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Bellos recuerdos
° ° °En la orilla, listo para zarpar, estaba un barco, donde se llevaría a cabo un evento especial: el mayor de la familia Shinomiya. Disfrutar de las comodidades de ese barco era complicado, el cual solo estaba reservado para casos de extrema confidencialidad, como lo era el matrimonio de uno de sus miembros. Hoy se casaba Kaguya Shinomiya.
Un auto se había aparcado en la playa, del asiento trasero una chica había salido en sandalias, disfrutando de la arena metiéndose entre los dedos de sus pies. Su nombre era Ai Hayasaka, que, por su ropa, se notaba la baja importancia que tenía ella de asistir con vestido a esa fiesta. Hayasaka entró al barco, y al instante, empezó a recorrer varios de los salones en busca de la cocina, porque en la invitación se presumió de un bufé con el mayor arte culinario del país, que al final, resultó no ser mentira. Ella se terminó la comida de toda una mesa.
En una sala, estaba un chico, delante de él había una mesa, la que sostenía con extrema fuerza mientras gritaba: «¡No podré verle la cara al Presidente!». Yu Ishigami estaba preocupado por su futuro, le aterraba el no graduarse, aunque fuera solo una mínima posibilidad. Más tarde, él arregló la mesa y le consiguió un bonito arreglo floral; sin embargo, el miedo aún permanecía en su interior.
En la orilla, cerca de una ventana, estaba una madre junto a su hija observando el mar; el negro y corto de su cabello era un parecido que ambas compartían. Por sorpresa, un hombre tomó de la cintura a la madre, empezando a besarla mientras que la pequeña reía y aplaudía. Nagisa Kashiwagi era el nombre de la madre, Tsubasa Tanuma era el nombre del padre y Maki era el nombre de la bebé.
No necesitaba llevar una botella, puesto que el barco ya tenía un bar. No necesitaba llevar una maleta, puesto que ella iba a dormir en su casa, y no necesitaba llevar un regalo, puesto que en la invitación decía que no era necesario uno. Al final, Miko Iino terminó en el bar, con una maleta llena de ropa que no iba a usar y con un regalo bastante inútil, porque en la entrada, vio un candelabro de cinco hojas, el mismo que ella había comprado esa mañana.
Dentro de un camarote, un chico estaba recostado en su litera, él usaba un par de audífonos. La música sonaba, bailaba a su ritmo mientras cantaba, tamborileando su pierna y golpeando al aire. Neal Caffrey era su nombre. A la habitación llegó una chica, tenía un rostro muy serio, como si estuviera molesta. Ella se acercó y tomó a Caffrey de la corbata, empezando a componer su ya arrugado traje.
—Te dije que este día no. —En pocos segundos, él ya estaba como nuevo—. Ahora, no me hagas volver, tengo hoy mucho que hacer por tía. —Dio media vuelta y se fue.
En otro camarote, estaba la jefa de campaña de un popular candidato. Ella escribía mucho, rotando entre su computadora y papel, incluso llegando a marcar las paredes de la misma habitación. Sin dudas, era una persona muy dedicada, prefiriendo terminar su trabajo antes que salir de fiesta. El saco y los lentes morados le otorgaban una imagen muy seria a Chika Fujiwara.
Miyuki Shirogane, el genio entre genios balanceaba sus pies de un lado a otro en la piscina del barco. Desde hace tiempo, él descubrió cuanto le gustaba sentir el agua deslizándose entre sus pies, acompañando esa experiencia con un cigarro.
Dos meseros transportaban el pastel de bodas, corrían de la cocina al salón de baile. Más a la derecha o más a la izquierda, más arriba o más abajo, de atrás hacia delante, todas eran indicaciones de la anfitriona. Kaguya Shinomiya caminaba alrededor de las decenas de mesas, fijándose en los cubiertos, en los asientos, en las flores y en las luces, aunque ya lo hubiera planeado cientos de veces antes, nunca era suficiente.
—Quiero que todo salga perfecto —dijo Shinomiya.
* * *
El cielo se había oscurecido, los fuegos artificiales empezaron a estallar, y con ellos, una banda de violines se acercó a todas las mesas, tocando una lenta canción. Camareros, empujando carritos de comida, fueron de mesa en mesa repartiendo el menú entre los invitados, pero al llegar al centro, un empleado notó que una mujer no había volteado a ver su plato. Él se indignó y, rápidamente, le preguntó a la mujer al respecto. Ella contestó:
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¿La vida es una comedia romántica? | Kaguya-sama: Love is war
FanficSEGUNDO LIBRO FANFIC. AUTOR ORIGINAL: AKA AKASAKA Esta historia fue la curva que yo necesité para darme cuenta del objetivo al que deseaba aspirar. (Fanfics como este apenas, con mucha suerte, deberían existir)