Hermana mayor, Aemond

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Rhaenyra ha estado presente en cada paso que dio en su vida.

Literalmente, en las crónicas que se escriben a diario sobre su familia para que la generaciones venideras conozcan su historia, justo en la página 6 de el capítulo 24, se encuentra el relato de la primera vez que dio un paso, en realidad fue una caminata apresurada de 5 e iba en dirección para encontrarse con su hermana mayor, Rhaenyra lo recibió con brazos abiertos y gritos eufóricos.

Hace mucho tiempo dejo de querer a su madre, muy noble de su parte nunca abandonarla hasta que ella cruzó los límites, pero de no haber actuado contra de su familia, Alicent viviría tranquilamente junto a los beneficios de ser reina madre. Pero su corazón y mente siempre van a algo, Rhaenyra.

Si los bebés pudiesen elegir a sus madres, Aemond hubiera elegido a Rhaenyra.

Incluso como hermana mayor, ella era la mejor, siempre preocupada por los tres, pendientes de recordarles su ascendencia Targaryen y su sangre de Dragón, su hermana jamás los dejó de lado, peleó por ellos con su madre cuántas veces tuvo con tal de pasar una tarde junto a ellos, Rhaenyra los iba a ver al campo de entrenamiento, pasó la presentación de todos sus hermanos (menos la suya) cuidándolos y se esforzó por nunca dejar que la duda, la amargura o el mal entrarán en sus corazones.

Su hermana mayor jamás falló, e incluso cuando su deber como mayor y su deber como madre estuvo en conflicto, aún bajo amenaza, Aemond sabe que Rhaenyra realmente nunca hubiera tenido la fuerza para separarlos a ambos, iba a ceder ante su hermanito y su hijo menor en la locura que ellos llamaban amor.

Por eso se siente bastante apenada cuando sale de sus aposentos, pensando en cómo pedirle a su hermana esto.

Los colmillos de Alfa salen cuando se llega a una madurez, la última línea entre un cachorro y un verdadero dragón, Rhaenyra los había tenido en su noveno onomástico, la alfa más cercana a la que preguntar y a la que confesar, por que si los colmillos de Aemond le han causado tanta molestia, es una señal que ha estado enterrándolos en algo y ese algo está ralentizando todo el proceso de horas a unos días insoportables.

Prácticamente sabe que su hermana le dará un remedio y luego una horrible platica sobre no morder el cuello de su hijo por unos días, aún cuando eso era, imposible.

Pero ella es su hermana y a pesar de lo vergonzoso que será el suceso, Aemond solo confía en ella.

Por ello cuando se encuentra a Larys Strong retiene toda su fuerza para no desenfundar blackfyre en su cadera y hacer trozos a su buen tío.

— ¿Sugiere usted, Lord Larys, que expulse a mi hermana de la fortaleza?

— Mi sobrino no pensó bien la nueva ley de sucesión, existe un bache que puede dar a entender que Rhaenyra es la reina legítima, no la heredera, su hermana podría levantarse contra usted, tengo informantes que lo han escuchado y-

Su cerebro se apaga,  informantes que lo han escuchado, en que momento habría tenido Rhaenyra tiempo de organizar una rebelión contra su hermano pequeño y su hijo favorito, entre el luto de su amor platónico, el luto de su padre, la boda de su hijo, la coronación como heredera y su nuevo asiento en el pequeño consejo ¿Cuando?

Larys es como una serpiente, no evita su pensar Aemond acostumbra a censurar la mayoría de sus pensamientos, pero esta vez los deja fluir,  sisea y sisea, escupe veneno pero nunca muerde, verdes escamas que quieren pasar por las de Vhagar, sin llegar a nada más que una lagartija criolla, observa su boca moverse y casi escucha el cascabel de fondo, su guardia real permanece con que él, los gemelos, el viejo Ser Harold Westerling y Ser Lorent Marbrand, cuatro capas blancas, las otras tres deben de estar con Lucerys.

—Ser Larys — lo rebaja, el de pie zambo frena su vomito verbal y lo observa con algo parecido a la expectativa — es usted mi buen tío, hermano de el padre de mi esposo, su reina, cuñado de la acusada por traición — da un paso al frente y con él, las capas blancas — debería de saber, que mi hermana Rhaenyra es sumamente apreciada por mi, casi como a una madre — el rostro del castaño se desencaja y Aemond sonríe satisfecho, con esa sonrisa que tenia en la cara cuando decapito a su abuelo, a su madre — si quiere hacer uso de sus informantes, encárguese de hacer eco de estas palabras ; cualquiera que intente acusar, amenazar o hablar bajo malas intenciones de la familia real, será cortada su lengua y sus ojos arrancados, deberá pedir perdón a quien falto el respeto durante siete días y siete noches, si quiere ser perdonado, de no buscar perdón, arderá bajo las llamas de la reina dragón, así lo ha ordenado el rey.

— Por supuesto su majestad — Larys sonríe sin llegar a sus ojos, retirándose a paso cojo hasta doblar la esquina.

— atrápenlo, hagan cumplir mis palabras — indica a los gemelos, el viejo guardia y el joven se quedan a sus espaldas — llamad a mi hermana y su cónyuge, informarle a la reina, tendremos juicio por traición a la corona antes del anochecer.

Aemond ya no es el dulce niño que era, pero se está convirtiendo en el alfa que podía defender a su familia, a su reino, a su hermana mayor.

Ahora tiene el poder de devolverle a su hermana algo de lo mucho que ella le ha dado, respeto y seguridad, no dudará en usarlo.

Se busca un buen alfa - lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora