Capitulo 34

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Cuando Roger conoció a Rouge. Pensó que era la mujer más hermosa que pudo haber visto.
Esa mirada gentil y desinteresada, ese cabello rubio casi tirándole al rosado, sus pecas.

Ella tenía pecas que la hacían ver hermosa. Ella era hermosa.
De inmediato trato algo con ella.
Aunque ella al verlo no se inmutó. Lo miro, y se volteo.

Fue difícil para el. Ella lo ignoraba siempre que la veía, que eran pocas veces. Rayleigh estaba arto de verlo salir del barco en la mañana y volver en la noche, por que aquella mujer no le dirigió la mirada.

¡Ni si quiera una mirada!—

Es una mujer difícil— Dijo Rayleigh leyendo el periódico.

Roger suspiró. Tenía que intentarlo. Mínimo antes de que se tuviese que ir de la isla.
A si que cuando la vio, le puso las flores de frente.
Ella lo miro, y Roger vio como le regalaba una sonrisa.

Son mis favoritas— Dijo ella. Y Roger pensó que su corazón iba a salir de su pecho.
Roger hizo bien en prestar atención a la flor que llevaba en su cabello la primera vez que lo vio.

Lo tendré anotado— Dijo Roger. Ella tomó las flores y las olió con una sonrisa.

E-espera.. tu..— Roger no quería que fuese esa pequeña interacción nada mas. Él era avaricioso, quería mas, quería mas palabras, más sonrisas. Más de ella.

Rouge— Finalmente le dijo su nombre, se dio la vuelta y se fue.

Rayleigh recibió a Roger muy contento en el barco. Mientras que gaban y la tripulación se preguntaban si Roger estaba borracho o había bebido mucha agua de mar. 

Roger se fue sin despedirse de ella, lo puso algo de malas. Pero volvería de nuevo. Tenía cosas que hacer.
Meses, pasaron. Pelearon con la marina, piratas, y se divirtieron, se emborracharon, y rieron.
Pero Roger aún no la olvidaba. Volvió otra vez, cuando la vio la miró con una canasta y una flor en el cabello. Roger sonrió.

Nuevamente se puso de frente y le tendió un ramo de flores.

Son tus favoritas— Dijo el. Rouge abrió un poco más sus ojos. Se sorprendió al ver nuevamente. Pero sonrió de inmediato.

Volviste— Dijo ella tomando las flores acercándolas a su cara para olerlas.

Lo hice, tenía que hacerlo— Dijo Roger. A ella le causaba gracia. Ya que este hombre hacía un gran esfuerzo por hablar de esa manera.

Bien, Gol D Roger, parece que vas enserio— Dijo ella con una sonrisa y una mirada fugaz.

Roger se preguntó como sabía su nombre. Seguro había visto carteles de búsqueda. Sonrió, ella sabía que era un pirata. Facilitaba las cosas.

¿Que te parece venir a comer? Pareces un hombre con mucho apetito— Roger sonrió orgulloso. Y si, de inmediato Rouge tuvo a un hombre de dos metros alado de ella ayudándole con su canasta.

En su hogar, Roger no le dejó de preguntar cosas. Cual era su color favorito, su comida favorita, su lugar favorito, mientras ella hacía la comida. A veces no podía evitar carcajearse por lo que el hombre decía.

Ella no era de invitar a nadie a su casa. Pero de alguna manera se sintió en confianza. Sabía que él si quisiera podía asesinarla aquí y ahora. Pero ella se sentía segura.

Basta de mi ¿qué tal si me hablas de ti?— Rouge se dio cuenta de que roger era un hombre avaro y ambicioso, inteligente y duro de roer.
Quería todo del mundo, quería todo lo que podía ofrecer y más.

Rouge estaba intrigada. Al verlo comer y hablarle de mil y un cosas.
Hablaron hasta la madrugada, Rouge estaba contenta de haberle dado la oportunidad.
Y Roger era el hombre más feliz del mundo, le gustaba llamarla su esposa, su mujer, el amor de su vida.

Aunque pronto tendría otro, que nacería dentro de poco.

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