19. Unas cuantas copas de más.

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[2 de diciembre, media noche]


Uno, dos, tres... Taehyung golpeaba duro contra el saco de boxeo. Sus músculos estaban respondiendo muy bien, o quizás sólo se debía a que llevaba un enfado inmenso dentro de él. Un enfado que lo había llevado a encerrarse en el gimnasio por durante más de tres horas bien trabajadas.

Ahora mismo estaba sudado, sin camisa, respirando despacio y sintiéndose mucho mejor gracias a ese merecido desfogue, después de tantos momentos tensos que últimamente le había tocado pasar. Y que por supuesto, tenían nombre y apellido: Jeon Jungkook. Pensar en él le hacía querer volver a golpear el saco de arena duro con todas sus fuerzas. Porque solo aquello haría que pudiera desfogarse tanto como quería.

Tenerlo cerca era un vaivén infinito de emociones intensas que le angustiaban de muchas maneras. Y no podía seguir haciéndose la cabeza un lío por eso. Pasaba más tiempo pensando en él, en lo que estaba sucediéndole, que en la misión en general. Había tantas cosas que no había hecho, como llamar a Hyungsik, por ejemplo, lo cual significaba que su concentración empezaba a inclinarse hacia otro lado.

Hacia un lado que no podía ser, por nada del mundo.

Su misión era una sola: llevarlo a Corea del Sur. Necesitaba solo enfocarse en eso, en ver que él esté a salvo y nada más. Nada de emociones, nada de estupideces, de cursilerías, de besos y demás. Las cosas estaban claras, solo necesitaba empezar a ponerlas en práctica.

Taehyung salió del gimnasio, con el pecho descubierto y con una toalla deportiva colgando en su hombro derecho. Cuando llegó a la primera planta, se dio una vuelta por la cocina para tomarse algo que pudiera recomponerlo después de esa jornada de ejercicios. Y entonces lo vio...

La puerta de la cocina estaba medio abierta y podía verse con claridad lo que estaba pasando en la sala de estar. Y lo veía a él, a Jungkook, tendido sobre el sofá, de espaldas y con las piernas recogidas, riéndose de quién sabe qué. El chico se acercó un poco más a la puerta, ahora con cierta adrenalina recorriéndole el cuerpo.

Jungkook estaba ruborizado, despeinada y tenía una pinta que él ya empezaba a reconocer... Y supo que sus suposiciones eran correctas al observar detrás de él, una botella de Jack Daniels sobre la mesita de centro.

Joder...

Entonces, Jin entró a la cocina, riéndose también.

—¡Taehyung! —el muchacho le saludó, de buen humor, aparentemente ya un poco movido por los efectos del whiskey. —Te estábamos buscando.

—Dime por favor que él no está...

—¿Dónde te habías metido?

—Dime que no está borracho. —los puños de Taehyung se endurecieron de inmediato al pronunciar esas palabras. La intensidad de su furia empezaba a ascender por su cuerpo.

—Solo se le ha pasado un poco la mano con el trago...

—¿Me estás jodiendo?—gritó, bajando la voz de inmediato para que el menor no escuchara nada.

—Vamos, Taehyung. Solo estábamos intentando pasarla bien.

—¡Joder!—gruñó el chico, empujando a Jin con ambas manos y haciéndolo tambalear a punto de perder el equilibrio. —¿Por qué demonios lo has hecho tomar?

—Solo nos estábamos divirtiendo ¿vale?, no sabes lo tenso que ha estado Jungkook últimamente, necesitaba relajarse un poco.

Taehyung rió con ironía.

—¿Contigo?—le preguntó, sin poder evitar sus verdaderos sentimientos en cada palabra que decía.

Jin frunció el ceño cuando le escuchó. No era tonto y conocía a Taehyung como a sí mismo, simplemente era difícil imaginar que estaba...

—No puedo creerlo—le dijo con una sonrisa burlona—Estás...¿celoso?

—Púdrete ¿vale? Ahora mismo no estoy para tu humor de mierda —Taehyung abrió la puerta de la cocina y caminó a trancadas en dirección a Jungkook, que estaba tumbado y riéndose sobre el sofá.

Estaba borracho, definitivamente lo estaba, y aún en ese estado de vulnerabilidad se veía muy agradable. Muy guapo. Muy todo. Se odió en ese momento al percatarse de que empezaba a verlo atractivo de todas las formas posibles. Aún cuando debería estar detestándolo por su mal comportamiento, le parecía jodidamente precioso.

—¡Mira nada más quién ha llegado! —el chico abrió los brazos al sentir unos pasos cerca de él. El aliento le olía a whiskey, aún a distancia. Taehyung se pasó las manos por el pelo, nervioso.—¡Es el sr. Gruñón de esta casa!

—Jungkook, párate. —le ordenó él, tratando de cogerlo de los brazos.

—Eh, eh... suéltame, agente. —él se zafó de inmediato, dejándose caer sobre el sofá—Solo me la estaba pasando bien, ¿o eso tampoco puedo hacer?

Taehyung endureció la mandíbula, bastante tenso por su comentario. En especial porque tenía a Jin detrás y sabía que él había sido el causante de todo el estropajo en el que Jungkook se había convertido.

—Deja de mirarme así y ven, tómate una copa conmigo... —Jungkook trató de coger la botella de whiskey, pero sus torpes y temblorosas manos la dejaron caer al piso, quebrándola en pedacitos de vidrio que se esparcieron por toda la cerámica. —Ops...

—Se acabó. —gruñó Taehyung, sin una pizca de gracia en su rostro. Atrapó a Jungkook por la cintura y lo cargó sobre su hombro derecho, como si fuera un bulto liviano. Él empezó a gritar cosas sin sentido y a darle golpes en la espalda a medida que iba avanzando. —Intento ser razonable contigo, pero siempre terminas por colmarme la paciencia. —le dijo al chico, mientras caminaba en dirección a su habitación. —Y será mejor que limpies toda esa mierda ahora mismo, Jin. Si no quieres perder tu trabajo en la mañana. —fue lo último que gritó, antes de desparecer con Jungkook en los brazos, por el pasillo de habitaciones.

 —fue lo último que gritó, antes de desparecer con Jungkook en los brazos, por el pasillo de habitaciones

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D-DAY FINALMENTE SE ESTRENÓ HOY.

Estoy tan feliz de ver a yoongi rompiendo tantos récords, por favor apoyemos mucho su trabajo♡

See you next time:)

-Itori xoxo

Antidote | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora