Capitulo 37

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Ace no conocía a su padre. Sabía que estaba ahí, por algún lugar del mundo.
Su madre siempre le decía que no le guardara rencor.

Le era imposible no hacerlo. Lo había dejado a él y a su madre.
Lo veía en los periódicos, en todos lados, Gol D Roger el rey de los piratas era un mal padre, eso era lo que ace quería poner en el periódico.

Lo arrugo y lo tiro a la basura. Suspiró, regresó a casa en donde su madre regaba las flores.
No sabía como ella aguantaba eso, y aún a si hablaba bien de él, como si fuese el amor de su vida.

Ace odiaba cuando le decía que estaba igual a él. Rouge al darse cuenta de eso no lo volvió a decir.

Mamá— Ella le sonrió.

¿Como te fue? ¿Bien?— El asintió. A pesar de todo ace quería ser un pirata.
Quería demostrar que él sería mejor, y que no estaría bajo la sombra de nadie.
Pero su madre, su bella madre se quedaría sola.

Aunque ella le decía que no importaba, que después de todo era su vida. Ace le rompía el corazón que le dijera eso.
Pero a un a si, lo hizo.
Trato de apurarse. Como si no tuviese toda su juventud. Ace se apresuró, se apresuró a ser reconocido como Porgast D Ace, por que si, él jamás dejaría que lo llamaran Gol D. Jamás, honraría a su madre sobre todas las cosas.

Pronto encontró gente buena. Deuce, llegó primero. Ace le encantaba, podía decir que era su mejor amigo, después llegaron más y más.
Ace pudo hacer más travesuras a su lado.

Claro, su primera recompensa fue demasiada. No pudo ser más feliz.
Tenía ganas de ir con su mamá y mostrársela.

¡Volvemos al anochecer!— Grito ace a el resto de la tripulación que estaba en el barco.
Deuce fue el único quien le acompañó a la aldea.

Simplemente bajaron por curiosidad.
Ace no desaprovechó para comprar cosas para su madre.

¿Para tu novia?— Pregunto Deuce. Ace negó de inmediato.

Nah, para mamá— Dijo. Deuce abrió sus ojos exageradamente. Ace no parecía una persona que tuviese mamá, claro sin ofender.

Deuce no se metía en la vida de Ace, en lo absoluto. Cuando visitaron la isla donde ace se bajo solo, no se bajo ni le pregunto para acompañarlo. Ace simplemente se bajo y volvió al amanecer con comida casera que compartió con todos.

Ace se veía más contento.
Siempre que iban volvía con comida y más feliz que nunca.

Deuce se encargaba siempre de notarlo.





Últimamente. Ace escuchaba mucho de los Yonkos. Se preguntaba por qué eran tan importantes.
A él no le importaba en lo absoluto.

Pero el error de que uno de los suyos se metiera con un emperador del mar.
Le costó demasiado a Ace.
Tuvo que presentarse, ante el emperador del mar.
Kaido el rey de las bestias.

Ace fue iluso, en cuanto quiso rescatar a su compañero fue atacado.
Junto a su tripulación fueron atacados por el ejército de las bestias, wano era una tierra muy extraña, ace no tuvo tiempo de ver las cosas a detalle a decir verdad.

Tenía una misión y planeaba completarla.

¡¿Ah?! ¡¿Quien eres tú mocoso?!— Ace gruñó, Kaido. Su haki era poderoso, incluso más que el de el. Pero ace jamás iba a retroceder, nunca. El venía por la vida de uno de sus compañeros.

Deuce, encárgate de buscarlo— Deuce dudo, pero al final decidió confiar en Ace.

Ace se sobreestimo, de un solo golpe, de kaido salió hasta la playa que había en wano.
Ace escupió sangre.
Ni si quiera le dio tiempo de recuperarse.
Ya que se había vuelto un tipo de dragón. Ace atacó, atacó con su haki y su fruta.

Tu cara me es conocida— Al escuchar eso, Ace se enojó. El fuego inundó el lugar.
Ace estaba furioso.

Pero la furia no le ayudó en lo absoluto. Le dolía el cuerpo. Y kaido se veía como nuevo mirándolo con una sonrisa arrogante.
Pero ace no iba a retroceder.

Aún en el piso. Kaido sin ser un dragón lo tomo de la cabeza. Lo acercó a él y lo estudió con la mirada.

Eres.. ¿algún pariente de Roger verdad mocoso?— Ace escupió enojado no bajo su mirada.

¡No tengo nada que ver con el!— Dijo mas que enojado. Kaido río, conocía ese coraje, estaba familiarizado ya que tenía un mocoso parecido.

Kaido lo soltó. Lo soltó y retrocedió levemente. Ace se extrañó levantando su cara de la arena.
Volteo a donde miraba kaido. Y lo vio.

Vio a los piratas de Roger, y al mismísimo rey de los piratas mirándolo, recargando su espada en la arena, mirándolo con unos ojos bastantes expresivos.

Ace no pensó en nada, por un momento se le olvidó su odio, pensó en su madre cuando hablaba de él, la sonrisa en su cara.

Papá..— Fue un suave susurro que salió de los labios de Ace.

Roger desvió la mirada de su hijo, y miró a kaido. Quien pronunció el nombre de Roger. Mirando a ace en la arena y a Roger.

¿Es tu mocoso Roger?— Preguntó el rey de las bestias.

A si es— Dijo Roger. Ace escuchó unos pasos. Deuce. Venía corriendo hacia a él.
Le ayudó a levantarse.

¡¿Que hace aquí Gol D Roger?! ¡Maldita sea! ¡Tenemos que escapar!—Deuce gritaba susurrando. Ace solo escupió sangre. Asustando a su amigo quien lo sentó en la arena.

¡¿Ace?! Dios mío, ¿que te hizo? Maldita sea, ey, no te duermas— Ace sentía como sus ojos se cerraban.
¿Por que su padre estaba aquí? ¿Había venido por el? ¿Que era lo que pasaba?

¿Por qué el rey de los piratas había venido a intimidar a kaido?

Ace después no se enteró de lo qué pasó. Pero escuchaba la voz de Deuce.
Escucho la voz de sus compañeros.

Cuando abrió los ojos los miro a todos, alrededor de su cama. El que había sido capturado por kaido, estaba llorando pidiendo perdón y los demás traían comida por montones.

¿Que..? ¿Que fue?— Deuce le revisó todo el cuerpo. Ace no dijo nada. Y espero a que Deuce le explicara.

Gol D Roger nos ayudó, y nos dio la medicina que nos hacía falta... intimido a kaido ¡¿puedes creerlo?! Fue genial— Ace trago, le pidió más detalles. Deuce dijo que después de eso se fueron y ya.

Ah, y me dieron esto..— Ace miro la caja. En ella había una flor dorada, ace la reconoció de inmediato, era la flor que usaba usualmente su madre en el cabello.

Maldito viejo— Dijo Ace, deuce lo miro. Seguro tanto golpe había afectado la cabeza de su capitán.

Cuando Ace se recuperó fue a donde su madre para darle la flor.
Su madre sabia de quien venía, ya que la flor tenía dos letras R en el tallo.
Ace solo se alegró de ver a su madre feliz.

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