CAPÍTULO 39

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° ° °
El extranjero
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Ella había regresado. La escuché... «Parece que te estás divirtiendo, Ishigami». Eso dijo, me miró con desprecio, sabía cómo era esa mirada, y después se fue. Estoy loco.

No quería volver a verla, quería olvidar que existía y ahora no podré. No importa cuanto haya cambiado, o cuanto haya pensado que cambié, porque voy a seguir recordando todo lo que hice, una y otra vez, sin descanso. Tenía un nudo en la garganta y el estómago vacío. En un momento que no recordaba, todo a mi alrededor se volvió gris y una enorme equis reemplazó el rostro de todos en la escuela. ¿Por qué estaba tan emocionado...?

—Ishigami, no te alejes —gruñó Onodera. Si no fuera por su inconfundible cabello no sabría quién era—. Al menos mírame a la cara cuando te estoy hablando.

—¿Pasó algo...?

—El capitán te llama, así que ven conmigo. —Agarró mi muñeca—. Ya deja esa cara larga, no estamos en un funeral, es una competencia.

Llegamos con el capitán, él sostenía su tobillo, dijo que se había tropezado intentando saltar un barandal. Todo el equipo equis comenzó a llamarlo idiota.

—Ishigami, tienes que correr en mi lugar. —Sonrió, bueno eso me pareció, apenas podía saber que decía—: Escuche historias de ti en la secundaria y decían que eras el más rápido en toda la escuela.

—¡Ya van a empezar! ¡Tienes que ir a cambiarte! —Una chica me dio una palmada en la espalda. Lo sé porque su mano se sintió suave. Es seguro que después se arrepentirá de haberme tocado.

La carrera de relevos era el evento más popular del festival, y justo yo tendría que participar en él, frente a los ojos puntiagudos de todo el mundo. Estaba en la pista, esperando a que empezara la carrera, o que me dijeran que corriera, o que sonará un silbato, o que algo pasará... ¿Qué es lo que estoy haciendo?

—Ishigami, veo que eres el representante de los animadores, recuerda que ser un ancla es una gran responsabilidad.

—Corre tan rápido como Forest y gana.

¿Shirogane? ¿Caffrey? Son ustedes, ¿verdad? Las equis también están en sus caras...

—¿Ishigami, estás bien? Pareces algo pálido.

—Oye, ¿todo en orden? —Comenzó a darme pequeñas cachetadas en la mejilla, pero no me ayudaron, solo pude asentir para que se fueran.

Las quejas estaban y no sé detenían. Remplazaba a el capitán en la carrera y era obvio que las chicas iban a quejarse. El problema no era que el capitán faltara, el problema era que yo estaba ahí... o tal vez si eran ambas cosas, no lo sé...

Cada vez que salgo de mi zona y soy feliz, termino fracasando. Quisiera que todo fuera un sueño y pudiera volver a cuando todo estaba en orden; solo una segunda oportunidad.

—Ishigami, se te cayo el borrador. Ya no seas tan distraído, ¿sí? —Sonrió. Lo más bello que había visto.

Kyoko Otomo, una chica que era mi compañera de clase. Casi no la conocía, así que no pensaba algo en particular de ella, pero a partir de ese momento, comenzó a hablarme cada que podía, ignorando el hecho de que todos los demás me evitaban. Es una buena persona, esa era mi opinión general. Ella no era egoísta y siempre sonreía, el hecho de que hubiera decidido hablar con alguien solitario como yo fue suficiente para que soportara un día más en la secundaria, y sobre todo que nunca le pasará nada a esa sonrisa. Pero los deseos casi nunca se vuelven realidad.

Otomo consiguió un novio, Ko Ogino; nunca olvidaré ese nombre. Él era presidente del club de teatro y tenía muchos amigos. Todo lo contrario a mí. Siempre maldecía a cada pareja que se cruzaba en mi camino, sin importarme nada. Pero con Otomo fue diferente, yo deseé con sinceridad que perdurara su relación, hasta el día en que lo escuché hablar:

¿La vida es una comedia romántica? | Kaguya-sama: Love is warDonde viven las historias. Descúbrelo ahora