Prologo, Aemond

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Miro con atención la cabellera castaña que se distinguía entre los árboles que conforman el bosque de dioses.

Su sobrino Lucerys Strong.

Vestía un vestido precioso con los colores de su casa materna, un vestido atrevido que dejaba a la vista su cintura, ombligo y cuello de un rojo sangre que destacaba su piel palida, su cabello castaño chocolate adornado de flores en cada rizo dándole un toque inocente, angelical, bonito.

—No mires mucho a nuestro sobrino — Aegon habló — se presentó como Omega hace una luna— tomo un trago de su jugo con amargura.

—¿Por qué?— preguntó inocente Aemond, mirando a su hermano mayor con ojos grandes y curiosos.

—Por que es un Omega

—¿Eso es malo?— dijo sin comprender, más confundido que antes.

—Si cuando su hermano es un alfa — explicó con simpleza —  Mientras ninguno de nosotros se presente como alfa, Jacaerys será el heredero, un hermano Omega es lo que le viene como anillo al dedo ahora— Aemond no entendía el odio que había en la voz de su hermano mayor al decir lo último.

—¿Pero por qué?— Aemond intentaba, pero seguía sin entender el punto que su hermano le decía con tanta obviedad.

Aegon rodó los ojos con fastidio.

—Por que se va a casar con Jacaerys— dijo ya harto de que su hermano menor no comprendiera.

Aemond frunció el ceño, mirando de vuelta a su sobrino hablar y divertirse con las damas de la corte, su melodiosa sonrisa calentando su pequeño corazón.

—¿Entonces ninguno de nosotros se podrá casar con Lucerys?— dijo asustado.

—Solo si alguno se presenta alfa.

Aemond no durmió esa noche, pensando en esa conversación, en su sobrino y en el futuro.

Debía presentarse como alfa para casarse con Lucerys.

Y eso iba a hacer.

Se busca un buen alfa - lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora