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Cuando Niall llegó a Inglaterra

Cambiarse de escuela siempre es difícil; tienes que lidiar con la ansiedad de no conocer a nadie, verte con la obligación de lograr hacer amigos y rogar a todos los cielos, dioses, elementos y seres mágicos que no vayan a usarte como el nuevo blanco de burlas. Pero si todo lo anterior es estresante para un niño, el tener que cambiarte de escuela porque también te cambias de país, lo hace aún peor. Y eso es lo que le sucede a Niall.

El pequeño chico de 7 años acaba de llegar a Inglaterra después de haber pasado toda su vida en Irlanda. Es irlandés de pies a cabeza, pero aquí está, asustado y confundido, aferrándose a la pierna de su padre y rogando porque vuelvan a casa con su madre y su hermano. Aún no entiende que sus padres se separaron y no quieren volver a verse, así que se niega a todos estos cambios horribles que lo tienen aterrado.

Sin embargo, por más que le ruega a su padre que vuelvan a su patria, no sucede. Ellos pasan del aeropuerto a una cómoda casa en un tranquilo barrio de Londres, y Niall llora la primera noche porque extraña su casa, sus amigos, y sobre todo, a su madre.

Durante la primera semana en Londres Niall llora porque él realmente no quiere estar ahí. No tiene amigos, ni a su hermano ni a su mamá, y por más que su papá lo consuele y él ame a su padre, no le gusta nada de eso. Debían haberse quedado en Irlanda, nada de esto está bien.

Sin embargo, cuando cumplen dos semanas en esa bonita casa, donde Niall tiene un cuarto para él solo con todos los juguetes que siempre quiso, pero aún así no le gusta del todo por todos los cambios; alguien toca el timbre y su papá va a abrir antes de que tenga tiempo de correr a esconderse.

Entonces lo ve.

Un poco más alto que él, piel color caramelo, suave cabello castaño, ojos azules más lindos que cualquiera que haya visto, sonrisa dulce y voz chillona. Antes de que se dé cuenta, está caminando hacia la puerta para ver de más cerca al chico.

Su padre está en un estado embobado parecido al de su hijo, mirando atontado a la hermosa mujer que acompaña a aquel encantador niño, que ha conseguido que su hijo no salga corriendo a meterse bajo la cama.

-Hola, soy Neve y este es mi hijo Louis; somos sus vecinos. Estábamos de vacaciones, llegamos hoy y nos dimos cuenta que habían comprado la casa, así que quisimos venir a saludar. -La hermosa mujer se presenta con voz jovial, haciendo sonreír a los dueños de casa.

-Hola, yo soy Ryan; este es mi hijo Niall. Un gusto conocerlos -saluda el hombre, estrechando la mano de sus visitas.

Niall nota cómo Louis le sonríe. De pronto ya no tiene miedo de los niños ingleses, porque Louis en particular es un niño inglés que luce muy simpático; además, huele a vainilla, y eso a Niall le gusta mucho.

Está pensando en lo bien que huele el chico, cuando los adultos comienzan a conversar. Al notar aquello, decide invitar a Louis a su habitación, y sorpresivamente el encantador omega acepta.

-Es muy linda. -Louis comenta, mirando los posters y juguetes que hay en la habitación del pequeño alfa.

-Gracias. -Niall sonríe orgulloso.

-¿Te gusta vivir aquí? -Louis pregunta, sentándose en la cama del menor.

-Mmm... no mucho. Extraño mi casa y a mi mami. -Niall responde, haciendo un puchero.

-¿Dónde está ella? -Louis pregunta, frunciendo el ceño.

-Se quedó en Irlanda junto con mi hermano Greg. -Niall suelta un suspiro al decirlo. Habla con ellos todos los días, hacen videollamadas y se cuentan sobre sus días, pero no es lo mismo.

-Oh, ¿y por qué no vinieron con ustedes?

-Papi y mami ya no están juntos, o eso me dijeron; creo que ya no se quieren. -Niall se sienta junto a Louis para poder sentir su aroma de más cerca, y sorpresivamente está siendo abrazado por el omega.

-Lo lamento, creo que sé cómo te sientes; cuando yo era muy pequeño mi papá se fue. Desde entonces sólo somos mamá y yo. -Louis dice, estrechando al pequeño niño contra él.

-¿Lo extrañas? -Niall quiere saber. Se siente levemente aturdido con la cercanía del otro chico, pues Louis realmente tiene un aroma que lo emboba, pero de todas formas se abraza al castaño sintiéndose a gusto, como cuando su madre lo abrazaba.

-No, no era un buen papá. -Louis murmura con tono triste. Niall siente cómo el olor del omega pierde su toque de vainilla y huele como a la tierra cuando se moja en invierno, y no le gusta.

Se quedan en silencio porque Niall no sabe qué decir a eso; no entiende cómo un papá puede no ser bueno, pero está triste porque Louis haya tenido un papá malo.

-¿Cuántos años tienes, Niall? -Louis pregunta soltándolo.

-Siete, ¿y tú? -Niall cuestiona de vuelta, Louis se ve más grande que él, pero no alcanza a adivinar cuan mayor es.

-Nueve. -Louis le sonríe al responder.

Y así, sin saberlo, ambos dan inicio a una nueva y duradera amistad.

Voyeur (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora