44. Niña engreída.

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Algo helado y denso subió por toda su piel cuando releyó la primera frase de la nota: "Te veías encantador anoche..."

Por un momento, Jungkook se quedó inmóvil con el papel entre sus manos, sin poder encontrar entre sus pensamientos alguna alternativa coherente que pudiese explicarle lo que estaba sucediendo.

Las letras eran a computadora y pequeñas, pero legibles. El color negro de estas y el vacío entre cada oración, hacían que la piel de Jungkook se erizara al sentir el silencio en medio de cada una de ellas.

Quiso imaginar que podía tratarse de una broma de mal gusto, pero aquella hipótesis se derrumbó al plantearse que solo había una sola persona en el mundo que lo había visto "encantador anoche" y vestido de "negro".

De inmediato, sintió en él una oleada de paranoia que lo llevó a girarse fugazmente para fijarse si alguien estaba detrás de él observando.

Espiándolo...

Cuando lo hizo, su corazón se detuvo en seco por una milésima de segundo, al ver a Taehyung de pie y sobándose la cabeza, mirándolo desde el pasillo con los ojos adormecidos.

—Buenos días—el chico sonrió acompañado de un bostezo —¿Por qué estás mirándome como si hubieras visto un fantasma?— sin embargo, su sonrisa fue desvaneciéndose poco a poco cuando empezó a notar que Jungkook había empalidecido aún más y que sus ojos habían comenzado a humedecerse. Taehyung frunció el ceño. —Hey...—le dijo esta vez acercándose a él lentamente, acariciando sus brazos.—¿Qué suce-...

En ese instante, el móvil del chico comenzó a sonar entre sus manos. Titubeó por un momento en si contestar sería una buena idea, porque tenía a Jungkook en frente de él bastante mortificado y la idea de eso le hacía desesperarse muchísimo. Era él antes que nadie.

Pero Jungkook, doblando la nota detrás de él y escondiéndola entre su ropa, le susurró con una sonrisa:—Contesta, no pasa nada.


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[6:21 pm, del mismo día]


La inesperada llamada del jefe de Taehyung había sido para dos cosas importantes: la número uno, para felicitarle por su cumpleaños y la siguiente, para recordarle que debía volver a la oficina de policía cuanto antes.

Y la verdad es que después de una larga jornada de trabajo, Taehyung por fin sentía que las cosas en la oficina volvían a tomar forma.

Tenía que admitir que todo esto de su cumpleaños se había salido un poco de control y que en el proceso, había dejado un montón de cosas pendientes que necesitaba volver a retomar.

Siendo casi seis y media de la tarde, Taehyung se preparaba para dejar el puesto, manejar su camioneta y recoger a Jungkook del hospital antes de que anocheciera aún más. Y sí, lo hacía porque era un sobreprotector de primera y porque, si tenía que ser honesto, quería verlo cuanto antes, pues parecía que algo en el castaño no andaba bien. Aunque lo hubiese negado todo en la mañana.

Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora