33. Todos tenemos opciones.

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II PARTE




La sofisticada avioneta aterrizó en medio del jardín interior y junto a ella, alrededor de diez hombres uniformados bajaron uno por uno, cada quién con un arma sobre su hombro.

Jin los recibió a todos con un natural estrechón de manos y, aunque es un dato ya bastante obvio, parecían conocerse de siempre. Jungkook intentó imaginarse la reacción de Taehyung si pudiese ver todo lo que él estaba presenciando... ¿Acaso se habría imaginado alguna vez que uno de sus mejores amigos sería capaz de esto? Se preguntaba: ¿Taehyung habría esperado que Jin sea un sucio traidor?

¿Cómo? ¿Por qué? ¿Desde cuándo?

Jungkook lo observaba todo desde su sitio, siendo atado de manos por Namjoon con una soga gruesa. Hasta ese momento ya no le quedaba ni siquiera un rayo de fuerza que pudiese hacerlo levantarse de ese sitio y salir a luchar por su vida y por la vida de sus amigos. De sus compañeros. De las únicas personas que tenía a su lado en ese momento y que, por cuestiones de lealtad, no podía abandonar. Necesitaba pensar en algo...

¿Qué podía hacer? ¿Qué podía idear en ese momento para salvarse y salvarlos a ellos? De tan solo pensar que Taehyung y Jimin regresarían en algún momento a la residencia, le ponía la piel de gallina. Los hombres uniformados, o mejor dicho... La gente de Jin, acabarían con ellos con tan solo unos disparos.

—Muévete. —le dijo Namjoon frente a él, en un tono brusco.

El chico tardó unos segundos en reaccionar.

—¿A dónde iremos? —trató de preguntar Jungkook, intentando en lo posible de no sonar verdaderamente angustiado.

—Brasil. —contestó Namjoon haciendo un nudo grueso en medio de las manos del castaño. Cuando terminó de elaborarlo, no pudo evitar subir la mirada hacia Jungkook. Hacia sus ojos. Era la primera vez que lo miraba directamente en esa mañana llena de sorpresas.

—¿Por qué estás haciendo esto?—la voz del chico era débil.

—No estás en posición de preguntar ahora mismo, Jungkook.

—Es solo curiosidad. Después de todo, no voy a salir vivo de esto... Así que dime, ¿por qué?

El chico sonrió a medias y se giró para darle la espalda, en un movimiento típico de nerviosismo.

—No tengo otra salida. —dijo encogiéndose de hombros —Jin es quién da las órdenes aquí, a mí solo me toca obedecer.

—Mientes. — pero Jungkook levantó la voz, con la desesperación aflorando en él involuntariamente. —Tú... ¿tú quieres hacer esto? ¿entregarme a ellos? ¿es lo que quieres?

—No tengo otra maldita opción, joder... —protestó el chico, volteándose hacia el menor. —No tienes idea de lo poderosa que es esa gente. De lo rápido que pueden eliminarme si me atrevo a ayudar a Kim o a los demás. No he trabajado tantos años para terminar pudriéndome sin ningún remedio. Yo... —entonces se quedó callado, perdiendo el aliento por unos segundos cuando los ojos de Jungkook volvieron a invadir su panorama. Era tan guapo y su mirada eran tan pura, pero tan valiente al mismo tiempo. —Yo no tengo otra opción más que entregarte a ellos.

—¿No?—Jungkook enarcó una ceja, alterando el volumen de su voz. —Pues eres un maldito cobarde. —escupió, con la mandíbula temblándole por toda la adrenalina que empezaba a invadirle. —¿Quieres que te diga algo? Todos aquí tenemos opciones. Y no depende ni de Jin, ni de nadie que esté por encima de él... Sino de ti.

Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora