susurro. —Últimamente han sucedido muchas cosas. Probablemente solo soy yo, que estoy confundiéndolo todo...
—¿A qué te refieres?
—Quizás solo... —el muchacho se quedó callado, volviendo la mirada hacia Jimin. —Quizás solo estoy empezando a sentirme solo.
Ahora que dejaba a un lado esa capa de tío duro que cargaba sobre los hombros todo el tiempo, empezaba a sentirse más liviano, más cómodo, por así decirlo. Quizás después de todo no era tan malo contarle sus cosas a alguien. Desfogarse. Solía hacerlo siempre con Hyungsik, pero el trabajo les había separado y ya no tenían mucho tiempo para hablar de otra cosa que no fueran líos de oficina.
Jimin enarcó una ceja.
—Es curioso. —dijo ladeando la cabeza. —Porque has estado solo durante un buen tiempo y que yo sepa, no te lo has pasado para nada mal. Sin embargo, ahora que él aparece, empiezas a sentirte en la necesidad de tener a alguien a tu lado.
Taehyung tragó saliva; se apresuró para decir algo, pero Jimin volvió a tomar la palabra: —¿Qué sientes por él?
Joder.
En esa pregunta se encerraban todas sus dudas, todos sus dolores de cabeza y todo el jodido laberinto en el que se había convertido su relación con Jungkook.
¿Qué sentía realmente por él?
¿De verdad era tan difícil responderse a sí mismo?
No podía evitar anteponerse a él mismo innumerables excusas que pudieran ocultar sus verdaderos sentimientos. Como pensar, por ejemplo, que lo único que había entre ellos dos era una simple relación de sexo y satisfacción. Pero, ¿cómo explicaba entonces que ni siquiera habían pasado de tocarse?, si eso hubiera sucedido con algún otro hombre, lo habría dejado de tratar en el acto.
Con Jungkook era distinto. Incluso aunque el mismo chico le había impuesto reglas sobre alejarse de él, incluso aunque muchas veces actuaba como si él fuera su peor enemigo; Taehyung seguía ahí... Y probablemente esa era la respuesta ante su tan abnegada pregunta.
—Yo... —se le cortó la voz. Ni siquiera tenía a Jungkook frente a él, e incluso aunque no lo tenía ahí, era difícil. Era muy difícil. No encontraba las palabras por ninguna parte. —Yo...
El sensor de seguridad dentro de sus pantalones empezó a vibrar. El molestoso sonido hizo que Taehyung tuviera que sacar el aparato y tuviese que revisarlo, aunque después de todo quizás solo se trataba de alguna avería del sistema por la anterior tormenta cayendo sobre la casa.
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Antidote | Taekook
RandomLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de un chico. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Kim Taehyung...